Usted está aquí: domingo 25 de septiembre de 2005 Cultura El presente se pone cada vez más impresentable, lamenta Quino

Dentro de poco las trasnacionales perfumarán el aire y cobrarán por respirar, ironiza

El presente se pone cada vez más impresentable, lamenta Quino

La niñez es atacada por todos lados; ahí están la pedofilia y el trabajo negro infantil, señala

Existen maneras malsanas de hacer reír: la televisión usa mal el buen sentido del humor

PABLO ESPINOSA

Ampliar la imagen Ser�una injusticia enorme no promover al pianista y director de orquesta Daniel Barenboim para Premio Nobel de la Paz, advierte el maestro Quino, mel�o admirador de Mozart, Beethoven, Nono, Ligeti, Pierre Boulez, Bruckner y, por supuesto, Los Beatles, entre otros FOTO La Jornada Foto: La Jornada

El presente se está poniendo cada vez más impresentable, dice Quino a La Jornada en entrevista a propósito de su nuevo libro, que empezará a circular en breve en México, editado por Tusquets, y que lleva por título precisamente ¡Qué presente impresentable!

''No es un libro muy divertido pero, bueno, es que el presente no está muy divertido", nos explica el autor con un dejo de desesperanza y pena ajena en la voz.

En 134 páginas e igual número de historias realiza una crónica impecable del presente de la humanidad. Reproducimos hoy aquí algunos de esos relatos, como un adelanto para nuestros lectores, con autorización del autor, el maestro Joaquín Salvador Lavado Tejón, a quien el mundo ama como Quino.

Sus temas constantes, siempre en torno de la relación entre el poder y el individuo, permean sus crónicas sobre el modo de vida de las clases medias, ''que cada vez se parecen más a las de Estados Unidos, pero en lo peor y ya no al viejo ideal, ya desaparecido como tal, del american way of life en el sentido de un ideal de bienestar".

Realista, no pesimista

La democracia, la ecología, los desfiguros de los poderosos, la vida cotidiana, el arte supremo de la música, pueblan este libro maravilloso como todos los de Quino quien, a través del hilo telefónico, desde Buenos Aires confirma un cierto pesimismo ante el presente.

A la manera de Arvo Pärt y de otros creadores de altos vuelos que lo expresan todo de manera perfecta en sus obras y prefieren dejar las cosas así dichas, al maestro Quino no le agradan las formalidades de las entrevistas. Propone, en cambio, una charla que a continuación transcribimos:

-Dice Mario Benedetti que ante lo impresentable del presente prefiere ser un pesimista informado a ser un optimista. ¿Usted es optimista?

-Optimista cuesta serlo. Yo diría que soy realista. Digamos que en mis dibujos jamás hay las tragedias de las fotografías que se difunden hoy en los medios. Yo sería incapaz de dibujar las imágenes que uno ve de Irak y de gente destrozada por bombas. O sea que en el fondo no soy tan pesimista, soy realista.

-El presente, en efecto, parece impresentable; sin embargo usted lo presenta en este libro. ¿Qué tan impresentable o presentable es el presente?

-Lo curioso es que en el último mes se ha puesto todavía más impresentable que cuando hice los dibujos para este libro. Todo lo que ha pasado después con el huracán Katrina y lo que sigue pasando en Irak. Es claro que se está poniendo cada vez peor la situación.

-En sus dibujos de tema ecológico, ¿propone usted parábolas instructivas respecto de este afán de autodestrucción?

-Lo que pasa es que no entiendo al género humano cuando ataca la naturaleza. En ese sentido es como estar destruyendo su propio hábitat, como si uno fuera el propio cáncer en su organismo. No logro entenderlo.

-La clase media es retratada por usted constantemente. ¿Considera que ya nos parecemos cada vez más en el modo de vivir a la sociedad de Estados Unidos? ¿Se está cumpliendo el ideal que parece ser el de la clase media de adoptar el american way of life?

-Lo que pasa es que en una época era el ideal de bienestar, pero en lo que nos estamos pareciendo es en comprar armas para la seguridad personal, en comer cada vez peor, en eso sí nos estamos pareciendo, y respecto a la pobreza que este huracán ha venido a descubrir que también existe en Estados Unidos, pues también vemos que estamos a nivel muy similar. O sea que el ideal del american way of life aquel me parece que se ha borrado bastante.

''Como democracia también se ha caído bastante la idea que uno tenía de esa democracia, pues se ha visto que no lo es ni nada que se le parezca, al contrario. Así que nos estamos pareciendo cada vez más, pero en lo peor.''

Nueva forma de esclavitud

-Y la democracia de América Latina, ¿cómo la observa usted?

