Usted está aquí: domingo 30 de octubre de 2005 Opinión "A dónde irán los muertos..."

Angeles González Gamio

"A dónde irán los muertos..."

Los próximos días se conmemoran los Días de Muertos, una de las tradiciones más bellas de nuestro país y que se conserva totalmente viva. Con raíces en la época prehispánica, a través de los siglos ha ido integrando elementos y costumbres extraños y de cada localidad, convirtiéndolas en propias, y enriqueciendo las distintas manifestaciones que se dan regionalmente. Guarda tantos valores culturales, que ha sido declarada por la UNESCO, Patrimonio Intangible de la Humanidad.

En la ciudad de México, no obstante su "modernismo", complejidad y múltiples problemas, se continúa conmemorando y cada año parece haber más ofrendas por todos lados; desde hace varios días se ven expresiones alusivas a estas fechas. En el majestuoso Paseo de la Reforma, en el tramo que cruza Chapultepec, al igual que el año pasado, el gobierno capitalino ha tenido el buen gusto de sembrar miles de flores de cempasúchil, tornando la vía en lo que nombramos entonces como "paseo de oro", por el deslumbrante colorido de esas flores características de la temporada.

Con preocupación nos enteramos hace un par de días que continúa el empeño por meter el ahora llamado Reformabús en la histórica vía, con unas estaciones que sin duda afectarían la imagen urbana; confiamos en la sensibilidad que ha mostrado el actual jefe de Gobierno, Alejandro Encinas, para buscar otra alternativa.

Y continuando con lo amable, como ya se volvió costumbre, este año nuevamente en el Zócalo, la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino instala una ofrenda monumental y ofrece el día primero y el 2, varios espectáculos, entre los que destacan la paricipación de Lila Downs y la orquesta típica de la Casa de la Música Mexicana.

Si no se quiere desplazar lejos de su calpulli, averigüe en su delegación, pues seguro va a haber altares y actividades relacionadas. Una muestra: Ya llegué de donde andaba..., en el Museo Nacional de Culturas Populares, en Coyoacán, donde se van a poder ver altares realizados por migrantes radicados en la ciudad de México, procedentes de los estados de Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Veracruz, Tamaulipas y Puebla. Catorce altares que nos van a mostrar la riquísima diversidad cultural de nuestro país.

Otra opción para los sureños, es el centro cultural Ollin Yoliztli, donde va a poder disfrutar en Bailando con los muertos, ofrendas, bailables, conferencias -ni más ni menos que de los expertos colegas de estas páginas Cristina Barros y Marco Buenrostro-, y va a tener el encanto adicional de una muestra de comida mexicana que ofrecen los restaurantes del rumbo.

Lo que no hay que perderse es la grandiosa ofrenda que crea en el Claustro de Sor Juana la talentosa pintora Laura Arellano, que siempre es una auténtica obra de arte. Este año, en homenaje a la faceta de compositora de Sor Juana Inés de la Cruz, el altar incluye un cuarteto de esqueletos que representan monjas coronadas tocando instrumentos en uso durante el virreinato.

Y ya que esta allí, dése una vuelta en la plaza del costado del Claustro, para apreciar las ofrendas que compiten, junto con las de la Plaza de Santo Domingo, en el concurso que organiza anualmente la Fundación del Centro Histórico; suele haber algunas notables.

Suena muy novedosa la muestra La muerte animada en la cartonería popular, que presenta el Centro Libanés. La auspician la Fundación Alfredo Harp Helú, Fomento Cultural Banamex y el Comité Cultural del Centro Libanés. Por las imágenes que aparecen en la invitación, debe haber obras magníficas, y puede aprovechar para pasar al restaurante y darse un festín con las especialidades de esa región del mundo, que se han vuelto muy nuestras.

Yo no perdono, para comenzar, las hojas de parra rellenas, el kepe crudo, jocoque y el shanklish, ese queso con muchas especias, que cuentan que solían traerlo consigo los migrantes, para irlo comiendo en el largo viaje hasta estas tierras, donde encontraron un hogar y cuya cultura se ha integrado tan armónicamente con la mexicana.

Pero sigamos con el menú: una ensalada siempre cae bien; mi favorita es el tapule, que tiene frescas hojillas de trigo con jitomate picado y especias, y es buen acompañante para el carnero, platillo esencial en la cocina del Medio Oriente; si está bien del colesterol, pida un alambre de hígado y corazón de corderito, y si no, de filete o de cafta, que es la misma carne pero molida y muy condimentada.

Para el postre no puedo dejar de mencionar, como siempre, los pastelillos árabes, que hacen agua la boca con sus sabores a miel, dátiles, almendras, pistaches y anís, envueltos en capitas de pasta filo finísima, dorada y crujiente. Un cafecito árabe es el acompañante perfecto.

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