Usted está aquí: jueves 3 de noviembre de 2005 Deportes Diego Armando Maradona: de Villa Fiorito a la conquista del futbol mundial

Se inauguró ayer el museo itinerante del Pibe, en la ExpoReforma

Diego Armando Maradona: de Villa Fiorito a la conquista del futbol mundial

Fotos, videos, playeras, zapatos, trofeos y reconocimientos de la carrera de El 10

CARLOS HERNANDEZ

Ampliar la imagen La playera del 10 con la albiceleste estar�n exhibici�asta el d�13 FOTO Cristina Rodr�ez Foto: Cristina Rodr�ez

A la entrada, una humilde choza con techo de cartón, un anafre, una lavadora oxidada, un viejo colchón, un vetusto radio y una silla con tres patas.

Y escrito a pintura el lugar que Diego Armando Maradona dio a conocer al mundo: Villa Fiorito.

Es "la primera casa" del niño que hipnotizó a todos con la magia de su pierna izquierda -siempre pegada a un balón- y fue conocido después como Pelusa, Diego, Pibe, Maradona...

O, simplemente, El 10.

Después de varias posposiciones por problemas con la aduana, ayer por la mañana se inauguró el M10, Museo itinerante Diego Armando Maradona, que inició su periplo en Argentina, después en Milán y estará en el Distrito Federal hasta el próximo día 13.

Es la historia del "Diego de la gente" desde sus inicios en los llanos polvorientos de Villa Fiorito, su idilio con Boca Juniors, sus claroscuros en Barcelona, su triunfo contra todo pronóstico en Nápoles, su consagración en México 86, su cercanía a la gloria en Italia 90 y su caída en Estados Unidos 94.

Igualmente su homenaje en 2001, cuando advirtió, aunque ya todos lo sabían: "Yo nunca me voy a retirar del futbol porque lo llevo en la sangre, lo llevo en el alma".

Entrevista con Castro

No podía faltar -a tono con la entrevista recién realizada al presidente cubano Fidel Castro- una gorra verde autografiada por el comandante: "Para Maradona en sus 41 con deseos de que los triplique con salud y energía".

Después la rúbrica de Castro y la fecha: 30-10-01. Y al lado la imagen en la que el mandatario parece condecorar a Diego al ponerle su propia gorra.

En fotos, videos, playeras, zapatos, trofeos y reconocimientos los organizadores muestran a "Maradooó-Maradooó" desde aquellos días remotos del inicio de la leyenda:

"A mí me sacaron de Villa Fiorito y me revolearon de una patada en el culo a París, a la torre Eiffel. Yo tenía puesto el pantalón de siempre, el único, el que usaba en el invierno y en el verano, ese de corderoy...

"Tengo un recuerdo feliz de mi infancia, aunque si debo definir con una sola palabra a Villa Fiorito, el barrio donde nací y crecí, digo lucha. En Fiorito si se podía comer se comía, si no, no...

"La primera pelota que tuve fue el regalo más lindo que me hicieron en mi vida. Yo tenía tres años y dormí abrazándola toda la noche."

La primer foto de la muestra es de 1966, cuando ese "chico del potrero", como se define a sí mismo, jugaba en el recordado equipo Cebollitas, ese que ganó 136 partidos seguidos.

Después en las vitrinas se aprecian las rojas y roídas playeras del Argentinos Juniors, su primer equipo profesional.

Los fanáticos pueden apreciar también sus queridas camisetas azul-amarillo del Boca Juniors ("mi viejo me pidió que jugara ahí") y una añeja cinta en la que se lee "capitán", palabra que refleja fielmente la forma en que se comportó cada que tenía los botines puestos.

La historia pasa a su transferencia al Barcelona -con una camiseta de manga larga como recuerdo de esa etapa de "luces y sombras"-, en donde se enfermó de hepatitis, ganó las copas de la UEFA y del Rey (tremenda bronca de por medio con el mismísimo Juan Carlos de testigo).

