Usted está aquí: lunes 26 de septiembre de 2005 Sociedad y Justicia Imprescindible que la enseñanza cultive gérmenes de humanidad, dice experto

Filloux: los alumnos no deben volverse esclavos de la nuevas tecnologías

Imprescindible que la enseñanza cultive gérmenes de humanidad, dice experto

La atención y capacitación de los profesores, fundamental, señala el catedrático francés

KARINA AVILES

Jean Claude Filloux, profesor emérito de la Universidad de París X y uno de los intelectuales franceses cuya obra es clave para entender la institucionalización de las ciencias de la educación como campo de estudio, afirma que en un mundo como éste, en el que se utiliza a la enseñanza para serle útil a un sistema que pisotea los derechos del hombre, la escuela tiene como nunca la responsabilidad de producir ciudadanos para el cambio y "no clones".

A la vez, el autor del libro La personalidad, traducido a varios idiomas y que fue lectura obligatoria en los institutos de formación docente de México por más de tres décadas, advierte que es necesario cuidar que los estudiantes no se transformen en "esclavos" de las nuevas tecnologías, si bien es cierto que éstas son muy importantes y nadie niega que deben enseñarse.

De visita en la ciudad de México para participar en el ciclo de conferencias Conocimiento y ciencias de la educación, organizado por el Centro Cultural del México Contemporáneo, con el apoyo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Filloux señala que hoy día es imprescindible que la enseñanza cultive los gérmenes de humanidad que hay entre nosotros.

En este sentido, habla de una educación basada en los derechos y el respecto a los mismos. La enseñanza, insiste, no es sólo transmitir una herencia. Más bien es la socialización de la generación joven.

El responsable de la gestión de las relaciones internacionales del departamento de ciencias de la educación de la Universidad de París X, de Nanterre, observa que la enseñanza que pone por delante el respeto a los derechos del hombre tiene, como una de sus prioridades esenciales, la enseñanza y la capacitación de los profesores.

Por ello, resulta fundamental saber cómo trabajan, cuánto se les paga y cuáles son sus vínculos o relaciones con la sociedad, pues ellos son los encargados de sensibilizar a los alumnos en sus derechos humanos.

De ahí la importancia de que los profesores actúen con autonomía y convicción para inculcar en los alumnos una actitud de exigencia de sus garantías económicas, sociales, políticas, educativas. De esta manera, añade, los académicos pueden realizar una obra política y social, además de contribuir a mostrar la problemática de la nación futura.

Bajo esta premisa, la escuela tiene la obligación de producir ciudadanos para el cambio y "no clones". Autor de más de una veintena de libros, entre los más recientes, Conciencia ética y prácticas profesionales (en el año 2000) y Epistemología de las ciencias de la educación (en 2002), Filloux enfatiza la necesidad de sensibilizar a los alumnos en las relaciones del hombre con el hombre.

Por ejemplo, indica, frente al genocidio nazi hay que tener un "deber de memoria" y comprender por qué y cómo pasó esto. Se necesitaría incentivar a los alumnos para que realicen estudios tendientes a encontrar a los actores "más allá del bien y del mal y a explicar cómo se llegó a esos extremos de violencia".

Las ciencias humanas actuales deben estar dedicadas al estudio de lo que es humano y de la ética, subraya. Por ello, considera que si se pretende entender algunos de los problemas de la enseñanza en México "es necesario cuidarse de la educación particularista e inclinarse por una vía que ponga el acento en las relaciones del hombre con el hombre mismo".

Por otro lado, Filloux se refiere al impacto de las nuevas tecnologías en la educación y manifiesta que una máquina o una computadora no implica una relación con el otro, pero sí puede destruir la vinculación con el otro.

No obstante, precisa que la enseñanza de las mismas son importantes, pero es necesario tomar en cuenta que las tecnologías no resuelven todos los problemas. Sirven para la realización de cuestiones prácticas y aumentar la comunicación, no siempre con impactos positivos, pues "pueden tener incidencias terribles, como los vínculos entre mafias, terroristas".

 
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