Usted está aquí: sábado 5 de noviembre de 2005 Ciencias Murió el biólogo cubano Misael Bordier, descubridor del escozul

El científico encontró el uso anticancerígeno del veneno del alacrán azul

Murió el biólogo cubano Misael Bordier, descubridor del escozul

Su sepelio en Guantánamo fue una manifestación de duelo popular, afirmó su ayudante José Ramón Alonso

Avanzan los preparativos para el futuro registro sanitario del hallazgo

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 4 de noviembre. El biólogo cubano Misael Bordier, descubridor del uso anticancerígeno del veneno de un alacrán, murió a los 59 años, entregado a la investigación de ese recurso terapéutico en su natal provincia de Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba.

"Su sepelio en la ciudad de Guantánamo fue una manifestación de duelo popular", dijo a La Jornada vía telefónica el médico y profesor universitario José Ramón Alonso, quien trabajó con Bordier en la década pasada. "Miles de personas se reunieron para despedirlo, muchos pacientes le agradecían seguir vivos".

Bordier, graduado en ciencias naturales en la Universidad de Oriente, de Santiago de Cuba, sufrió un infarto cuando realizaba un viaje de trabajo a la ciudad de La Habana el domingo pasado, informó su hermana Matilde.

Tras el percance, que ocurrió a bordo de un autobús de pasajeros, el cadáver fue devuelto a Guantánamo, donde fue sepultado este jueves.

Después de una década de trabajo, Bordier descubrió en 1990 que el veneno del rophalurus junceus, un escorpión azul que habita y se reproduce en cautiverio, puede usarse en algunos casos de cáncer como tratamiento alternativo, mediante una fórmula diluida, que ahora se conoce como escozul.

El alacrán azul es endémico de Cuba, se sabe de su existencia en Guantánamo y en la provincia occidental de Matanzas, aunque también ha aparecido en Haití y en la República Dominicana.

El biólogo obtuvo la patente en 1995. Su hallazgo provocó una explosión internacional de interés y puso al escozul en la ruta de verificaciones en el sistema científico cubano.

"La principal característica de Bordier fue su sentido humano, por el cual la gente le tomó gran cariño", dijo Alonso, quien formó parte del equipo de trabajo que investigaba el escozul en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo.

Los resultados del tratamiento derivaron en que "muchas personas encontraron alivio en el escozul, en algunos casos fue una forma más de luchar contra esa terrible enfermedad", señaló Alonso.

Explicó que Bordier llegó al inicio de su investigación en forma casual, cuando en una ocasión observó a un alacrán escapando de una tumba en un cementerio y se formuló una gran cantidad de preguntas.

"Después yo diría que lo caracterizaba su tenacidad. Fue muy valiente a la hora de defender su trabajo, sus principios y sus posiciones, inclusive en las mayores adversidades."

Alonso recordó que Bordier llegó a estar solo frente a sus proyectos, cuando a principios de la década de los 90, en el arranque de la crisis económica en Cuba, se redujeron drásticamente los recursos para la investigación.

"Se quedó solo, preparando el medicamento", recordó Alonso. "Fue precisamente en esas fechas que comenzó a utilizarlo en humanos".

Simposio Internacional de Toxinología, en su honor

El especialista, autor del libro Los venenos de alacranes: algo más que una alternativa para los tratamientos de cáncer, dijo que del 29 de noviembre al 2 de diciembre próximos sesionará en la localidad oriental de Baracoa el primer Simposio Internacional de Toxinología (estudio de las toxinas), que será dedicado a la memoria de Bordier.

"Fue el promotor y el principal sostén para que ese encuentro se realizara", señaló Alonso. Al simposio han confirmado su asistencia investigadores de Argentina, Colombia, Chile, España y México.

Según el diario oficial Granma, hacia 2003 la experiencia había culminado en el tratamiento de más de 70 mil personas y se reportaba "notable mejoría, incremento de la calidad de vida y erradicación total de protuberancias en la mayoría de los enfermos" de ciertos tipos de cáncer.

