La Jornada Semanal,   domingo 18 de septiembre  de 2005        núm. 550
El perfil de la literatura coreana
Hyesun Ko de Carranza

Cuando hablamos de la literatura coreana, surge el problema de la definición: literatura escrita por el pueblo coreano o literatura escrita sólo en la escritura coreana. Si seguimos el primer criterio, incluimos no sólo las obras escritas en caracteres chinos antes de la invención de la escritura coreana sino también las obras escritas en inglés, como en el caso de Chang-rae Lee, quien últimamente es el foco de la atención de los lectores del mundo, en ruso como el caso de Anatoli Kim de Rusia, en japonés y en chino. El segundo criterio parte desde la invención de la escritura coreana que data de 1443, cuando reinaba la dinastía Choseon. Últimamente los estudiosos de la literatura coreana consideran que el primer criterio es más apropiado. Aquí hablaremos brevemente de la literatura coreana durante la dinastía y luego nos detendremos más en la literatura de Corea del Sur del siglo xx.

DURANTE LA DINASTÍA CHOSEON

Antes de la invención de la escritura coreana llamada "Hangul", la literatura coreana fue influenciada totalmente por la literatura china debido a la falta de su propia manera de expresar el sentimiento. La invención de Hangul fue realmente un monumento brillante de la cultura coreana y el resultado de muchos esfuerzos del pueblo coreano que trataba de proteger su soberanía cultural frente a la influencia de la cultura china.

Con la invención de Hangul se inició la verdadera literatura coreana. Aparecieron Shijo y Kasa, nuevos géneros literarios, y la novela figuró como un género importante de la literatura. Shijo es la poesía escrita en tres versos y cada verso está regido por sílabas exactas: primero y segundo con catorce y el tercero con quince. Kasa, que nació antes de la dinastía Choseon, es una poesía entre el verso y la prosa. Respetaba la forma del verso pero no era tan riguroso como el Shijo.

Junto a la literatura en Hangul, la literatura en la escritura china también se desarrolló. A pesar de la existencia del Hangul, los intelectuales nobles prefirieron seguir usando la escritura china como signo de superioridad frente a los plebeyos. Por otro lado, hubo un grupo que intentó liberarse del pensamiento sinocentrista. A ese grupo de estudiosos lo llamamos Shilhakcha, quienes enfatizaron la conciencia del pueblo coreano. Ellos consideraron al pueblo como unidad principal de una nación y dieron énfasis a la peculiaridad de la cultura coreana, diferenciándola de la china. Su tendencia literaria fue de fuerte nacionalismo, produciendo obras de temas de hechos históricos o sentimientos propios del pueblo coreano. Ese fenómeno se dio en todos los niveles de estudio y arte como otra reacción contra la introducción de la cultura china después de la invención del Idu y del Hangul. Aunque las obras de Shilhakcha fueron escritas en escritura china, fueron más realistas y más nacionalistas que cualquier obra escrita en Hangul. Sus ideas y temas literarios fueron los promotores de la modernización de Corea. Los tres tipos de literatura: la de Hangul, la de caracteres chinos y la de los Shilhakcha en caracteres chinos, cuyas formas literarias también eran diferentes, convivieron complementándose hasta fines del siglo XIX.

LITERATURA DEL SIGLO XX.
BREVE HISTORIA DE COREA DEL SUR

Japón, país vecino, usurpó el trono de la dinastía Choseon y colonizó Corea desde 1910 hasta 1945. En 1950, después de cinco años de concluida la dominación colonial de Japón, Corea sufrió la guerra de Corea, buen ejemplo del choque de los dos sistemas de la guerra fría. Y a consecuencia de esta guerra llegó la trágica división del país en sur y norte, situación que sigue hasta ahora.

En 1960, por primera vez en la historia de Corea, se logra la revolución desde abajo gracias al levantamiento estudiantil del 19 de abril, pero el golpe militar de mayo del año siguiente fue el comienzo de la dictadura militar de largos años. A principios de la década de los setenta, cuando la industrialización coreana estaba en pleno camino, empezó la política opresiva en todos los niveles de la vida del pueblo: político, económico y social. Con el asesinato del presidente en octubre de 1979 el pueblo tenía la esperanza de poner fin a la opresión; sin embargo, la dictadura militar se prolongó casi diez años más. A fines de la década de los ochenta, cuando inició la Sexta República y se realizaron los Juegos Olímpicos, Corea recién pudo prestar atención a la democracia política, a la igualdad económica y a la política hacia el norte para cambiar la situación de división, y el pueblo tuvo la oportunidad de saborear la ventaja de la sociedad de consumo gracias al aumento de ingreso logrado al final de la dura lucha de casi una generación anterior.

LITERATURA Y REALIDAD SOCIAL
DE COREA DEL SUR

La división que llegó junto a la liberación y la guerra de Corea son temas persistentes de los escritores coreanos, porque la división del pueblo y el desastre sangriento de la guerra son los hechos decisivos en la historia moderna del país y, además, son bases que influyen a los aspectos reales, políticos, espirituales y de la vida cotidiana de la sociedad coreana. La literatura de la guerra de Corea, corriente principal de los años cincuenta, enfoca los resultados de la guerra desastrosa: la pérdida del clásico humanismo, el derrumbe de los valores éticos vigentes y la destrucción de la existencia de la vida privada.

Después del éxito de la Revolución Estudiantil del 19 de abril, la Guerra es tomada como un choque de las dos ideologías contrarias y los escritores de la generación de Hangul que la experimentaron en su niñez la consideraron como un motivo principal para tomar conciencia de la situación trágica del mundo. A este grupo pertenecen varios que juzgan la guerra como algo que debemos superar enfrentando la tragedia cara a cara. Para los escritores que nacieron un poco antes o después de la guerra, ésta es la culpable de la situación divisora y la opresión política.

