Usted está aquí: jueves 13 de octubre de 2005 Cultura Orion, constelación sonante que cobró vida en Guanajuato

CERVANTINO 33

Orion, constelación sonante que cobró vida en Guanajuato

Dieciocho músicos ordenaron las estrellas sobre el cielo de esa ciudad

Durante 90 minutos ofrecieron un hermanamiento con los sonidos de varias culturas y latitudes

PABLO ESPINOSA ENVIADO

Ampliar la imagen Philip Glass, desde su teclado, segu�los ritmos de los nueve m�s estadunidenses y nueve de otros pa�s durante la presentaci�e Orion, en la explanada de la Alh�ga de Granaditas FOTO Roberto Garc�Ort� Foto: Roberto Garc�Ort�

Guanajuato, Gto., 12 de octubre. Nueve músicos estadunidenses, integrantes del Philip Glass Ensamble, y nueve músicos de distintas culturas del mundo ordenaron las estrellas sobre el cielo de Guanajuato la noche del martes y formaron la constelación más grande y luminosa: Orion, nombre del proyecto que ideó el compositor Philip Glass para la Olimpiada Cultural de Atenas 2004 y que ahora cobró vida en el contexto de la versión 33 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

Durante 90 minutos sonó el oleaje intenso que hace inconfundible la música de Vidrio (Philip Glass: Felipe Vidrio), esta vez hermanada con los sonidos de la tierra nacidos en Australia, China, Canadá, Gambia, Brasil, India y Grecia, que son los países de donde provienen los nueve músicos que conjuntó Felipe Vidrio hace un año para su proyecto Orion y que en el orden mencionado aparecieron en el escenario de la Alhóndiga de Granaditas con intervenciones solistas al frente de la orquesta de Vidrio, y al final todos juntos hicieron coro con sus instrumentos frente al alarido unísono de la multitud emocionada.

Ortografía sonora

Al igual que en Atenas y en Chicago (La Jornada, 30 de junio de 2005), Orion sonó con su misma estructura catedralicia. Inició con un tutti orquestal del Philip Glass Ensamble con sus ostinati que hermanan la música de Vidrio con los scherzi de las sinfonías de Anton Bruckner. Los nueve músicos vestidos todos de blanco con sus melopeas, tres teclados electrónicos, flautas, sax, percusiones y una voz femenina utilizada como instrumento en contrapuntos de alarido.

Hizo su aparición el primer solista: el australiano Mark Atkins con su didjeridoo haciendo trepidar la tierra. Enseguida apareció la china Wu Man con un prodigio cuerdístico con su pipa, ese instrumento chino de encantamiento y bálsamo con una peculiaridad escalofriante: un instrumento no occidental sonando de manera natural con el estilo y la idea acendrada de la música de Glass.

Un prodigio verdadero. Una ortografía sonora que es un auténtico descubrimiento, sonidos naturales desde instrumentos y culturas en apariencia disímbolas, con toda su complejidad sonando de la manera más sencilla, que es el logro máximo de don Felipe Vidrio en sus 40 años de trabajo intenso con músicos de otras culturas.

Con todos los participantes en Orion existen grabaciones discográficas de Philip Glass. La ocasión de privilegio sirvió también para que circularan y se agotaran de inmediato discos compactos de la autoría de cada una de las estrellas de la constelación Orion, joyas discográficas como la titulada Uakti. Aguas da Amazonia, con composiciones de Philip Glass activadas por músicos brasileños, que también estuvieron en escena.

Magia y encantamiento

Después de la china prodigiosa Wu Ma apareció el canadiense Ashley MacIsaac, violinista zurdo punk con falda escocesa y una música nacida en Nueva Escocia y naturalizada global por fuerza del trabajo hipnótico del oleaje del Philip Glass Ensamble.

En su camino de salida del escenario, MacIsaac se topó con su majestad el griot de Gambia don Foday Musa Suso, quien entró caminando rodeado de espíritus que emergían de su instrumento africano, un nyanyer con el que entabló un diálogo electrizante con el violín del de Nueva Escocia y luego Suso se sentó detrás de su kora y al frente de la orquesta para hacer sonar pasajes de Powaqaatsi, que fue el proyecto con el que se presentó por primera vez en Guanajuato Philip Glass, hace 11 años.

A Foday Musa Suso le siguieron en escena tres músicos brasileños con una combinación de flauta con instrumentos de la invención de ellos: una serie de audiófonos construidos con tubos de PVC, de esos que se utilizan para las cañerías domésticas y que obedecen a procedimientos sonoros y de ejecución similares a los del tubáfono, ese instrumento monumental que inventó recientemente el compositor polaco Krzystoff Penderecki, quien por cierto es también una de las estrellas del Cervantino 33.

Magia, encantamiento, sonido de selva, cantos de aves, respiración vegetal de savia y una mezcla irresistible de adrenalina con clorofila fue lo que hicieron sonar los brasileños y el Philip Glass Ensamble.

Tutti final de antología

Desde su teclado, don Felipe Vidrio seguía con fascinación la rítmica de agua de la noche. De repente los brasileños hicieron sonar otro de sus inventos, en un hermanamiento en eco con los instrumentos que fabrican Les Luthiers: un cilindro de PVC y que parece bóiler y que gira mediante un berbiquí y que suena a sueño, a magia, a un ondear de hojas exóticas en medio de la selva.

Llegó entonces al escenario Kartik Seshadri en sustitución de su maestro Ravi Shankar, quien debido a su avanzada edad no participa ya de giras.

Con su cítara, este maestro hindú completó el encantamiento de la noche, que llegó a coronar la cantante griega Eleftheria Arvanitaki y todos los músicos regresaron para un tutti final de antología.

Sonaron entonces la selva amazónica, los campos de arroz chinos, los más intensos paisajes africanos, las efervescencias de Nueva Escocia, el tremar de la tierra desde Australia, el oleaje submarino de la música de Philip Glass en una noche en que Orión lució más bella, más brillante y más esplendorosa que nunca.

Una constelación sonante.

 
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