La Jornada Semanal,   domingo 4 de septiembre  de 2005        núm. 548
MENTIRAS TRANSPARENTES
Felipe Garrido


UNA MARIPOSA

Un día, una mariposa que veía bailar a las muchachas en la feria de Acatlán quiso probar esa manera de sentirse viva y fue a pedirle a San Pascual que le hiciera el milagro de vestirla de fiesta, de darle un par de trenzas y cuerpo de doncella. Y el santo, que estaba de buen humor, le concedió el prodigio sin hacerse mucho del rogar. Llegó a la plaza, pues, la mariposa, y era tan deslumbrante que todos los jóvenes, en cuanto la vieron, hicieron a un lado a sus parejas y no quisieron otra cosa que bailar con ella. La mariposa nunca se había visto tan asediada, tan admirada, tan agasajada y, como a veces sucede con las muchachas que no saben llevar a cuestas su lindura, comenzó a engreírse más y más y no quiso bailar con nadie. Hasta que el santo, que ese día estaba de veras de buen humor, decidió que hacía falta darle una lección. Comenzaron entonces a brotarle las alas, pues aunque tuviera cuerpo de doncella y trenzas y estuviera vestida de fiesta, seguía siendo una mariposa, hasta que, finalmente, no tuvo más remedio que salir volando.