Usted está aquí: miércoles 26 de octubre de 2005 Mundo La muerte de Rosa Parks revive la historia de los derechos civiles en EU

Su acto de desobediencia civil en 1955 rompió el esquema legal de la segregación

La muerte de Rosa Parks revive la historia de los derechos civiles en EU

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Ficha policiaca de Rosa Parks en Montgomery, Alabama, luego de su acto de desobediencia civil al subir a un autob�negarse a pasar a la parte trasera, donde viajaban los pasajeros negros FOTO Ap Foto: Ap

Nueva York, 25 de octubre. Gracias, miss Rosa/Tú fuiste la chispa/Que hizo estallar nuestro movimiento de liberación/Gracias, miss Rosa Parks.

Así celebraban los Neville Brothers -legendario conjunto de Nueva Orleáns- en su canción a la "madre del movimiento de derechos civiles" de Estados Unidos quien murió ayer a los 92 años de edad.

Un solo acto de desobediencia civil de esta costurera hace justo medio siglo es celebrado como el momento en que nació el movimiento nacional de derechos civiles de los afroestadunidenses. El primero de diciembre de 1955 en Montgomery, Alabama, donde como en todo el sur del país las leyes institucionalizaban la segregación racial en todos los ámbitos públicos -transporte, hoteles, restaurantes, escuelas- Parks abordó un autobús público y se sentó en una asiento para blancos. Cuando el chofer le ordenó pasar atrás, a la sección de negros, se negó.

Fue arrestada, procesada, y obligada a pagar una multa. Poco después, en respuesta, 50 mil afroestadunidenses en Montgomery realizaron un boicot a los autobuses públicos durante 381 días. Entre los organizadores del acto de resistencia estaba un ministro bautista poco conocido de 26 años de edad: el reverendo Martín Luther King, Jr.

En comentarios hechos en 1992, Parks recordó: "en ese tiempo que fui arrestada, no tenía ni idea que se volvería en esto. Fue un día como cualquiera. Lo único que lo hizo significativo fue que las masas de gente se unieron". Pero fue ese acto el que marcó el nacimiento del movimiento nacional de derechos civiles.

Activista capacitada

Parks no era una mujer cualquiera. En ese tiempo era secretaria de la sección local de la organización nacional de derechos civiles NAACP. Hija de una maestra y un carpintero, tenía 42 años de edad cuando realizó su acto de desobediencia.

Fue capacitada en Highlander Center, centro de estudios, cultura popular y estrategia de movimientos laborales y comunitarios en el sur fundado por Myles Horton, quien años después colaboró con Paulo Freire en varios proyectos y un libro sobre pedagogía popular. Highlander fue un centro de capacitación de organizadores en varios de los movimientos populares del sur desde los años 30, y hoy continúa capacitando a líderes comunitarios, incluyendo a nuevos inmigrantes mexicanos en el sur.

Durante un tiempo otorgaba un premio anual de reconocimiento a líderes populares en nombre de su fundador. El primer galardonado fue Freire, y poco después, Marco Rascón fue premiado con el "Myles Horton Chair". Poco más tarde, Superbarrio y Rascón ofrecieron presentaciones en talleres organizados por Highlander.

Tampoco Parks fue la primera en cometer este acto de resistencia. Por lo menos otras dos mujeres, por separado, hicieron lo mismo meses atrás, entre ellas una joven de 15 años, ambas fueron arrestadas. Pero los organizadores decidieron no usar esos casos por varias razones. Con Parks, quien era una mujer de familia impecable, maestra en la escuela de una iglesia, y respetada por toda la comunidad negra, los líderes activistas decidieron que era el momento.

Con el boicot en Montgomery estalló el movimiento nacional que no sólo rompió el esquema legal de la segregación, sino que se convirtió en un movimiento que nutriría a otros, entre ellos el movimiento contra la guerra en Vietnam, el de derechos civiles chicano, luchas sindicales y más.

Pero, como recordó el historiador Howard Zinn en una entrevista con La Jornada hace un par de años, el hecho es que el acto de Parks no fue aislado sino parte de una serie de acciones de desobediencia civil que estaban ocurriendo, algunas coordinadas, otras espontáneas, en varios puntos del sur y que nadie podría pronosticar que en una coyuntura política conservadora (el Estados Unidos de los años 50, el macartismo, la represión contra organizaciones izquierdistas etc.) surgiría un movimiento nacional de proporciones históricas.

Parks, por amenazas y hostigamiento, y con pocas oportunidades para obtener empleo después de su acción, decidió salir del sur con su esposo y en 1957 se fueron a vivir a Detroit. Continuó participando en esfuerzos de defensa de los derechos civiles, trabajó como asesora del representante federal John Conyers entre 1965 hasta jubilarse en 1988, y siguió trabajando en proyectos para capacitar líderes jóvenes afroestadunidenses.

Murió anoche en su casa después de más de 10 años de mala salud. Hoy varios dirigentes sociales y figuras políticas expresaron su pesar, desde veteranos de la lucha por los derechos civiles como el representante federal John L. Lewis, el senador Edward Kennedy, el representante Conyers, el reverendo Jesse Jackson, el arzobispo de Detroit Adam Maida, el alcalde de Los Angeles Antonio Villaraigosa, entre decenas más.

El presidente George W. Bush comentó hoy que el país honra la memoria de "una de las mujeres más inspiradores del siglo XXI, Rosa Parks" y habló de cómo esta "humilde costurera" (sin mencionar que era una activista capacitada) se enfrentó a la injusticia en un "acto de valentía personal que movió a millones". Sin embargo, rehusó ordenar algún día conmemorativo o bajar las banderas a media asta. Poco después, amenazó a Siria.

Aunque casi todos saben quién es Parks, la historia del movimiento es víctima, cada vez más, de la enfermedad más grave de este país: la amnesia histórica. Sin embargo, en centros como Highlander y en organizaciones que ahora defienden derechos civiles y laborales por varios puntos del sur, se están escribiendo nuevas historias, pero esta vez son bilingües, con mexicanos y centroamericanos encabezando varias de estas luchas por la dignidad humana. La próxima Rosa Parks probablemente hablará español, y se encontrará con su antecesora histórica en varias esquinas de este país.

 
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