Usted está aquí: domingo 18 de septiembre de 2005 Capital El terremoto cambió mi vida profundamente

20 AÑOS DESPUES... ENTREVISTA

El terremoto cambió mi vida profundamente

POR ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen Recorrido con el periodista por los lugares de la ciudad de M�co donde realiz� cr�a del terremoto de 1985 FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z

"REPORTERO -dice una definición que entre broma y veras solía repetir un viejo profesor de la escuela de periodismo Carlos Septién García- es aquel ser extraño que cuando tiembla se olvida de su familia y sale de su casa a ver qué les pasó a los demás."

De algún modo eso es lo que hizo Jacobo Zabludovsky la mañana del jueves 19 de septiembre de 1985. A la hora del terremoto se encontraba en su casa vistiéndose, preparándose para iniciar sus actividades del día. Era entonces director de los noticiarios de Televisa.

Se percató de que el fenómeno había sido intenso y prolongado. Encendió la televisión para ver qué se decía al respecto, pero todos los canales estaban fuera del aire. "Pensé que a lo mejor era un problema de señales que afectaba la zona donde vivo."

Intentó comunicarse a sus oficinas en Televisa Chapultepec, "pero algunos teléfonos no contestaban y otros estaban permanentemente ocupados. Supuse que algo grave había pasado".

Todavía acomodándose la ropa, abordó su automóvil y salió a la calle. "Era una época, la de hace 20 años, en que los celulares no se habían inventado o no habían llegado a México. El gran invento era el teléfono en el coche. No lo podías separar del automóvil porque tenía un cable, pero era una gran ventaja."

Zabludovsky manejó por Paseo de la Reforma, y al llegar a la altura de los leones de bronce que guardan la entrada principal del bosque de Chapultepec buscó a la distancia el Angel de la Independencia. "Era el referente. Se había caído durante el temblor de 1957, de manera que al verlo aún sobre la columna, dije: no pasó nada."

Fueron los primeros pasos de un recorrido que daría lugar a una de las grandes crónicas periodísticas de la tragedia.

En vísperas del vigésimo aniversario "del mayor desastre sufrido por la ciudad de México desde la Conquista", Zabludovsky recorre con La Jornada algunos de los lugares por los que pasó entonces, y comparte sus recuerdos de aquel día.

La cita fue el pasado viernes 9 de septiembre, a las siete de la mañana, frente a las oficinas del Instituto Mexicano del Seguro Social en Paseo de la Reforma. "Luego de ver que el Angel estaba en su lugar, llegué aquí y miré la fachada: ni un vidrio roto. En ese momento pasaba un señor corriendo, haciendo ejercicio. Volví a pensar que no había pasado nada."

A bordo de un automóvil Zabludovsky acompaña al reportero y al fotógrafo de La Jornada. Va señalando edificios y calles. Parece que ante sus ojos estuvieran aún las imágenes que vio entonces.

Al llegar al cruce de Reforma con Insurgentes desciende un momento del automóvil y prosigue con la evocación. "La mayoría de los grandes edificios que estaban alrededor de la estatua de Cuauhtémoc se había caído: el hotel Continental Hilton, el edificio del Banco de Crédito Minero tenían grandes daños. Enfrente, el cine Roble estaba semiderrumbado.

"Entonces supe que las consecuencias del temblor superaban todo, no sólo lo que supuse al principio de mi recorrido, sino todo lo que yo había visto en mi vida. Aquí empecé a darme cuenta de la tragedia."

-¿En qué momento decidió hacer la crónica, comenzar a pensar como reportero?

-Todo el tiempo, desde el principio. Mi obsesión, mi único pensamiento era que si algo había pasado, cómo lo íbamos a cubrir en televisión. Como los canales de Televisa estaban fuera del aire, por razones que yo ignoraba, hablé a la XEW, una de las estaciones de radio pertenecientes a la empresa donde yo trabajaba, y mediante el teléfono de mi coche me lanzaron al aire desde que pasaba frente al Museo Nacional de Antropología. Todo el esfuerzo periodístico de esa mañana fue por radio.

"Así empecé a hacer la crónica por radio, en vivo, con gran prudencia, tratando de no ser amarillista, pero también de no quedarme atrás de los hechos. Iba diciendo simplemente lo que veía, hasta que llegué un poco más allá de Reforma e Insurgentes. Ahí dije por primera vez que estábamos ante la más grande tragedia que había sufrido la ciudad de México."

El reporte de Zabludovsky al aire se intercalaba con llamadas de gente preocupada por sus familiares y con información de otros aspectos del desastre. "Cada que me regresaban el micrófono yo decía dónde me encontraba y qué veía."

