Usted está aquí: viernes 28 de octubre de 2005 Opinión Gripe aviar: informar a la población

Editorial

Gripe aviar: informar a la población

En medio del bombardeo cotidiano de datos sobre el avance de la gripe aviar en el mundo, no resulta fácil discernir el tamaño del alarmismo ni ponderar la dimensión y la naturaleza de los riesgos reales que enfrenta nuestro país en esta circunstancia. No está claro si las autoridades sanitarias y agropecuarias de la Federación, las entidades y los municipios están haciendo el trabajo preventivo correcto en materia de epidemiología, pero resulta evidente que, en el ámbito de la información y la difusión, existen considerables lagunas y falta coordinación. Es precisamente en ese ámbito, sin embargo, donde deben comenzar las tareas orientadas a controlar una epidemia. Ante la amenaza de propagación en territorio mexicano del virus H5N1, causante del padecimiento referido, la sociedad carece de información coherente y sólida.

Se sabe, en términos generales, que hasta ahora los alimentos no son un vector de contagio de la gripe aviar, que ésta se adquiere por contacto directo con aves ­domésticas o silvestres­ y con sus residuos, y que la Organización Mundial de la Salud considera inevitable una mutación del H5N1 que haga posible la transmisión del virus entre seres humanos. Se sabe, también, que existen algunas vacunas, todavía en fase experimental, para el padecimiento, que los medicamentos capaces de controlarlo están siendo adquiridos masivamente por los países ricos y que, si llegara a producirse una pandemia, no habría en el mundo cantidades suficientes de fármacos para hacerle frente. Estos elementos permiten prefigurar escenarios de tragedia global en los que las muertes de personas se contarían por millones.

Pero no hay que ir tan lejos. Poco se ha dicho, hasta ahora, acerca de los impactos potenciales que una difusión masiva del H5N1 tendría en las economías nacionales y familiares. En el caso de México, una afectación considerable a la industria avícola sería, por sí misma, catastrófica, no únicamente por las personas que trabajan en ese sector, sino también porque el huevo y la carne de pollo constituyen una de las pocas fuentes de proteína animal al alcance de las clases populares.

Hasta ahora, la gripe aviar ha contagiado a dos centenares de personas en Asia, de las cuales unas 70 han muerto, y ha obligado al sacrificio de millones de aves de corral, pero no parece representar una amenaza inminente ni acuciante para América Latina. En la primera mitad de la década pasada nuestro país controló un brote de la enfermedad y desde entonces mantiene controles internos y externos para prevenir un resurgimiento del H5N1. Se tiene, pues, un margen de tiempo y una experiencia acumulada. Por ello, la actual resulta la circunstancia perfecta para emprender un trabajo masivo de difusión hacia la sociedad; la ciudadanía debe saber el ciclo del virus, conocer los síntomas ­en aves y en personas­ y tener presentes los centros en los que se realizan exámenes y diagnósticos. Debe tenerse presente que entre los terrenos fértiles para el surgimiento de una pandemia se encuentran, además de la insalubridad, el hacinamiento y la promiscuidad, la falta de información y la ignorancia.

 
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