Asimismo ahí fue fracturado por Andoni Goikoetxea, en lo que definieron certeramente como "el precio de la magia".

Unos pasos después un cartel anuncia el año 1984: "Chau Barcelona. Hola Nápoles".

Una placa hace recordar el "supergol de la temporada 84-85", el 3-0 que logró Diego sobre el Lazio en el estadio San Paolo.

En el calcio se dio "el despertar del ídolo": un subcampeonato, dos scudettos para el menospreciado Napoli, una Copa de la UEFA y una Supercopa.

"Todo en siete años inolvidables llenos de magia", se lee en un cartel, mientras en tres pantallas se ven los goles y las jugadas más importantes de su carrera y se escucha el futbol con ritmo de tango.

El aficionado llega entonces al momento sublime del 10, pero los cristales impiden tocar esa camiseta azul con la que Diego pasó a la historia el 22 de junio de 1986, al lograr dos anotaciones de las que aún se sigue hablando: El gol del siglo y el gol de la mano de Dios.

En video, en secuencia fotográfica y en palabras, se revive el minuto 55 del duelo ante Inglaterra, cuando logró lo que él mismo llama el gol de su vida: "Recibió de Enrique en campo argentino, giró y recorrió terreno inglés dejando en el camino a seis adversarios que no pudieron evitar su golazo".

Adelante, la camiseta verde que Lotar Matthaeus utilizó en el partido final de México 86. El alemán "lo intentó marcar", pero todo se quedó en eso y como prueba de ello ahí mismo se observa una réplica de la Copa.

Después las camisetas napolitanas evocan sus triunfos con el hasta entonces desconocido equipo italiano, en años de títulos que terminaron con el amargo sabor del subcampeonato de Italia 90. Como única remembranza de esa derrota, una foto muestra a un Diego lloroso.

Tampoco se tienen muchos recuerdos de Estados Unidos 94.

Infaltable, por supuesto, se muestra esa imagen en la que el astro grita a todo pulmón su gol ante Grecia, en "un festejo disfrazado de revancha".

Fue su última anotación en mundiales. Después, al dar positivo en un control antidopaje, el torneo terminó para él y se fue con una frase lapidaria: "me cortaron las piernas".

Un sitio especial ocupa su relación con la isla: la gorra autografiada de Fidel, la Medalla de la Amistad de Cuba y el documento con el que recibió, en 2000, la ciudadanía cubana.

La parte final de su carrera se trata someramente: el regreso del hijo pródigo al Boca, con su recordado mechón amarillo, en 1995, y cuando la gloria le dio hasta para establecer un récord negativo en el futbol pampero: errar cinco penales en cinco partidos consecutivos.

Lo dicho: hasta en la desgracia fue grande.

Al año siguiente su participación en la campaña antidrogas del gobierno argentino con un propósito esencial: "Lo hago por los niños. No quiero que se equivoquen como yo lo hice".

El ocaso

Sin embargo, eso no impidió que volviera a dar positivo en el análisis antidopaje y fue suspendido por las reglas del balompié, pero exonerado por las leyes civiles: un amparo le permitió ponerse por ocasión final el uniforme del Boca Juniors.

Fue el 25 de octubre de 1997 cuando pateó por última vez, oficialmente, una pelota de futbol. Y fue ante el eterno rival: River Plate.

"Se terminó el jugador de futbol. Nadie está más triste que yo", definió el día de su cumpleaños 37 al decir adiós.

Regresaría por última vez al rectángulo de su magia en noviembre de 2001, cuando los fieles seguidores a la religión del 10 -Los maradonianos, como reza una gran manta en el amplio salón- le rindieron un partido de homenaje al ídolo nacido en la ya inmortal Villa Fiorito, en una humilde choza con techo de cartón.

El M10 se presenta en la ExpoReforma, en Morelos 67, de lunes a domingo de 9 a 19 horas y el costo de la entrada es de 70 pesos.

 
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