El escozul salió de la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo para ser una investigación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, dirigido por el Instituto de Oncología y Radiobiología, con marca de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial.

El Ministerio de Salud Pública (Minsap) informó el año pasado que la empresa farmacéutica Labiofam, con asesoría del Centro para el Control Estatal de la Calidad de los Medicamentos, inició la preparación de un ensayo clínico para el futuro registro sanitario del escozul, aunque aún no lo reconoce legalmente como medicamento.

En ese informe, el Minsap dijo que no disponía de una "evidencia científicamente documentada y reconocida por las autoridades sanitarias" de Cuba, respecto al efecto del escozul, y que "no se ha seguido un diseño correcto de investigación.

"La caracterización del producto es insuficiente y su método de producción es totalmente artesanal", señaló el ministerio, en el más reciente reporte público y oficial sobre el escozul, pero precisó que "las referencias sobre sus efectos y curas son sugerentes de una posible actividad y utilidad terapéuticas".

Alonso explicó que el proyecto sigue a cargo de Labiofam, el Instituto Pedro Kouri de Enfermedades Tropicales y el Instituto Carlos J. Finlay.

Su paso por México

El arquitecto Antonio Duek, con quien el doctor Bordier fundó Dellser, la clínica donde se distribuye el escozul en México, declaró que su muerte es una pérdida gravísima para la investigación científica y la medicina. Recordó que en Guantánamo, a donde fue a buscarlo para obtener el medicamento hace años, Bordier recibía a los enfermos y los escuchaba "con paciencia de santo" durante horas.

Convencido de la necesidad de dar a conocer su labor, Duek llevó al investigador a México por primera vez hace cinco años, para crear el centro de salud que proporciona el escozul, y ahora él atiende a los pacientes de cáncer con la misma calidad de su descubridor.

Entrevistado para La Jornada por Clara Huacuja en abril de 2001, durante su participación en el Congreso Internacional de Medicina Tradicional y Alternativas Terapéuticas, que tuvo lugar en el Centro de Convenciones del Seguro Social, el biólogo explico: "Hemos observado mejor respuesta de los pacientes con algunos tipos de tumores específicos, por ejemplo, en el cáncer de pulmón, de hígado, de vías digestivas en sentido general y próstata. Hemos observado que hay una respuesta clínica y de laboratorio positiva que llega a casi 97 por ciento. Cuando decimos respuesta clínica no hablamos de que hay una cura total en 97 por ciento de los pacientes, sino que este porcentaje experimenta mejoría, aumento de la calidad de vida y sobrevida, y en un gran porcentaje cura total del tumor".

Misael Bordier explicaba que "el mundo de la medicina moderna está dominado por las grandes trasnacionales. Un determinado producto requiere de una serie de procesos que conlleva años de trabajo, de estudios preclínicos y clínicos, los cuales estamos desarrollando. ¿Por qué nosotros decidimos pasar este producto al área de la medicina alternativa? Con el objetivo de darles a los pacientes una alternativa previa antes de que el producto transite por todas las etapas de la investigación medico-farmacéutica".

El escozul, informaba el estudioso, no ataca a la célula maligna directamente, sino que actúa evitando su desarrollo inhibiendo la membrana celular y evitando el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos. "Lo que vemos en la información que hemos recogido es que hay tres formas fundamentales de actuar: una es estimulando el sistema inmunológico del paciente, o sea, se ha visto tanto en animales de experimentación como en los pacientes que lo han usado que hay un incremento de los glóbulos blancos de la sangre, o sea, en las células encargadas de la defensa de la inmunidad de la persona. En todos los procesos cancerosos la inmunidad juega un papel importante, e inclusive se plantea que hay algunos tipos de cáncer donde el papel inmunológico es determinante".

"Para los conocedores de la oncología hoy día, se plantea que el cáncer es una enfermedad de membranas, porque de los cambios fundamentales que ocurren en la célula cancerosa alrededor de cuatro de ellos lo hacen a nivel de la membrana celular, que es una de nuestras teorías respecto a la acción del escozul.", concluyó.

 
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