Usted está aquí: lunes 7 de noviembre de 2005 Cultura Expone Miguel Angel Alamilla su obra abstracta en el José Luis Cuevas

Miraje está conformada por unos 30 óleos y dos trabajos sobre papel

Expone Miguel Angel Alamilla su obra abstracta en el José Luis Cuevas

Para mí no hay que rebelarse contra las cosas, es mejor saberlo asimilar, asegura

MERRY MACMASTERS

La idea del cuadro como un espejismo en que "uno cree que ve lo que quiere ver", motivó al pintor abstracto Miguel Angel Alamilla (DF, 1955) a ponerle Miraje -palabra que viene del francés mirage, pero que le gustó más en español por su relación con el árabe- a la exposición de alrededor de 30 óleos de diferentes formatos, hechos entre 2004-05, y dos trabajos sobre papel de 2000, que inaugurará el jueves 10 a las 19:30 horas en el museo José Luis Cuevas, Academia 13, Centro Histórico.

Alamilla es "resultado" de una generación de artistas, o de un momento histórico, en el que "nos interesó la abstracción", línea con la cual se comprometió y siempre le ha sido fiel. Respecto de ese interés por lo abstracto expresa: "Hace 30 años no había una información tan vasta como hoy. Sí había, pero costaba un poco más de trabajo o era exclusiva para los interesados. Hoy es tan vasto y tan rico que siento que es un poco difícil saber qué camino tomar. En ese tiempo era hasta mejor porque la poca información que uno tenía la valoraba más, la tomaba más a pecho y te influía más.

"En México, además, estaban los pintores de la ruptura, los abstractos en Estados Unidos y Tapies, aquella generación de los españoles. Todo eso lo va cercando a uno, pero al mismo tiempo lo inspira. Para mí no hay que rebelarse contra las cosas, las influencias y lo que pasa en el momento. Hay que entenderlo a tu manera, saberlo asimilar, disfrutar y de alguna manera intentar enriquecerlo. Pero, sobre todo, enriquecer tu vida con lo que hay. Disfruto las influencias que me tocaron y he podido hacer una vida de pintor, distinta, aparte, pero sin pelearme, sin mayor discusión que la que implica el acto de pintar o de ir más allá en el cuadro con lo que estás haciendo."

-¿Cómo se encuentra lo nuevo después de tantos años de buscar dentro de una sola línea?

-Desde luego todo eso se dice fácil, pero es muy difícil. Es complicado y tortuoso. Es una vida llena de dificultades, de tentaciones, de provocaciones, pero con un poco de sinceridad, de fidelidad a lo que uno ha disfrutado y le ha dado, pues, hombre, es hasta bonito y esto te ayuda a resistir y mantener una claridad cada vez mejor porque también uno, como persona, madura.

-¿En qué consiste su proceso creativo?

-Soy un desorden total. Trabajo como puedo todos los días. Para mí lo importante es amanecer diario con el ánimo de irme a mi taller y ponerme a trabajar. Ya teniendo eso resuelto, entonces, sí me perdono un poco, me consiento un poco y empiezo a trabajar por donde sea o donde en ese momento me parezca. Voy resolviendo cosas y me voy planteando otras. Tomo una tela, la cambio, empiezo otra, en fin, no tengo nada riguroso. Lo único estricto es, digamos, la idea de que voy a hacer una exposición y tiene que haber una cierta relación de lo que quiero presentar como un conjunto. De allí en adelante me libero totalmente. Muchas cosas no me salen, otras sí.

-¿Trabaja directamente sobre la tela?

-Sí, pero en mi caso siempre dibujo antes. Tengo una formación de dibujante, entonces, no lo puedo evitar. No quiero decir que me planteo el cuadro de antemano, pero sí empiezo a dibujar sobre la tela siempre. A veces ese dibujo se pierde, no llega al final, pero sí fue el planteamiento que dio estructura al cuadro.

-¿Cómo saber cuando el cuadro está terminado?

-No lo sé. A veces es una decisión mía, pero no siempre. A veces descubro que ya está terminado cuando quiero retomarlo. Otras veces me sorprende y decido terminarlo de inmediato. Es como una especie de intuición que hay que saber escuchar.

Alamilla anota que el museógrafo de Miraje, Manuel Alegría, decidió incluir las dos obras sobre papel porque abren camino a los óleos. "Al menos en mi caso -apunta- nunca sé qué va a pasar. Practico la pintura, busco cosas, sugiero, encuentro y me va dando ideas. De repente sin darme cuenta, ya voy caminando en una dirección.

"Siempre es el mismo cuadro, soy el mismo pintor, hago lo mismo. Pero, la pintura avanza, camina y uno no tiene más que seguirla."

 
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