La Jornada Semanal,   domingo 30 de octubre  de 2005        núm. 556

Norma Ávila Jiménez

El Universo:
¿balón de
futbol o dona?

Necientemente fui al estadio de Ciudad Universitaria y al ritmo de cánticos, chiflidos y mentadas, me entusiasmé con los tiros a gol y las escapadas de los carrileros. Aunque suene extraño, el observar al balón me hizo pensar en el Universo: recordé que un grupo de investigadores sostiene que esa es su forma. ¿Cómo ha surgido tal propuesta?

Para poder entrar en el tema, primero es necesario subrayar la existencia de dos tipos de materia desconocidos en el Cosmos: la materia oscura y la energía oscura. La primera, que corresponde al veintitrés por ciento de la materia total del Universo, no ha sido posible observarla; se detecta por la fuerza de atracción que ejerce en los cuerpos cercanos. La segunda, que ocupa el setenta y tres por ciento, tiene una fuerza contraria a la de la primera, esto es, repulsiva, lo que está acelerando la expansión del Universo. Eso quiere decir que sólo el cuatro por ciento de la materia del Cosmos es conocida; entre ésta, la conformante de las estrellas, los planetas o los cometas. Esto lo dedujeron los científicos después de analizar las imágenes obtenidas por el satélite Explorador del Fondo Cósmico (COBE, por sus siglas en inglés), lanzado en 1989, y por la Sonda Wilkinson de Anisotropías del Fondo de Microondas (WMAP), puesta en órbita en 2001. Además, esas imágenes resultaron ser una prueba contundente de la gran explosión que dio origen al Universo, hace aproximadamente trece mil millones de años: muestran la radiación producto de ese Big Bang, distribuida de manera homogénea.

El doctor Tonatiuh Matos, investigador del Departamento de Física del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), explica que la información acerca del total de materia conocida y desconocida en el Universo ha provocado dolores de cabeza a los detectives espaciales, porque al graficarla presenta ciertas diferencias con lo que, deducen, es la densidad total del Universo.

Los cosmólogos tratan de explicar por qué aparecen esas diferencias y eso los ha llevado a plantear diversas geometrías o topologías del Universo: "Un grupo francés propone la existencia de un poco más de materia que la detectada hasta el momento, lo que –de acuerdo con cálculos matemáticos– daría lugar a un Universo con la forma de un balón de futbol; éste se expandería por un tiempo para después recolapsarse."

Si el Universo tuviera "un poquitito menos de materia" que el modelo anterior, tendría forma de silla de montar y se expandería por siempre y nunca se recolapsaría, asegura. Sin embargo, los datos ofrecidos por los satélites COBE y WMAP demuestran que el Universo observable es prácticamente plano. "Imaginemos un globo: si está poco inflado, notamos sus curvatura, pero a medida que se inflara más y más, esa curvatura se irían perdiendo; se entiende por qué en la Antigüedad los hombres pensaban que la Tierra era plana. Probablemente sólo hemos podido observar un fragmento del Universo –la especie de planicie en la que estamos– y todavía nos falta conocer la verdadera forma del Universo a gran escala."

El físico Max Tegmark postula un Universo en forma de dona, y según información proporcionada por el doctor Luis Ureña, investigador del Instituto de Física de la Universidad de Guanajuato, otro grupo sostiene que el Cosmos es una hipérbola con cuernos infinitos. Balón, silla de montar, dona, cuernos... Aunque parezcan descabelladas, no es posible descartar ninguna geometría mientras no se compruebe cuál es la real, asegura el doctor Matos, y esa incertidumbre por no entender totalmente en qué espacio vivimos, remite al óleo Terror cósmico (1954), de Rufino Tamayo: su personaje está ante la noche que lo angustia y envuelve con esa oscuridad centelleante observada desde hace miles de años por ojos ancestros que asimismo se aterrorizaron y embelesaron; lanza un alarido que se pierde en el intrigante Universo que el hombre quiere desnudar.

La existencia de Universos paralelos es otra especulación: "Puede ser posible que vivamos en un Universo de extensión infinita, conformado por múltiples universos regidos por leyes físicas diferentes –señala el doctor Ureña. La raza humana, entonces, ha evolucionado en uno de éstos. Al expandirse nuestro universo visible –o sea, el que podemos observar–, nos será posible ver más y más del Universo infinito (si es que esto es cierto), y por tanto, podremos ver otros universos paralelos." ¿Quiénes y cómo vivirán en esos otros espaciotiempo; qué colores pintarán sus cielos? El Universo, observado desde el juicio estético del filósofo Emmanuel Kant (1724-1804), cae en la categoría de lo sublime, porque es una unidad inconmensurable que rebasa el campo de la lógica para provocar estremecimiento.

El doctor Matos, junto con especialistas del Cinvestav, la UNAM, las universidades Michoacana, de Guanajuato y de Guadalajara, y la Escuela de Física y Matemáticas del IPN, actualmente trabajan en un modelo acerca de la materia oscura en el Universo, que podría dar pautas para conocer la topología cósmica. Su propuesta se basa en la denominada teoría de cuerdas: plantean que las partículas elementales que conforman a la materia oscura, son una especie de cuerdas que vibran, tal como las de una guitarra. "Si se toca una cuerda en do, ésta emite cierta vibración; si es en re, otra diferente. Esto es similar a lo que ocurre en el Universo."

Asegura que su modelo también incluye a las branas, membranas o rebanadas tridimensionales que cortan al Cosmos en segmentos. Nosotros estaríamos en una.

¿Cómo es el Universo realmente? Las leyes de Newton y la Teoría de la Relatividad de Einstein parecen descubrir la punta del iceberg, y ante la avalancha de incógnitas, en ciertos momentos simplemente dan ganas de hacer lo que Van Gogh hacía cuando buscaba un refugio espiritual: "Entonces por la noche salgo afuera (sic) a pintar las estrellas."