405 ° DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2005
 

De las ñañaras al mercado libre electoral
¿A dónde va La Maestra?

Arturo Cano

En sólo unas horas, tras su agitado regreso y sus dos derrotas sucesivas en los tribunales, la profesora Elba Esther Gordillo ha abierto uno tras otro los frentes de batalla con sus antiguos o recientes aliados y ha puesto a su sindicato ­moderno y descorporativizado, nos decía­ en subasta. Aquí, un repaso a las posibles rutas de la ex secretaria general del PRI



A Vicente Fox le da ñañaras ser presidente. A su (¿ex?) amiga Elba Esther Gordillo, quizá porque lleva más tiempo en la vida pública, sólo los políticos tabasqueños le producen el mismo efecto. Razones no le faltan, visto el desenlace de su pragmática alianza con Roberto Madrazo Pintado, aunque en la semana de su renuncia a la secretaría general del Partido Revolucionario Institucional la profesora se refiriera también al otro oriundo de Tabasco, el perredista Andrés Manuel López Obrador.

Pero más que en sus ñañaras tabasqueñas, en esta hora la profesora Gordillo tiene la mirada puesta en el mercado libre electoral, en el viaje que ha emprendido tirando golpes a diestra y siniestra y sin puerto seguro: formalmente no se sale del PRI, en espera de que la expulsen para así cobrar los dividendos de ser víctima de "la camarilla". Acto seguido coquetea con el PAN y el PRD, igual que juega con apoyar al ex gobernador Arturo Montiel, buscar la candidatura presidencial de su partido ­no el de su propiedad sino el PRI­ o, ya de plano, poner su "liderazgo social" al servicio del candidato presidencial que más le ofrezca.

En el camino se deslinda de su aliado y amigo de los últimos años, el presidente Vicente Fox, y del hombre que la llevó al poder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE): el expresidente Carlos Salinas de Gortari.

Presidenta y jefa real del sindicato magisterial, Gordillo ofrece los votos de su gremio en el mercado de una elección competida. Los panistas le abren las puertas presurosos. Y los perredistas no se las cierran.

Traiciones

Elba Esther Gordillo no cambia. Tras su larga convalecencia, acosada por sus compañeros priístas, vencida en la arena partidista y en los tribunales, la profesora chiapaneca quiere mostrar que aún habla fuerte y claro: "Esperaré la expulsión anunciada por (Roberto) Madrazo y sus voceros. Este mismo grupo excluyó en su momento a muchos mexicanos destacados que han seguido luchando por el país. Así fue transcurriendo la historia del partido, hasta que llegó el momento en que perdió el poder", dijo el pasado lunes 19 de septiembre, al anunciar su renuncia a la secretaría general del PRI, cargo que no ejercía en realidad desde hace 18 meses.

Es la misma Elba Esther Gordillo, quien alza su aguda y sonora voz y mezcla los discursos de sus numerosos asesores ­de ahí las citas que quieren ser cultas­ con las frases de su sabiduría de priísta a la antigüita y un infaltable toque de cursilería.

Gracias a ese estilo oratorio Elba Esther Gordillo logró el interés de su mentor, el profesor y licenciado Carlos Jonguitud Barrios. Y gracias a ese hecho inició su camino en la política. En una carrera, por cierto, que sólo dio un salto cuántico cuando Jonguitud fue defenestrado por el presidente Carlos Salinas con la complicidad de la profesora.

Fue Manlio Fabio Beltrones ­entonces colaborador de Fernando Gutiérrez Barrios y hoy su enemigo mortal­ el encargado de conducir a Gordillo a Los Pinos, aquel marzo de 1989, cuando el maestro potosino cayó de la gracia del Presidente de la República.

Gracias al apoyo de Carlos Salinas ­operado sobre todo por el equipo de Manuel Camacho Solís­ la profesora chiapaneca tomó las riendas del SNTE, limpió la imagen de ese sindicato dentro y fuera del país, y creó una red de control que la ha mantenido en el poder (en marzo venidero igualará los 17 años que Carlos Jonguitud duró como líder moral del magisterio).

Vueltas de la vida. Hoy uno de los ejes de la actuación pública de la profesora es su deslinde de Salinas. Gordillo, quien durante todo este sexenio fincó parte de su poder en su amistad con el matrimonio Fox-Sahagún (remember la Guía de Padres), ahora acusa a su enemigo Roberto Madrazo de no saber vivir sin presidente.