Gracias a la transmisión radiofónica, otros reporteros y camarógrafos ubicaron a Zabludovsky y se trasladaron a donde éste se encontraba. "Vinieron, y ellos fueron los que me contaron que se habían derrumbado las instalaciones de Televisa Chapultepec. También llegó un chofer a ayudarme; él manejaba mientras yo transmitía."

A partir de entonces el recorrido del periodista quedó registrado por las cámaras. "Por eso después fue muy fácil empalmar mi transmisión de radio con la imagen, de tal manera que parece que fue una transmisión para televisión, pero no, todo fue para radio."

Inevitablemente atado al teléfono se fue "metiendo por donde el coche lo permitía, siguiendo una ruta caprichosa que dependía de los lugares por donde podía pasar".

En el recuerdo del periodista está un ir y venir de ambulancias, patrullas, motocicletas, el sonido de sirenas.

Durante la recreación del recorrido que llevó a cabo hace 20 años, Zabludovsky señala con asombrosa precisión los cambios sufridos por el paisaje urbano. "Ese edificio de allá (en Río Lerma y Reforma) no existía, en su lugar había una casa porfiriana muy grande, de las más antiguas de Paseo de la Reforma. Perteneció a la familia de Alberto Bailleres, actuales dueños de El Palacio de Hierro.

"Ahí estaba el hotel Hilton (Reforma e Insurgentes). Ese día lo vi derrumbado y los turistas sobrevivientes estaban sobre la banqueta en pijama, en camisón o envueltos en una cobija que decía hotel Hilton. Ni siquiera los pude entrevistar, porque no podían ni hablar."

Un poco más adelante observa lo que queda del hotel Reforma, en cuyos restaurantes y salones pasearon su fama las luminarias de otros tiempos: María Félix, Tongolele, Dolores del Río, Tyrone Power, Orson Welles. "Desde hace 20 años sólo sirve para que dentro se alojen los fantasmas de su pasado glorioso."

En la esquina de avenida Juárez y Humboldt, a una cuadra de Bucareli, "estaba el Conalep, una escuela que se derrumbó totalmente; hubo muchos muchachos muertos. Fue una cosa terrible".

Todos los edificios de la manzana delimitada por Juárez, Balderas, Doctor Mora y la Alameda Central se vinieron abajo. Entre otros, el hotel Regis, emblemático centro de reunión y operación de la grilla nacional. Diputados, senadores, caciques, funcionarios con aspiraciones y toda la fauna política local y nacional solía congregarse ahí, donde también estaba el cine Regis, el café Regis, los baños Regis y "el centro nocturno Capri, muy afamado y que tuvo magníficas variedades, como la orquesta de Agustín Lara, Pedro Vargas y Toña La Negra. Todo eso se cayó totalmente".

En la misma manzana estaba también una tienda Salinas y Rocha y un edificio "donde alguna vez estuvo el periódico El Nacional, donde trabajé en los años 40 empezando como corrector de pruebas".

Pasamos por la manzana que hoy la ocupa la llamada Plaza de la Solidaridad. En ese punto Zabludovsky acepta posar para unas fotos junto al monumento conmemorativo de la efeméride. "El monumento particularmente no me impresiona, pero sí creo que fue muy acertada la decisión de no permitir que se volviera a construir en este sitio, porque el jardín, además de ser muy agradable, por el lado de avenida Juárez prolongó a la Alameda, que es uno de los pocos pulmones del centro de la ciudad de México."

La gente que aquella mañana del 19 de septiembre veía transmitiendo a Zabludovsky se aproximaba para contarle lo que estaba viviendo, lo que había presenciado: "que en Tlatelolco se habían caído varios edificios; que alrededor del Monumento a la Revolución también se habían derrumbado otros".

Decenas de testimonios que integraban un panorama estrujante y desolador.

Tendidos sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas, a la altura de la calle República de Uruguay, Zabludovsky vio los primeros muertos. "Había un edificio de seis o siete pisos de viviendas de clase media, donde habitaba mucha gente. En la planta baja había un cafetería muy popular que se llamaba Super Leche. La hora del temblor era la de mayor afluencia. El edificio se cayó totalmente.

"Vi cómo iban acomodando a los muertos a un lado, en la acera. Mientras estaba transmitiendo, llegó un señor que venía de hacer ejercicio. Por su ropa lo noté. Empezó a llorar, y le pregunté: '¿por qué llora?' Y me respondió: 'es que yo soy el dueño de Super Leche. Mi mamá y mi hermana viven arriba, bueno, vivían..."