-Se está volviendo a cierto periodo un poco peligroso de populismo, autoritarismo. Eso me preocupa mucho también.

-Sin embargo hay esperanza. ¿Dónde ubicaría usted a la esperanza?

-Eso es muy difícil en este momento; la verdad que no la veo por ninguna parte.

-¿Se refiere usted a que esta globalización, este desarrollo de la sociedad produce cada día muchísimos más pobres y muchísimos menos ricos?

-Sí, hay una página también en este libro sobre las multinacionales que patentan la comida elemental de los pueblos, y estos pueblos que siempre han sembrado lo que la naturaleza les dio, después tienen que pagar patentes a multinacionales. Eso me parece un expolio, un despojo y una explotación, una forma nueva de esclavitud terrible.

''Me duele esto de que patentaron en India el grano que es elemental para los hindúes, por ejemplo; los campesinos de India tienen que estar pagando patentes a una compañía multinacional. A este punto van a perfumar el aire con algo y nos van a cobrar por el perfume del aire que respiramos. De ahí a eso no falta nada.''

-Una ironía que se convierte en tragedia. Además de que este modo de alimentar globalizadamente enferma a las personas.

-Por supuesto, porque todavía no se sabe qué consecuencias van a tener los transgénicos en las personas dentro de 50 años.

-Por lo pronto hay una epidemia de cáncer que está atacando inclusive a los niños.

-Sí, porque pensábamos que la esperanza la podíamos depositar en la niñez, qué sé yo, pero la niñez está también inválida como siempre y atacada por todos lados: la pedofilia, el trabajo negro infantil. En fin, que todo análisis que intentemos va a parar en un horror.

-Si hay cada vez menos ricos y más pobres, ¿la clase media queda como mera espectadora?

-La clase media cada vez se está empobreciendo más. Se va a pasar a las clases pobres, por lo menos es lo que está pasando en Argentina.

Un guerrero con batuta

-El eje de sus libros parece ser la relación del poder con el individuo y uno de sus temas favoritos son sus dibujos relacionados con la música. ¿Ahí también se da esa relación poder-individuo?

-Se da en la medida en que el director de orquesta ejerce un poder indudable sobre el resto de los músicos. Pero, como ha demostrado Daniel Barenboim con su maravilloso proyecto de esta orquesta de palestinos e israelíes, es una manera de entenderse, de poder hacer cosas juntos, de romper odios y tabúes y la música es muy viable como medio democrático.

"Además porque Barenboim dice que dentro de la orquesta en algún momento de la ejecución aun el último de los instrumentos tiene una parte solista y todo el resto de la orquesta tiene que estar escuchando lo que él diga. Eso me parece muy hermoso también."

-Podemos ver entonces a su paisano Daniel Barenboim como el guerrero más eficaz en Medio Oriente.

-Sí, es extraordinario; creo que si no lo promueven para Premio Nobel de la Paz sería una injusticia enorme.

-El trabajo de Barenboim, que emprendió con Edward Said, se inclina hacia la idea progresista, de izquierda. ¿Considera usted vigente esa geografía del pensamiento, izquierda, derecho, centro?

-Los límites se han confundido muchísimo, porque hoy lo que se llama izquierda propone soluciones socioeconómicas tan parecidas a la derecha que no hay gran diferencia. Se ha perdido aquella cosa tan neta que hubo en 1920, cuando el socialismo empezaba a tomar un sentido que parecía que iba a ser muy positivo, luego lamentablemente la experiencia no salió bien por culpa siempre de los seres humanos.

Izquierda y ecología

-¿Es usted de izquierda?

-Sí, por formación familiar.

-¿Cómo es posible ser de izquierda en el presente?

-Tratando de mantener cierta ética y ciertos valores que también cada vez son más escasos, pero hay que luchar para tratar de mantenerlos. Me parece la única manera. Y, bueno, un poco también la defensa del planeta y la ecología creo que más bien viene por ese lado que por el lado de la política tradicional.

-Regresando al tema de la música, ¿le hace reír el humor muy inteligente, sonriente, de la música de Mozart?

-Sí, y también la de Beethoven, cosa que uno no descubre a la primera; ese sentido del humor no resulta tan claro cuando uno empieza a escuchar apenas a Beethoven. Darse cuenta del sentido del humor en su música no es una cosa que uno descubra a las primeras de cambio, pero tiene muchísimo sentido del humor. Todos los compositores en general lo tienen.

-¿Dónde Beethoven? ¿Dónde está el humor de Beethoven, en La Pastoral, por ejemplo, en la Octava Sinfonía?