El techo de Madrazo

Diez días antes de la renuncia de Gordillo, en su equipo daban como un hecho que sería expulsada del PRI, cualesquiera que fuera el resultado de las demandas ante el Tribunal Electoral por la presunta ilegalidad del relevo en la dirección del PRI.

Los asesores saben que una parte del madracismo se opone, no porque quieran a Gordillo en el tricolor, sino porque se niegan a "regalarle" la expulsión y hacerla "heroína" del antimadracismo (con que ya no esté en la secretaría general es bastante, ha dicho Beltrones).

Pero el cálculo de ella sigue siendo que la echarán, decididos a pagar los costos ahora, lejos aún la elección presidencial.

A pesar de las derrotas legales en el Tribunal Electoral, los elbistas valoran que sus pasos recientes pegaron en el centro de la estrategia madracista y contribuyeron a que Roberto Madrazo esté ya en su "techo" en las preferencias electorales (que ubican, con la encuestadora Mitofsky, en 25%).

De lo perdido lo que aparezca, dicen los elbistas, pues según ellos gracias a las batallas de estos días el tabasqueño perdió la oportunidad de presentarse como un candidato surgido de un proceso democrático. Su imagen tras la bronca con la profesora, evalúan, ya no le ayudará a vencer el antimadracismo y el antipriísmo presentes en buena parte del electorado.

El SNTE, claro, alimentó esa imagen, al enviar a sus comisionados a gritonearle a Madrazo ("¡traidor!" y otras linduras por el estilo) en todas sus giras.

Si Montiel va en serio

Antes de buscar una opción fuera de su partido de toda la vida, Gordillo, dicen sus cercanos, dará la batalla dentro del PRI al lado del ex gobernador Arturo Montiel, pero sólo si éste "va en serio" a disputar la candidatura.

Desde el primer momento, Rafael Ochoa, quien labora como secretario general del SNTE, se integró al equipo de campaña de Montiel.

Al día siguiente de la renuncia de su jefa, los 20 diputados priístas del magisterio se sumaron al bando del mexiquense, aunque advirtieron que en caso de una "simulación" en la contienda interna retirarán su apoyo y dejarán "libre" al magisterio para votar por el candidato de su preferencia. Es curiosa la lógica de los diputados que presumen formar parte de una organización que enterró el corporativismo: los maestros votarán por un candidato no priísta sólo si ellos, los dirigentes, los dejan "libres".

Claro, si el candidato del Tucom "va en serio", el aparato del SNTE se la jugará con él. ¿Confían los elbistas en Montiel? Todavía no lo saben, aunque ya juzgan que el mexiquense ha dado "algunas señales positivas", como la integración de su equipo de campaña de primera línea y una mención especial al magisterio en su último discurso como gobernador.

Dispuesto en el arranque a vender su declinación en el momento oportuno, según los propios elbistas, Montiel podría mudar de opinión y entrar a la disputa por dos factores: la presión de los aspirantes que dejó en el camino y las encuestas que ya lo colocan a "sólo a 11 puntos" de Madrazo.

La alianza pragmática con el PAN

Otrora crítica de la "derecha", sobre todo en materia educativa, La Maestra sabe, como siempre, adaptarse a los vientos que soplan. Al asumir la segunda posición de su partido, le gustaba presumir las nuevas reglas que hacían posibles las alianzas. Pero veía un punto "incongruente". La asamblea nacional priísta, dijo en marzo de 2002 a corresponsales extranjeros, decidió que las alianzas eran sólo factibles con "el PRD y otros partidos, con el PAN no". Y se quejaba: "¡Perdón, el PAN es el partido del gobierno! Puede ser con el que más distantes ideológicamente podamos estar, pero prágmaticamente visto hay cuestiones en las que tendremos que hacer alguna alianza con Acción Nacional, y en la asamblea se acordó que no. Son de las cuestiones que confunden".

Ahora, gracias al mercado libre electoral, sin importar minucias como la lejanía ideológica, los panistas le dan la bienvenida. Ellos quieren votos, no cuestiones que confundan.

Apenas había renunciado a su cargo, que no a su militancia priísta, los dirigentes del Partido Acción Nacional y dos de sus precandidatos se apresuraron a darle la bienvenida.

El secretario general panista, Alejandro Zapata Perogordo, dijo que no la quieren como militante, sino como "líder social" (los perredistas, comenzando por su presidente Leonel Cota Montaño, tampoco le hicieron el feo).

La propia Gordillo reconocería, el martes 20, que ha tenido acercamientos con los dos aspirantes panistas y que Santiago Creel incluso le pidió ayuda.