Llegada la década de los ochenta, la guerra ya no es la preocupación principal de los escritores, pero sigue como un material para revalorar la historia contemporánea en su totalidad y en su sentido histórico-social. Algunos ven a los soldados comunistas del norte iguales a los del sur y hacen un repaso de las circunstancias interiores y sociales, causantes directos de la guerra.

Esta evolución de la conciencia en la literatura demuestra que los escritores desean de todo corazón la reunificación; toman nueva conciencia sobre la historia moderna después de la Independencia; desean superar el anticomunismo, resultado de la guerra fría; y reafirman la identidad del pueblo.

REVALORACIÓN DE LA
HISTORIA MODERNA

Los escritores no se cansan de reenfocar la historia del pueblo coreano mediante sus voluminosas novelas históricas. Esta actitud nace de su toma de conciencia trágica de la guerra de Corea, y su seria labor es fructífera. Sus novelas históricas se diferencian de las ya existentes en varios aspectos. En primer lugar, sus autores parten del problema actual y, en segundo lugar, enfocan la historia del pueblo desde la óptica popular, es decir, desde el punto de vista de los plebeyos o los de abajo. Son de varios tomos porque quieren narrar y describir la larga corriente de la historia en su totalidad.

En los sesenta, algunas obras revaloran la historia moderna del pueblo coreano y en los setenta este tema llega a ser el proyecto de vida de algunos escritores. Hay gente que enfoca el fracaso de la modernización y de la vida tradicional de la época de apertura de fines de la dinastía Choseon. Tampoco falta la resistencia del pueblo contra la clase dominante y el tumulto de la sociedad tradicional. Hay novelas que hacen revivir el pasado del pueblo coreano en su totalidad y en su conjunto social y testimonian el desengaño y la corrupción de la ideología dominante y los conflictos entre los dominantes y los dominados. Estas obras forman un mural enorme de la historia del pueblo desde el siglo xviii hasta hoy y nos hace reflexionar por qué la historia de Corea llegó a una situación trágica y, al mismo tiempo, nos muestra cómo fue la vida real de los antepasados.

LA INDUSTRIALIZACIÓN
Y LOS MARGINADOS

La industrialización de Corea fue planificada en los sesenta y se llevó a cabo en la siguiente década. El progreso industrial realizado sin capital y tecnología explotó la mano de obra de los campesinos y obreros, y su política de exportación fue apoyada fuertemente por el poder dictatorial. Su consecuencia fue la urbanización abrupta. Los escritores prestan mucha atención a estos problemas desde el inicio de la industrialización y sus actitudes se bifurcan en dos direcciones:

1) Interés por la clase o grupo marginado, víctima de la industrialización. El amor hacia las clases desarraigadas, como los pobres de la ciudad y los campesinos en la segunda mitad de los sesenta, se desarrolla en la descripción de la vida de los jornaleros errantes a principios de los setenta y a mediados de la misma década se transforma en la derrota de los esfuerzos por reformar la vida y las condiciones miserables de los obreros de la fábrica. En los ochenta, los mismos obreros se dan cuenta de las condiciones inhumanas de su lugar de trabajo y de su identidad como una clase social, y alzan la voz de su lucha de clase enfrentándose a la explotación de los capitalistas. En este proceso introducen la técnica modernista y es muy curioso que la poesía haya sido el fruto más valioso de la literatura obrera de la década de los ochenta.

EL SISTEMA CAPITALISTA Y LA VIDA SUPERFICIAL DE LA CLASE MEDIA

La urbanización, que avanzó rápidamente por la industrialización, y el aumento de la clase media hicieron notar más sus aspectos falsos, y la pérdida del ego del hombre moderno llegó a ser un problema existencial. Un novelista de los años setenta ya recalcó el problema de la marginación que sentía la gente urbana en su interior. A partir de los ochenta, en la poesía aparecen varios temas: la melancolía de la clase media que pierde su identidad en la sociedad capitalista, la burla del sistema capitalista y materialista en que la cultura de propaganda mercantil deshumaniza a los seres humanos, la ira por la inutilidad del ser humano causada por la civilización moderna, y la deshumanización de la masa urbana plagada por la moda. En la narrativa también se ven preocupaciones semejantes, pero menos que en la poesía. Hay obras que critican a la pequeña burguesa de la clase media, que muestra el arrepentimiento de los intelectuales de la clase media que intenta la posibilidad de reconciliación con la clase obrera.

La literatura coreana de hoy también está ligada íntimamente con los cambios abruptos de la sociedad por los siguientes elementos: el derrumbe internacional del sistema de la guerra fría que influyó directo a Corea en todos los niveles; el inicio del gobierno civil tras la dictadura militar; 10 mil dólares de ingreso per cápita, mediante el cual el pueblo goza de bienes materiales; la introducción del postmodernismo y los nuevos medios de comunicación, como internet. La influencia aparece en los temas, con preferencia de microtemas que muestran los deseos o el mundo interior del ser humano en vez de macrotemas que reflejan la realidad o la sociedad; por consiguiente, los escritores que son más afines a esos temas por su detallismo gozan de la acogida de los lectores; las obras son para una sociedad de consumo. Estos cambios de la literatura son peligrosos porque sus productos pueden carecer de seriedad literaria, y son propensos a transfigurarse en juegos joviales de sentimiento o de lo intelectual, pero, al mismo tiempo, son valiosos porque describen honestamente la existencia humana y porque son objetos para el deleite mental y emocional. Lo cierto es que se requiere una reflexión seria sobre las ideas de función y presencia de la literatura tradicional, y es preciso prestar más atención a cuál sera su resultado en el futuro.