No lo había vuelto a ver desde entonces, pero veinte años después Zabludovsky hablará de nuevo con ese hombre. Será mañana, en un programa radiofónico especial dedicado a conmemorar la tragedia.

Dicha emisión se titula precisamente 20 años después. 19 de septiembre 1985-2005. Comenzará a las seis de la mañana y concluirá a las ocho de la noche.

Zabludovsky repetirá el recorrido de hace dos décadas y hablará con 40 personas de las que entrevistó entonces. "Es la misma gente que vuelve a hablar, en otra circunstancia, y es el mismo periodista, que sigue en servicio activo, el que los vuelve a entrevistar."

El programa será transmitido por Radio Red, donde cotidianamente el comunicador conduce el noticiario De 1 a 3, que acaba de cumplir su cuarto aniversario.

Desde semanas atrás, mediante su actual noticiario, Zabludovsky empezó a hacer repetidos llamados para que las personas que entrevistó hace 20 años se pusieran en contacto con él. "Respondieron más de 500 personas que querían hablar en el programa, pero les dije que no se trataba de recopilar todos los testimonios, porque sería interminable, sino solamente los de aquellos con quienes hablé entonces."

Se reportaron 40. "Prácticamente todos." Faltaron dos personas que ya murieron y una más que no quiso. El periodista reconoce que emocionalmente el rencuentro con sus entrevistados ha resultado "muy doloroso".

Con algo más de 60 años dedicados al oficio, Jacobo Zabludovsky ha dado cuenta de numerosos hechos de trascendencia histórica, como el triunfo de la Revolución Cubana y la llegada del hombre a la Luna, por mencionar sólo dos. Sostiene, sin embargo, que la cobertura del terremoto del 19 de septiembre de 1985, sumada a la singular reconstrucción que hará en el mencionado programa especial, "es lo más importante que he hecho en periodismo".

-¿Es un hito?

-Yo no quiero calificarlo, pero busco en la historia de la radio mexicana, que tiene 85 años, y no encuentro nada que se le compare. No califico mi trabajo, sino la circunstancia de que 20 años después sea el mismo periodista el que vuelve a hablar con la misma gente. Lo que quiero que me platiquen es cómo el temblor cambió su vida.

-¿La de usted cambió?

-Profundamente. Me hice más consciente de la fragilidad de todo y aprendí a amar más mi oficio. Entendí mejor que nunca que cumple una satisfacción que va más allá de la propia satisfacción o alegría de trabajar.

El recorrido de Zabludovsky con La Jornada concluye donde terminó hace 20 años, frente a Televisa Chapultepec. "Aquí era mi oficina, sobre Balderas esquina con Río de la Loza. Era un edificio de seis pisos. Del edificio surgía una de las tres antenas de metal que había. Esas torres y el inmueble cayeron sobre la calle. Las torres alcanzaron a afectar el Centro Escolar Revolución, en la acera este de Balderas.

"Llegué y me di cuenta de que yo sabía quiénes estaban aquí a las 7:19 de la mañana de aquel día, y sabía que estaban muertos. Yo les había dado el trabajo, yo les había puesto sus turnos.

"Sabía que ahí estaban Félix Sordo, un locutor joven, muy inteligente, y Ernesto Villanueva, que era el jefe de redacción. Cuando llegué aquí hubo un momento en que me costó trabajo seguir hablando. En la narración de ese día hay una pausa de unos cuatro o cinco segundos, que en radio es mucho. Luego reanudé, con mucho esfuerzo, el relato que estaba yo haciendo."

Nadie sabe exactamente cuánta gente murió. "Por los cadáveres que sacaron, calculamos que fueron alrededor de cien, pero existe la sospecha de que muchos cuerpos se fueron con el cascajo que fue recogido. A los dos o tres días entraron los trascabos a llevarse todo y ya no se supo más."

-¿Cómo terminó ese día para usted?

-Fue uno de los más largos de mi vida. Fui a algunas capillas fúnebres a dar el pésame a familiares de redactores, editores de videotape y otros trabajadores. Al día siguiente transmitimos los noticiarios desde San Angel, desde un estudio que se utilizaba para grabar telenovelas.

-¿Qué le produce ver esta esquina ahora?

-Tristeza, por el recuerdo de tanta gente que murió.

Después de varios segundos de silencio, en que parece perturbado por los recuerdos, Jacobo Zabludovsky da por terminado el recorrido y la entrevista. "Pues así fue."

 
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