Con los matices de rigor, Santiago Creel y Felipe Calderón la invitaron a sus campañas. Calderón, por ejemplo, habló de la necesidad de una amplia coalición para mantener la Presidencia de la República y añadió: "Aunque reconozco que es difícil, no quiero descartar la posibilidad de integrar, no dentro del PAN quizá, sino dentro de esa coalición que lleve al triunfo al PAN, las preocupaciones de los maestros y de quienes los representan".

Es preciso, sin embargo, reconocer que la primicia fue del amigo e inquilino de La Maestra, Jorge G. Castañeda, quien hace más de un año adelantó que en 2006 el SNTE tendría una alianza de facto con Santiago Creel.

Premonitorio, o quizá bien informado por su casera, Castañeda también anticipaba el tono que ahora le escuchamos a La Maestra: "Madrazo es lo peor que pudiera pasarle a México".

La opción López

Sólo por ser tabasqueño Andrés Manuel López Obrador le da ñañaras a Gordillo, pero igual reconoce que el ex jefe de Gobierno encarna un fenómeno político similar al de Fox, aunque "con mayor experiencia".

El coqueteo no es fingido (incluye la frase de que los maestros son "izquierdosos"). Entre los escenarios de los elbistas hay uno que supone la suma a la candidatura de López Obrador, pero no ahora, sino hacia mayo de 2006. Si para entonces, calculan los elbistas, la distancia entre los punteros es muy corta, la profesora sería bien recibida en las filas de las "redes ciudadanas", en las cuales, esta semana, López Obrador ha dicho que quiere a los mentores.

Por ahora, sus cercanos reconocen que Gordillo sería "un lastre" para Andrés Manuel López Obrador.

La apuesta tendría, además, un puente natural. Manuel Camacho y su equipo ­ahora en las "redes ciudadanas"­ fueron cercanos a Gordillo en sus primeros años al frente del SNTE.

Ellos operaron, por ejemplo, el congreso magisterial de su relección, en 1992. Marcelo Ebrard, actual aspirante a la candidatura perredista en el Distrito Federal, despachaba en una suite del hotel Presidente Chapultepec, pendiente del evento sindical que tenía lugar en el Auditorio Nacional. Y Joel Ortega, hoy secretario de Seguridad Pública del gobierno del DF, negociaba cambios en los estatutos con las distintas corrientes del sindicato. Ortega había encabezado el equipo redactor, una tarea para la cual realizó viajes a Europa, para nutrirse de los documentos de los sindicatos franceses y la Comisiones Obreras españolas. Eso decía.

Quizá para mayo venidero, si La Maestra no se fue al PAN o apostó por otra candidatura, las resistencias entre otros apoyos de López Obrador ­los disidentes del SNTE, otros sindicalistas con quienes se ha enemistado, por ejemplo­ serían menores.

Quién pudiera tener la dicha que tiene el yerno

El Tribunal Electoral sentó un pésimo precedente al validar la "relección" de Mariano Palacios Alcocer al frente del PRI, ha dicho la profesora Gordillo.

Curiosa queja de alguien con 16 años al frente de una organización en la cual, se supone, los secretarios generales duran en el cargo tres años.

El 2004 sorprendió a la profesora Gordillo como secretaria general del PRI, coordinadora de la bancada en la Cámara de Diputados, presidenta de la Confederación de Educadores de América, además de jefa del Comité Nacional de Acción Política (CNAP) de su sindicato, entre otros cargos.

Algo le faltaba, sin embargo. Así, mientras sus compañeros de bancada la echaban de San Lázaro por el pleito de la reforma fiscal ­pactada, según ella, en la casa de Salinas­, la profesora se dio tiempo de celebrar un congreso extraordinario del SNTE. Su amigo Arturo Montiel le brindó las seguridades del caso y el evento tuvo lugar en Tonatico, estado de México.

Mediante un artilugio jurídico, Gordillo modificó los estatutos del SNTE para crear la figura de presidenta del Comité Ejecutivo Nacional. De esa manera evadió la ley que prohíbe la relección en los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado. Una maniobra similar ya había sido empleada por su ahora archienemigo Joel Ayala, para quedarse al frente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE).

En Tonatico, el honor de proponer como presidenta del sindicato a Gordillo le correspondió a Fernando González, quien dijo: "No todos los días se tiene la dicha que un servidor tiene hoy... Y con mucho orgullo, con mucha satisfacción, propongo a ustedes presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, a una gran luchadora social, a una gran mujer que ha sabido conducir con mano firme, pero inteligente, a esta organización, propongo a la compañera, a la maestra Elba Esther Gordillo Morales".

