Usted está aquí: sábado 5 de noviembre de 2005 Mundo Piden socialistas a Chirac ofrecer excusas a la población marginada

Se extiende la rebelión a las ciudades de Estrasburgo, Rennes y Toulouse

Piden socialistas a Chirac ofrecer excusas a la población marginada

Suman mil 511 los vehículos quemados en ocho noches de disturbios en París y 203 los detenidos

Desde hace tres días las calles de la capital francesa lucen vacías por temor a los enfrentamientos

YURIRIA ITURRIAGA CORRESPONSAL Y AGENCIAS

París, 4 de noviembre. Cuando suman mil 511 los vehículos quemados en ocho noches de disturbios en los barrios pobres de la periferia parisiense y 203 los detenidos por la policía, el Partido Socialista Francés (PSF) llamó al presidente Jacques Chirac a tener un "gesto fuerte" para las familias que han perdido hijos en los suburbios (la banlieu) y ofrecer "excusas" a la población marginada de la periferia urbana de esta capital por el abandono de años.

Los actos de protesta de jóvenes habitantes de las comunidades de inmigrantes estallaron hoy por novena noche consecutiva, y según el primer balance de la policía nacional, a las 23 horas de París 122 vehículos habían sido incendiados en diferentes ciudades.

Tan sólo en localidades de Ile-de-France, donde se encuentra París y su zona metropolitana, sumaban 85 los autos destruidos.

En un nuevo balance al cierre de esta edición, el total de transportes quemados llegó a 774, incluido medio centenar en un estacionamiento al aire libre en Suresnes, al suroeste de París, que hasta hoy había estado en calma.

Por primera vez desde que estalló la crisis, el 27 de octubre pasado, los motines se extendieron a las ciudades de Estrasburgo, en la frontera con Alemania; Rennes, en el oeste del país, y Toulouse, en el suroeste.

El conflicto en los suburbios tuvo hoy sus primeros efectos internacionales, cuando la embajada de Estados Unidos emitió una señal de alerta en su sitio de Internet en que advierte a turistas estadunidenses que se abstengan de acudir a las zonas afectadas.

El gobierno de Portugal alertó también a sus ciudadanos.

"Aunque los disturbios han sucedido en áreas habitualmente no frecuentadas por turistas de Estados Unidos, los viajeros deben saber que el trayecto en tren desde el aeropuerto Charles de Gaulle al centro de la ciudad a veces podría estar interrumpido, debido a que pasa cerca del área afectada", indicó la embajada.

La reacción de la misión diplomática ha estado precedida por informaciones de la prensa y la televisión estadunidenses, que describen los hechos con títulos como "París en llamas".

Al cumplirse una semana de disturbios, las principales televisoras estadunidenses mostraron imágenes de autos en llamas y algunos de los enfrentamientos entre jóvenes y policías antimotines.

Un comentarista de la cadena CNN afirmó que existe el riesgo de "guerra civil" y de la intervención de tropas.

El diario The New York Times dedicó un comentario editorial a los acontecimientos y en él cuestionó la reacción del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, quien la semana pasada describió a los amotinados de "escoria" y "chusma" de la periferia urbana.

El rotativo destacó además que los actos de protesta se centren en la destrucción de vehículos y afirmó que "los que queman autos y tiran piedras a la policía son hijos de inmigrantes árabes y africanos, en su mayoría creyentes musulmanes, que nunca fueron integrados a la sociedad francesa".

También en el resto de Europa la crisis de los suburbios parisienses ha despertado el interés de los medios, con referencias a "la guerrilla urbana" francesa y la "intifada de la banlieu".

El diario de Munich Süddeutsche Zeitung puso de relieve que Sarkozy "está convertido en la cara del odio para los carecen de esperanza en los suburbios".

The Times, en Londres, lanzó su crítica directamente al presidente Chirac al afirmar que del Palacio del Elíseo (sede de la presidencia) a los suburbios "hay sólo nueve kilómetros, pero años luz" de distancia.

El tono de las críticas de líderes políticos de la oposición de izquierda aumentó este viernes, luego de que el jueves por la noche los disturbios llegaron hasta ciudades de la provincia, incluidas Marsella, en el sur del país, y Dijon, en el sureste del territorio francés.

Exigen la renuncia de Sarkozy

Los socialistas evitaron pedir la renuncia de Sarkozy, pero legisladores del Partido Comunista francés afirmaron hoy que la política del ministro del Interior es "irresponsable" y que debe considerar "seriamente" su renuncia.

"Sarkozy no ha perdido ocasión de estigmatizar a los habitantes de barrios enteros", dijo el diputado Vert Noël Mamère. Agregó: "se ha comportado como un verdadero pirómano, un jefe de guerra, al pronunciar palabras que hieren y estigmatizan".

Por el contrario, el portavoz del PSF, Julien Dray, dijo que una eventual renuncia de Sarkozy no remediará los problemas de las zonas pobres suburbanas. En cambio, puntualizó, "hace falta" que el presidente Chirac exprese disculpas a las familias afectadas.

Los hechos violentos comenzaron el 27 de octubre pasado después que dos adolescentes de ascendencia africana murieron electrocutados en una planta de la compañía estatal de energía, en Clichy-sous-Bois.

La noche del jueves al viernes es hasta ahora la más desastrosa. La policía nacional informó que los motines de jóvenes en los suburbios parisienses y en cuatro localidades de la provincia arrojaron un saldo de 754 vehículos incendiados, incluidos 23 autobuses de un estacionamiento en la municipalidad de Trappes.

Sobre las causas de los disturbios, el diario Le Monde puso en duda las afirmaciones de Sarkozy -vertidas en entrevista con la televisión local, el jueves anterior- en el sentido de que la violencia "no tiene nada de espontánea" y ha estado "perfectamente organizada", lo que coincide con la interpretación de un sindicato policial conocido como Synergie.

El líder de esa organización, Bruno Beschizza, afirmó que los amotinados en la periferia parisiense son guiados por "islamitas radicales", que "entrenaron y manipularon a los jóvenes".

La televisión francesa vacila entre informar y manejar los hechos con cautela para no provocar que los motines se expandan a otras ciudades. Y en París se siente el miedo: no hay gente en la calle desde hace tres días.

 
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