LA PUGNA POR EL MODELO SOCIAL | 5 de septiembre de 2005 |
Ha llegado la hora de Tony Blair para
promover la
reforma de los sistemas de seguridad social en el marco europeo con el
modelo que ha aplicado en Gran Bretaña, que le ha dado la
excepcionalidad de un tercer mandato en el gobierno. La resistencia
francesa y alemana pondrá a prueba los lineamientos de la
llamada "la
tercera vía".
Avi Temkin, Jerusalén Tony Blair, primer ministro británico, esperó pacientemente al 1º de julio pasado, cuando llegó el turno del Reino Unido para asumir la presidencia de la Unión Europea (UE) por medio año. Consciente de que ésta es su última opción como premier, Blair piensa ya en su lugar en la historia, o, quizás, su lugar como futuro presidente de una renovada UE.
La crisis es real. Europa está en una encrucijada creada por los problemas del lento crecimiento económico, baja productividad, desempleo, inmigración, el retraso frente al dinamismo de la economía estadunidense y el ascenso de Asia. Según Blair, su programa de reforma sería una alternativa al estancamiento europeo, tanto en político como económico. Con la crisis creada por el rechazo de la Constitución aún fresca en la memoria de los líderes de la UE, la propuesta presentada incluye: * Reforma del modelo social. Blair llamó a "revisar el modelo social" de Europa es decir, reconsiderar muchas de las premisas en las que se basa el estado de bienestar. Se trata de reformar los beneficios a desempleados, ajustar el sistema de pensiones a los recursos existentes, desregular el mercado de trabajo y acelerar la creación de un verdadero mercado único en la zona. * Reforma institucional. Demandó modificar las instituciones para una administración más ágil y eficaz. Según los cálculos de los auditores de la UE, 5 por ciento del presupuesto anual se desperdicia por fraudes y corrupción generalmente financiando proyectos que no existen y otro tanto se destina a proyectos innecesarios. * Reforma presupuestaria. Basada en la necesidad de ajustar el presupuesto de la UE, recortando los 45 mil millones de euros al año pagados como subsidios al sector agrícola. De hecho, la aprobación del marco presupuestario de la UE para el periodo 2007-2013 depende de un acuerdo. Blair está dispuesto a renunciar al descuento a la cuota de su país a la UE, pero sólo a cambio de la reforma de los subsidios agrícolas. Blair enfrenta obstáculos. Los atentados en Londres le obligan a concentrarse en un esfuerzo doméstico antiterrorista y, por otra parte, sus propuestas han despertado la esperada crítica de los líderes franceses. El 14 de julio, el presidente francés, Jacques Chirac, puso en claro los límites de la política interna de Francia a las iniciativas de reforma y señaló que no estaba dispuesto a ningún cambio en el sistema de subsidios agrícolas de la UE. Sin tales cambios, no será posible llegar a un acuerdo rápido sobre el presupuesto para la UE, y la crisis política se agravará. Si hay quien impide el compromiso, expresó Chirac, es Blair. Chirac y el canciller alemán, Gerhard Schroeder, han rechazado "el modelo angloestadunidense". En el pasado, ninguna agenda europea tenía posibilidades de éxito sin el apoyo del eje franco-alemán, que impulsó las grandes iniciativas de la UE, la introducción del euro, la ampliación hacia el Este. Ese fue el eje que impulsó la oposición a la política exterior de George W. Bush y, sobre todo, a la invasión de Irak. En política exterior, Blair puede contar con un cambio en la balanza de fuerzas en Europa. La líder de la Democracia Cristiana en Alemania, Angela Merkel, será probablemente elegida canciller el 18 de septiembre, y podrá significar un acercamiento a Bush. Blair ha subrayado sus credenciales europeas en lo que respecta a política exterior, habló de una "alianza de civilizaciones" con el mundo musulmán y afirmó su apoyo a una UE fuerte y unida y, así, se sitúa como eje del diálogo con Estados Unidos en el terreno de la seguridad global. Pero si el premier espera que con ello se reduzca la oposición a la reforma económica, puede equivocarse. El rechazo a las fuerzas de mercado y la globalización no se limita a gobiernos y no viene de "arriba", sino que resulta de potentes impulsos sociales y políticos en Europa. Merkel deberá tomar en cuenta a la oposición de izquierda en cuanto a la política social y económica. Nacido formalmente hace un par de meses como una coalición de disidentes de la izquierda socialdemócrata y de ex comunistas, el "Partido de Izquierda" ha sido el foco de la presente lucha electoral. Los sondeos de opinión indican que la nueva agrupación obtendrá entre 12 y 15 por ciento de los votos. Su plataforma rechaza la reforma del estado de bienestar, propone subir las tasas de impuestos a los ingresos más altos y llevar a Alemania a una posición no sólo antiestadunidense, sino antiglobal. Esto, sin embargo, abre un cuestionamiento ideológico y programático. ¿Cuál sería la alternativa de la izquierda alemana de ser rechazada la integración política de la UE y la reforma económica y presupuestaria propuesta por Blair? Tratar de mantener el statu quo y basar una plataforma política en la oposición a Estados Unídos sería, a largo plazo, autodestructivo. Los problemas a los que Blair se ha referido no son imaginarios. Los países ricos de la UE siguen siendo victimas de un estancamiento económico, con una tasa de crecimiento de alrededor de 1 por ciento y con altas tasas de desempleo. Las repercusiones de un vacío programático e ideológico serían, desde el punto de vista de la izquierda europea, mucho más graves. Uno de los dos líderes del Partido de Izquierda el ex socialdemócrata Oskar Lafontaine ha coqueteado peligrosamente con los elementos mas xenófobos de la sociedad alemana, criticando la presencia de trabajadores extranjeros en el país. Esto es, de hecho, una continuación de la tendencia entre grupos de la izquierda en Europa de "criar cuervos" y establecer coaliciones ad hoc con la ultraderecha en el combate contra la globalización. Para Blair este es el peor escenario posible. Ha repetido que se pueden combinar las fuerzas de mercado con una política de responsabilidad y solidaridad sociales. En palabras simples, que es necesario mantener diálogo con las clases medias, y al mismo tiempo tratar de consolidar un crecimiento económico que permita cimentar las políticas de bienestar. El combate ideológico dentro del
socialismo europeo no
será el primero. Reformistas y radicales se han enfrentado por
más de
dos siglos. Lo que caracteriza la actual confrontación es que su
resultado afectará directamente al cause de la política
económica y
social en toda Europa § |