-Sí, ahí se nota mucho, y también en la Quinta, este oponer elementos contrapuestos; él también, como yo, gusta mucho de jugar con los elementos de los débiles y los poderosos: estos contrabajos muy pesados y de pronto aparecen estos piccolos y flautitas contestándoles así como gente más débil que trata de responder al abuso de poder de esta masa de contrabajos. Esas cosas son muy divertidas.

-¿Shostakovich le hace reír?

-No lo tengo tan escuchado como para poder darme cuenta de todo eso.

-Tiene un humor muy sarcástico, por momentos agrio, a diferencia de Beethoven, que tuvo todas las causas para agriarse.

-Por supuesto. Prokofiev también tiene ese sentido del humor parecido.

Cosquillas y bisturí

-¿Sus amores musicales están entonces primordialmente en el siglo XVIII?

-No, también la música contemporánea, como la de Nono, la de Ligeti, que también hacen cosas muy interesantes, o como Pierre Boulez. La música contemporánea me interesa mucho. No por nada tengo en Guille, el hermanito de Mafalda, que hoy es flautista y trabaja mucho con ese tipo de música.

-¿Sigue escuchando mucha música habitualmente?

-Trato de escuchar. Lo que pasa es que cada vez estoy más maniático. Antes cuando dibujaba ponía siempre música. Pero como cada vez me interesa más la música, si pongo música y estoy dibujando, me distrae una cosa de la otra.

-Sobre todo si escucha una sinfonía de Mahler.

-Sí, me interesa mucho Mahler. No lo considero entre los más grandes, pero me gusta mucho.

-Es muy complicado, ¿no le parece?

-Sí, porque tiene una idea y la alarga y no la concluye y sigue con otra. Sí, es muy complicado Mahler.

-Está de pronto muy sublime y súbitamente entra en la debacle trágica.

-Sí, porque tenía una personalidad no muy estable, y eso se nota en su música.

-Es un continuador, sin embargo, en sus movimientos lentos de las sonrisas de Mozart. ¿Le parece a usted que escuchar música cura?

-Sí, sobre todo. Depende cómo esté uno de ánimo. Hay días en que deseo escuchar a los Beatles y otros a Bruckner -ríe extensamente Quino.

-Se lo pregunto porque usted nos hace sonreír, reír, carcajearnos. ¿Hacer reír es hacer el bien?

-Depende cómo uno haga reír. Hay maneras malsanas de hacer reír también, y a eso tengo rechazo, como el humor televisivo, que emplea mal lo que sería el buen sentido del humor.

-Claro, porque el humor siempre es inteligente.

-Por lo menos el que me interesa, sí.

-¿Reír cura?

-Por supuesto. Se ha escrito bastante sobre esto. Hay médicos que lo sostienen así y que lo aplican inclusive.

-¿Usted sería entonces como un médico que a veces hace cosquillas con el lápiz y otras utiliza el lápiz como un bisturí?

-Sí. Es cierto -de nuevo ríe ampliamente Quino.

-¿Cuándo se propone usted usarlo de una manera o de la otra?

-Bueno, cuando hay algo que me indigna lo utilizo como bisturí, y cuando hay algo que me parece que puede ser una idea divertida, que no tiene implicaciones sociopolíticas comprometidas y eso, lo uso de la otra manera.

-¿Qué es lo que más le indigna? ¿La injusticia?

-Son muchas las cosas, pero en el fondo sí, la injusticia.

-Circula en Internet una historia según la cual usted propondría que la vida debería empezar con la muerte y terminar en un gran orgasmo...

-Ah, pero eso es apócrifo, no es mío. Aprovecho para decirlo: eso no lo propuse yo. Además me parece espantoso, porque si llego a nacer en un geriátrico lo primero que hago es pegarme un tiro. Es una visión horrenda del mundo. Hay gente que se divierte mucho endilgándonos cosas que no hemos dicho ciertas personas. A Les Luthiers también les han inventado muchas cosas, a García Márquez, a Borges. Hay muchas cosas apócrifas dando vueltas por ahí. Además que no es un dibujo, es un escrito, un texto que yo no escribí. Puedo proponer cosas espantosas, pero no eso.

-¿Continúa usted recurriendo a la Biblia como una fuente literaria?

-Todavía sí, cuando ando escaso de ideas la abro en cualquier parte para ver si se me ocurre algo sobre algún tema, porque hay tantos temas ahí.

-Además de la realidad, ¿qué otras fuentes de inspiración le rodean?

-La realidad, sobre todo la realidad. El ser humano. Las noticias de los periódicos es lo que más sigo para sacar temas. Por lo pronto mi tema es el presente. Y a propósito de eso le puedo decir que el presente se está poniendo cada vez más impresentable.

 
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