Usted está aquí: viernes 11 de noviembre de 2005 Cultura Murió Emilio Ebergenyi, reconocida voz de la radio y la televisión cultural

Consternación de colegas, amigos y el amplio público que supo cautivar

Murió Emilio Ebergenyi, reconocida voz de la radio y la televisión cultural

Me gustaría que se me ubicara como un ''resonador social'', dijo en entrevista reciente

Sus restos serán cremados y sus cenizas esparcidas en el mar de Acapulco

PABLO ESPINOSA, FERNANDO CAMACHO Y ALEJANDRO GARCIA

Ampliar la imagen El maestro Emilio Ebergenyi ante el micr�o, en Radio Educaci�hace unos d� FOTO Alejandro Garc�Vicente Foto: Alejandro Garc�Vicente

El maestro Emilio Ebergengy trascendió ayer a las 11:30 horas, ''puntual como un programa de radio", según comentó su compañera, la también locutora Hilda Saray.

Sus restos mortales serán cremados y lanzados al mar de Acapulco, como fue su voluntad, así como el tener una vida digna hasta el último suspiro, decisión que también se encargaron de llevar a cabo sus hijos Ingrid y Víctor y su compañera, Hilda, quienes decidieron prescindir de todo medio artificial que prolongara ''una vida limitada" la noche del sábado pasado, luego de una operación de emergencia de la cual no se pudo recuperar.

Emilio Ebergengy ingresó al hospital ABC el sábado. Fue atendido por su médico de cabecera, el doctor Armando Kraus, y por el neurocirujano Roberto de Leo.

Luego del diagnóstico -edema subdural: una acumulación de sangre entre la corteza cerebral y el cráneo-, programaron una intervención quirúrgica de mediano riesgo para el lunes, pero la situación se complicó la noche del sábado, cuando tuvo un derrame cerebral masivo.

Consciente antes de entrar al quirófano, Hilda y Emilio bromearon: ''si me van a operar de la cabeza, al menos que no me extirpen el sentido del humor".

Así será recordado siempre uno de los protagonistas de la cultura mexicana del día a día. Emilio Ebergengy Matos, quien nació en la ciudad de México el 1º de septiembre de 1950 y durante más de tres décadas fue una de las voces más reconocidas y prestigiadas de la radio y televisión cultural del país, especialmente en Radio Educación, donde ya se prepara un homenaje en su memoria.

Por lo pronto, mañana sábado a partir de las 14 horas se realizará una ceremonia informal, pues también fue voluntad de Emilio prescindir de los velorios y los actos religiosos, a manera de despedida en Camino a Santa Teresa 1651, Jardines del Pedregal, cerca del Banco de Comercio Exterior.

Difícil, separarse del micrófono

En una entrevista realizada hace apenas unas semanas y sin saberlo nadie, Emilio vaticinó:

''A mí me sacan de Radio Educación con los tenis por delante. Es muy difícil separarse del micrófono. Cuando me dieron el premio por los 25 años de plaza federal en Radio Educación, me acordé mucho de Chucho Elizarrarás, quien me marcó mucho. Te puedo decir entonces que a mí me sacan con los tenis por delante."

La entrevista fue hecha por encargo de la Revista Tierra Adentro, para un número especial dedicado a la radio mexicana que aparecerá el 15 de diciembre. Le preguntó Alejandro García Vicente:

-¿Te consideras líder de opinión?

-No, en todo caso me interesaría que la gente me ubicara como un ''resonador social", eso es distinto. A mí no me interesa dictarle línea a la gente para que piense como yo. Más bien me interesa que lo que yo hago como locutor sea algo en que la gente se refleje porque es lo que nos pasa a todos. ''Comunicador" tampoco soy. Yo soy locutor, me gusta leer bien, me gusta leer correctamente, me gusta interpretar correctamente los textos, me gusta la entrevista, pero no en esta fiebre que se ha apoderado de los medios en México en las últimas décadas, en donde todo mundo tira de su ronco pecho cualquier cantidad de estupideces.

En medio de la consternación por la muerte repentina de quien es reconocido como la voz cultural de México y como uno de los actores más importantes de entre el amplio panorama de las artes escénicas de nuestro país, el testimonio de sus compañeros, colegas y el amplio público y amigos que lo tenemos en elevada estima, desgranaron la valía y la trascendencia de una vida consagrada al bien común, a la concordia social, a la alegría de la vida, al develamiento de sus misterios y el gozo, siempre el gozo, la ironía amable y la sonrisa plena.

Sus palabras: ''nos vemos, manito, un abrazo".

 
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