Usted está aquí: domingo 6 de noviembre de 2005 Sociedad y Justicia México, con graves rezagos en la atención a personas con insuficiencia renal: experto

Existen en el país 40 mil pacientes afectados por el mal y cada año se suman 5 mil

México, con graves rezagos en la atención a personas con insuficiencia renal: experto

Sólo 750 médicos especialistas atienden a los enfermos en todo el territorio nacional

Es urgente informar a la sociedad sobre el padecimiento, el cual es totalmente prevenible

ANGELES CRUZ MARTINEZ

La insuficiencia renal es una de las principales complicaciones de la diabetes. Afecta a unas 40 mil personas en México y cada año se suman 5 mil nuevos enfermos, cuya atención se dificulta por la carencia de especialistas y los elevados costos de las medicinas. A pesar de ser un problema totalmente previsible, no existe en el país una estrategia para evitarlo o, al menos, retrasar su aparición, afirmó Héctor Pérez Crovas, jefe del servicio de hemodiálisis del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.

El especialista aseguró que la infraestructura sanitaria es totalmente insuficiente para atender la demanda de servicios médicos de quienes presentan daño renal. De hecho, dijo, México "nunca ha tenido" una oferta adecuada de apoyo clínico a estos pacientes.

La problemática es compleja, principalmente debido al elevado número de personas que están en riesgo de que su riñón deje de funcionar en forma adecuada. En nuestro país, la diabetes es la principal causa de muerte por enfermedad, y de acuerdo con la información oficial más reciente, hay 6.5 millones de personas afectadas, cifra que se duplicará en los próximos años.

Pérez Crovas comentó que la mitad de los diabéticos presentará insuficiencia renal después de 10 a 15 años del inicio de la alteración de los niveles de glucosa en sangre, sobre todo si en ese tiempo no han mantenido un control clínico adecuado de su enfermedad, lo que ocurre en la mayoría de los casos.

Señaló que si además de la diabetes los pacientes también tienen hipertensión arterial, se eleva la posibilidad de llegar a la insuficiencia renal. La atención del padecimiento requiere de un especialista en nefrología, pero sólo existen 750 médicos que, por supuesto, dijo Pérez Crovas, están imposibilitados de satisfacer la demanda de servicios clínicos.

Mucho menos posible es que estos expertos adviertan a la población en su conjunto sobre los riesgos de la insuficiencia renal y los mecanismos para prevenirla.

Pérez Crovas resaltó la importancia de informar a la sociedad sobre este padecimiento, totalmente prevenible, y con altas posibilidades de control si se diagnostica en sus etapas iniciales.

No obstante, en México, los pacientes llegan a los servicios médicos cuando su organismo está intoxicado por la disfunción renal. En estas condiciones, comentó, la rehabilitación se vuelve más compleja y costosa, además de que generalmente se trata de personas que no están bajo una terapia rigurosa para el control de su diabetes y/o hipertensión arterial.

Así, llegan a los hospitales con insuficiencia renal y otros daños en las arterias coronarias, los ojos, los vasos sanguíneos del cerebro y las piernas, entre otros. Estos factores dificultan las terapias y reducen la posibilidades de rehabilitación y mejora en la calidad de vida, explicó.

Pérez Crovas resaltó la importancia de que los diabéticos mantengan un control adecuado de su glucosa, lleven una dieta adecuada y realicen ejercicio. Otra parte fundamental es la vigilancia médica sobre los signos y síntomas que alertan del deterioro en la función renal. Los diabéticos debieran someterse cada seis meses a estudios de laboratorio de orina y sangre a fin de que el médico observe los niveles de creatinina y urea, indicó.

Estas medidas permitirían a los diabéticos evitar la insuficiencia renal, la cual una vez que aparece, tiene como única alternativa los procedimientos de diálisis y hemodiálisis que sustituyen la función renal, altamente costosos para las instituciones y con una limitada oferta de calidad de vida para los enfermos. En los mejores casos, con un diagnóstico temprano es posible preservar la actividad "limpiadora" de los riñones por más tiempo. Después, la única alternativa es un trasplante del órgano dañado, siempre que el paciente se conserve en buenas condiciones físicas y sin afectación en otros órganos, advirtió Pérez Crovas.

 
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