Fernando González alcanzó ese honor quizá gracias a su parentesco con la profesora. Casado con Maricruz Montelongo Gordillo, González es desde hace tiempo el principal operador de muchos de los asuntos de la profesora, especialmente por su larga convalecencia en Estados Unidos y su confesa nueva cercanía con su familia.

A su llegada al PRI, Gordillo colocó a su yerno al frente del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político del PRI. Actualmente, según la página web de la Secretaría de Educación Pública (SEP), González ocupa interinamente la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, dependencia de carácter normativo con influencia en las escuelas normales de todo el país.

González ocupa un amplísimo despacho en la sede principal de la SEP, en el Centro Histórico, muy cerca del escritorio del secretario Reyes Tamez.

La influencia de su yerno ­a quien diversos testimonios ubican como el jefe real del Partido Nueva Alianza, auspiciado por la profesora­ ha sido motivo de conflictos en el SNTE.

¿Todos unidos contra Elba Esther?

En Tonatico, aquel marzo del año pasado, la planilla encabezada por Gordillo obtuvo 2 mil 785 votos, de un total de 2 mil 797 emitidos (no porque 12 hayan votado en su contra, sino porque esos sufragios se anularon). Todo en un sindicato que ahora presume su "pluralidad".

Una vez consumada la elección en Tonatico, se concedió la palabra a representantes de algunas secciones. Hablaron, para denunciar la "intromisión" de los gobiernos locales en la vida interna del sindicato, dirigentes de Michoacán, Zacatecas y el Distrito Federal, tres entidades gobernadas por perredistas. En el mismo sentido habló el representante de Tabasco, con mandatario estatal priísta, para pedir "se solicite al gobierno del estado deje de intervenir en contra de la organización sindical".

Dañada su relación con el presidente Fox, a quien desmiente públicamente, y cercada por sus compañeros de partido, Gordillo puede ver cómo en los próximos meses crecen los embates de los gobernadores sobre su sindicato ­o, mejor, sobre el control que ella ejerce sobre la organización.

No sería la primera vez que enfrenta a sus adversarios en el frente interno.

En distintos momentos, desde 1989, Gordillo ha capoteado revueltas internas. En 1993 paró la intentona más seria gracias a las amenazas directas que el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, lanzó sobre varios caciques regionales del sindicato.

En 1997, Humberto Dávila, a quien había hecho secretario general del SNTE, creyó tener la suficiente fueza para enfrentar a la lideresa y terminó prácticamente corrido del sindicato (luego le dieron un premio de consolación en la FSTSE).

En ese año, Elba Esther tuvo que aguantar rechiflas y el grito de "Di no a los líderes vitalicios" en un congreso. Poco después ­aunque siempre se ufanó de no tener "vocación de cacique"­ ya se hacía llamar lideresa moral.

En su equipo se dice que el desmembramiento del SNTE, que seguiría a la expulsión de Gordillo del PRI, es sólo "una ficción" que venden los madracistas. Y sacan cuentas: el PRI tiene 17 gobernadores y no todos están interesados en meterse en la vida del SNTE.

Entre los duros del madracismo persisten las ideas de que la profesora chiapaneca siempre fue un lastre para el tabasqueño y de que es preciso expulsarla del PRI. En esa ruta, desde hace mucho han seguido una estrategia de "achicamiento" de la importancia electoral del SNTE. "Si acaso tiene 400 mil votos", dice un madracista.

Otros, como el oaxaqueño Heliodoro Díaz Escárraga, creen que la mayoría del magisterio priísta no seguiría a Gordillo en una aventura con otro candidato u otro partido.

El mañana de Gordillo

La Maestra quiere que le hagan un juicio y que la expulsen del PRI.

Reta para ello a los "viejos burócratas" de su partido. Pero también aprovecha el viaje para marcar su distancia con Carlos Salinas; para culpar de nuevo a Roberto Madrazo del fracaso de las llamadas "reformas estructurales"; para decir que el presidente no se entera de las acciones de su secretario de Hacienda, Francisco Gil; para hablar de los pocos pantalones de los miembros del Tucom. O sea, la profesora tiene para dar y repartir, aunque ahora lo haga en su calidad ­y aquí se empata de nuevo con su antes admirado presidente Salinas­ de "activista social".