Usted está aquí: sábado 5 de noviembre de 2005 Opinión LOS DE ABAJO

LOS DE ABAJO

Gloria Muñoz Ramírez

LA VIOLENCIA EN París no se inició la semana pasada. Es desde hace meses la política de cero tolerancia contra los inmigrantes y barrios marginados de la capital francesa. En el transcurso del verano pasado una serie de incendios en departamentos de inmigrantes provocó la muerte de decenas personas, la mayoría residentes africanos cuyas condiciones de alojamiento provisorio se habían hecho relativamente duraderas.

UN EDIFICIO INCENDIADO, aparentemente de forma accidental y por malas condiciones del inmueble, se encuentra casualmente en una zona de alta especulación comercial. Las autoridades francesas, lejos de proporcionar mayor seguridad a los edificios habitados por miles de inmigrantes, aprovecharon el siniestro para legitimar la ejecución de un "plan limpieza" en inmuebles que hasta el momento habían escapado a la especulación. El operativo es simple y terrible: bajo la mirada de los vecinos estupefactos, un grupo de enardecidos policías derriba puertas y saca a patadas a hombres, mujeres, ancianos y niños de sus casas.

DESDE ENTONCES SE REPITE casi a diario el mismo escenario. Con lujo de violencia se expulsa a quienes "hay que salvar del peligro", pues habitan en edificios de repentino alto riesgo. En el suburbio de Montreuil la policía expulsó con lujo de violencia a ocho familias africanas, provocando un enfrentamiento en el que participaron los vecinos del barrio.

SON MUCHAS LAS HISTORIAS que preceden la violencia actual en las calles parisinas. El señor Liangbo Pan, chino, residente en Francia desde 1999, tiene el triste privilegio de ser el número 12 850 en la lista de extranjeros expulsados desde enero de 2005, gracias a la diligencia de los servicios del Ministerio del Interior.

FIRDAOUS Y WAEL MEKHELLECHE, de siete y tres años de edad, han sido brutalmente separados de sus padres de origen argelino. Su madre fue detenida cuando se presentó en uno de los numerosos centros de retención donde los extranjeros sin papeles esperan ser deportados del país, para llevar el pasaporte de su marido, arrestado el día anterior en una redada policíaca.

NO ES NUEVA LA POLITICA migratoria en Francia contra los llamados sin papeles, pero en los últimos dos meses son innumerables los desgarramientos sufridos por los inmigrantes africanos. La ofensiva se manifiesta mediante expulsiones y redadas, reviviendo entre la población el temor al "foráneo que viene a despojarnos de lo nuestro", en un periodo de crisis en que el desempleo asedia a un número creciente de la población de Europa.

AL MISMO TIEMPO se extienden mecanismos de solidaridad y denuncia desde abajo.

EL COMITE DE SOLIDARIDAD con los Pueblos en Chiapas en Lucha, en París (del que retomamos la información para esta columna), señala: "nos parece urgente y necesario hacer un llamado internacional e invitar a personas y organizaciones solidarias a denunciar ante todas las representaciones correspondientes la cacería humana que se ha desatado en nuestros países y el uso selectivo del terror que hoy se está volviendo cotidiano".

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