Diego Armando Maradona, estrella de televisión La resurrección del número 10 Esteban Schmidt/ Buenos Aires Cualquier persona que se haya drogado en los volúmenes de Maradona, se encuentra en este momento plantando tomates en un campo. Pero el futbolista argentino ha regresado por quinta vez
Cuando el final parecía inminente, su ex esposa Claudia y sus hijas adolescentes Dalma y Giannina asumieron el salvataje. Despidieron al manager, se apropiaron de su teléfono celular y de su agenda y aislaron a Maradona en un resort de Cuba durante ochenta días para desintoxicarlo, sin prostitutas y sin drogas, al menos esta vez. Cuando estuvo en condiciones de resistir una operación, en marzo de este año, se sometió a un by pass gástrico, una reducción de tamaño del estómago que fue como pinchar un globo, porque desde entonces, Maradona ha perdido doscientos gramos por día y ya suma 47 kilos de adelgazamiento. Como si no hubiera pasado nada, Maradona es ahora una estrella de la televisión argentina, no como un invitado especial bien pagado, sino como el conductor de su propio show. "El show del diez" se llama su programa cuya su segunda emisión fue seguida por nueve millones de argentinos quienes desde sus casas y desde los bares, donde se despliegan pantallas gigantes, ven a Maradona bailar, cantar y confesarse. Más que la calidad del programa, a los argentinos les pone contentos ver su ídolo gozar de buena salud y haciendo chistes. Un lunes, Manu Ginobilli, la estrella argentina de la NBA y el tenista Guillermo Coria fueron sus invitados y ante ellos Maradona admitió que su primer gol ante la selección de Inglaterra en el mundial de 1986 fue hecho con el puño. Lo dijo así: "La verdad que nunca me arrepentí de haber marcado ese tanto con la mano. Fue algo que me salió muy de adentro, de haberlo hecho en Fiorito (su barrio humilde de la infancia). "Ellos (los ingleses) nos habían hecho un montón de cosas, y nosotros sabíamos que los que teníamos adelante eran ingleses", comentó Maradona en referencia a las guerra de las Malvinas. En el primer programa, Maradona le había confesado a su viejo enemigo, el brasileño Pelé, y al mundo, que en el mundial de Italia de 1990, desde el banco de suplentes argentino se convidó al brasileño Branco con agua mezclada con un anestesiante. La selección argentina también ganó ese partido. Esas picardías o abiertas muestras de viveza criolla, como llaman en Argentina a la astucia, en vez de quitar brillo al astro, lo vuelven más popular aún. El futbolista se vuelve una especie de angel exterminador para los eternos rivales de la Argentina, como es Brasil. Antes de despedirse de Pelé, Maradona le dijo que podía contar con su ayuda para recuperar a Edinho, el hijo de Pelé, quien estuvo preso por tenencia, consumo y comercio de drogas recientemente. Pelé le dijo "gracias" pero no le dijo "sí". La resurrección de Maradona vino acompañada de un mejoramiento notorio de sus finanzas. Si bien nunca llegó a estar quebrado, Maradona gastaba mucho. Ahora, ya gozando de buena salud y otra vez en la cima, está sumando un empleo tras otro. A su acuerdo con el canal de televisión argentino, Maradona sumó otro con la televisión italiana. El 17 de septiembre iniciará su participación en el show "Bailando con las estrellas". El programa consistirá en que personajes famosos bailen muchos ritmos. Como bailarín, Maradona ganará 24 mil dólares por programa. Por otra parte todo lo relacionado con él se redimensiona económicamente. Un Ferrari que le perteneció está siendo subastado por Internet y a dos días de concluir, el precio alcanzado es 674 mil dólares. Otras actividades ocupan también al astro renacido. Es el vicepresidente de la Comisión de Futbol del club Boca Juniors, uno de los equipos argentinos donde brilló. Nadie sabe exactamente en qué consiste el cargo de Maradona. Lo único que hace el vicepresidente es ejecutar tiros libres o contar anécdotas de su vida profesional a los jóvenes de Boca. Lo cierto es que a los directivos de Boca les conviene más tener a Maradona disciplinado dentro del club, aún sin hacer nada, que insultando al equipo desde el palco, cuando las cosas marchan mal. Por el cargo y esas actividades en Boca se lleva 60 mil dólares por mes. Pero el dispositivo publicitario montado detrás de la reaparición de Maradona no puede ocultar que esta es la quinta vez, por lo menos, que Maradona "vuelve". Si bien nunca había llegado a estar tan mal, la secuencia de ascenso, autodestrucción, caída y resurgimiento se repite. Igual que el uso al que es sometido por familiares y empresarios. Por el programa de Italia, Maradona debería ir y volver de Europa (12 horas de avión) una vez por semana y someterse al stress de dos programas de televisión, necesitando satisfacer los niveles de audiencia requeridos por quienes le pagan el sueldo. Cualquier persona que se haya drogado en los volúmenes de Maradona, se encuentra en este momento plantando tomates en un campo. Su médico personal, Alfredo Cahe contribuye al mito. Hace unos meses dijo que las funciones cardiovasculares de su paciente se habían disminuido hasta un 30%. Ahora asevera que "Diego tiene un físico privilegiado. He visto a muchos jóvenes que dejaron su adicción pero quedan con algún deterioro. Su corazón es hoy del de un hombre sano". Sea lo que sea, por el momento parece que al Diego le tocó una segunda oportunidad. Su vida hogareña es la de un niño. Separado de su esposa, Maradona volvió a vivir a la casa de sus padres y es Don Diego, el papá, y no el conserje de un hotel, quien lo despierta por las mañanas moviéndole los hombros. Cuenta el mismo ex jugador que su madre, doña Tota, prepara el desayuno, mientras tanto, y cuando él llega a la cocina lo besa en la boca (lo que es muy inusual entre padres e hijos en la Argentina) y le pregunta: "¿Dormiste bien mi amor?" © Prensa Nueva |