Usted está aquí: domingo 30 de octubre de 2005 Cultura Música, sombreros al aire, vuelo de faldas... después, la tragedia

Por primera ocasión en un espacio cerrado, el LTCI representa Bodas de sangre

Música, sombreros al aire, vuelo de faldas... después, la tragedia

La Plaza México, nuevo escenario de la tragedia escrita por García Lorca

Unos 170 actores y actrices desplegaron entusiasmo para hacer oír sus voces entre continuos rugidos de aviones

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Aproximadamente una tercera parte del grader�de la Plaza M�co fue cubierto con matas de ma� paja, zacate, avena, magueyes y algunos arbustos. Semeja la ladera envolvente de un cerro sobre el cual se esparcen las chozas del pueblo donde se fragua la historia tr�ca de la mujer que en su noche de bodas dej� marido y se fue con el hombre al que en verdad amaba FOTO Francisco Olvera Foto: Francisco Olvera

Desde que el novio comunicó a su madre el deseo de casarse, hasta que se batió en duelo a muerte con su rival en amores, más de 30 aviones dejaron caer el rugido de sus turbinas sobre el pueblo que le nació a la Plaza México en el ruedo y en parte de las gradas.

A razón de uno cada dos o tres minutos, los aviones, cual cruces voladoras, surcaban el cielo recortado en círculo por la parte alta del coso, ahogando intermitentemente las voces de actores y actrices del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena (LTCI) que protagonizaron la tragedia de Federico García Lorca Bodas de sangre en la plaza de toros más grande del mundo.

¿Cómo se vería desde las aeronaves la espectacular escenografía que Gabriel Hermida concibió para la ocasión?

Aproximadamente una tercera parte del graderío fue cubierto con matas de maíz, paja, zacate, avena, magueyes y algunos arbustos. Semeja la ladera envolvente de un cerro sobre el cual se esparcen las chozas del pueblo donde se fragua la historia trágica de la mujer que en su noche de bodas dejó al marido y se fue con el hombre al que en verdad amaba.

Las acciones principales se desarrollaron al centro del ruedo, sobre una tarima que funcionaba como espacio principal, junto a un pozo, un establo y un riachuelo que descendía del cerro y desembocaba en una pequeña pileta.

La imagen en su conjunto era hermosa y alucinante.

En ese espectacular marco, por primera vez desde que su directora María Alicia Martínez Medrano lo fundó en 1983, el LTCI se presentó en un espacio cerrado.

Quienes tuvieron oportunidad de ver las primeras presentaciones del LTCI tal vez hoy extrañen los escenarios naturales en que solían transcurrir. Como Oxolotán, Tabasco, la comunidad sede del laboratorio, un idílico poblado enclavado en la exuberancia de la selva tabasqueña, a la orilla de un río.

En la memoria, aquellas escenificaciones se antojan de una plasticidad insuperable. Sin embargo, las estampas en movimiento observadas la tarde del viernes no desmerecieron en absoluto.

Ahí, en el inmenso embudo de concreto que ha vivido tardes de triunfo y derrota, de gloria y sangre, de triunfo y muerte, alrededor de 170 actores y actrices desplegaron entusiasmo y entrega, la necesaria para sobreponerse a la enorme dificultad que representaba el paso continuo de los aviones.

Contar aviones, ver pasar uno y esperar el siguiente, podía ser tan estresante e inútil como contar ovejas en una noche de insomnio.

Se esperaba una entrada de 20 mil personas, pero de acuerdo con cifras de las autoridades acudieron 6 mil con boleto pagado que en todo momento se mostraron atentas y respetuosas del esfuerzo de los actores.

Hasta los vendedores de dulces o cerveza se movían y ofrecían con discreción sus productos entre el público.

La parte más gozosa de la obra fue cuando los habitantes de ese pueblo universal concebido por García Lorca festejan la boda, mientras la recién casada prepara la huída con su amante.

Música, baile, gritos. Vuelo de faldas, sombreros al aire, chiflidos. El preámbulo a la tragedia.

Cuando la novia se vio ante la disyuntiva de quedarse con su esposo o irse con el amante, una vendedora de cerveza de plano se olvidó del negocio y se sentó a ver el desenlace de la historia. Como si estuviera ante su telenovela favorita, incitaba en voz alta a la novia a irse.

-¡Vete con él, vete con él!

El beso de los amantes fue ampliamente celebrado por el público, un clamor profundo que se sobrepuso al rugido del avión de las 18:27.

Y después, cuando el marido burlado iba en pos de venganza, la vendedora predecía un final.

-¡Ay, los van matar! Sí, los van a matar. Ni modo, es la ley del Talión.

El avión de las 18:29 coincidió con la aparición sobrecogedora de la muerte en el ruedo, a caballo y merodeante, subrayando el fatal desenlace.

La muerte presidía majestuosa el lugar donde yacían tendidos los cuerpos de los rivales en amores. Desplegó su manto de tal modo que parecía envolver a todo el pueblo, ya en un silencio salpicado por el batir monótono y fúnebre de un tambor.

Todos los actores se retiran hacia el cerro escenográfico y de pronto viran y caminan de cara al público para indicar que la obra ha terminado.

De este modo, la Plaza México abrió por primera vez su puertas a una obra teatral. Ahí, donde además de toreros han pisado y triunfado personajes como Juan Gabriel, Vicente Fernández o Miguel Ríos, esta tarde de viernes triunfó, una vez más, una de las obras mayores de Federico García Lorca, en los cuerpos y las voces de los actores del Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena, bajo la dirección de María Alicia Martínez Medrano.

Al abandonar el asiento que ocupó en la fila 10 del primer tendido, el jefe del gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, se mostró más que entusiasmado al dar su opinión sobre lo que vio:

"Fue bellísima, creo que es una de las mejores puestas en escenas que hemos tenido en la ciudad en muchísimos años. Me gustó todo: el escenario, la puesta en escena, la actitud, la vocación de los actores, todo. Es una obra perfectamente integrada que puede tener una proyección internacional muy importante."

Sobre la asistencia dijo: "Faltó llenar el espacio que era de 20 mil lugares, pero no fue poca gente. Tenemos un reporte de 6 mil boletos vendidos, de tal manera que la respuesta ha sido positiva, se está sentado un precedente. No hay ningún teatro en la ciudad que tenga esa capacidad".

Raquel Sosa, secretaria de Cultura, secundó las opiniones de Encinas y remató: "Si Federico García Lorca reviviera, sería sólo para ver esto".

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.