Jornada Semanal,  4 de septiembre  de 2005         núm. 548
Y AHORA PASO A RETIRARME

Ana García Bergua

IDEAS PARA EL MANUAL
DEL PERFECTO CHILANGO

Estaba pensando que los chilangos, antaño detestados y hoy más bien objeto de la más profunda compasión por parte de nuestros connacionales, bien podríamos detenernos en el caótico cenit que hemos alcanzado, hacer un alto (cosa nada difícil, si nos atenemos a los embotellamientos en que pasa nuestra vida) y meditar un poco sobre nuestro carácter y costumbres. Cuando uno se pasa de folclórico, llega el momento de sistematizar el carácter. De ahí la pertinencia de un manual del perfecto chilango, que se vendería muy bien en los altos, los tianguis y los Sanborns, puntos de reunión preferidos por todo chilango mimetizado con su entorno. A falta de espacio y de energía, adelanto solamente un par de ideas para dicho manual, como buena chilanga que soy, a la espera de que alguien más se ponga a hacerlo.

TRAZOS DEL CARÁCTER CHILANGO

El perfecto chilango no repara demasiado en las formas, a menos que sea estrictamente innecesario. Por ejemplo, es capaz de volver sorda a la gente tocando el claxon en la calle, pero eso sí, se sentirá muchísimo si le hablan golpeado. Quizá te está esperando en el callejón para asaltarte, pero si le dices "buenas noches", te corresponde con toda urbanidad y después te asalta.

El perfecto chilango cree con devoción en las leyes no escritas y en la perfección del camino corto. Amante de estacionarse en la segunda fila ("ahorita vengo", dice), dará vueltas prohibidas porque todos las dan, pagará mordidas porque todos lo hacen e intentará de todas las maneras posibles no hacer cola. La sola idea de no llegar en diez minutos de Taxqueña a Lindavista llena de zozobra al chilango que todo lo puede, amo del atajo confianzudo, ése que ya salió antes de salir y si no fuera por culpa de graves e imponderables imponderables, ya habría llegado desde que nació.

Repertorio claxonístico del perfecto chilango o diccionario claxon-español, español-claxon (variaciones sobre distintos temas interpretados al claxon en La menor):

–"Ya llegué". Esta tonada se interpreta de preferencia a la luz de la luna, cuando los vecinos duermen o estudian, o por lo menos quisieran hacerlo. Ideal para el tratamiento de la narcolepsia.

–"Ábranme". Claxonazos cortos y melodiosos que se repiten hasta que ya salió su mamá o su hermano de la cama y le abrieron la reja.

–"Ya baja". Melodía que interpreta, de noche y en fin de semana, aquel que pasa a buscar a la novia y no quiere ni estacionarse, ni bajarse, ni tocar timbres, ni hablar.

–"Ya baja II". Melodía que interpreta, de noche y en fin de semana, el marido que pasa a buscar a la esposa y no quiere ni estacionarse, ni bajarse, ni tocar timbres, ni hablar, ni nada y además ya sabe que ella no mejorará por más que se maquille, lo cual le causa desazón (suena más fuerte que el anterior).

–"Suena como mi alarma, pero qué tal si bajo y no es". Lamento doloroso, persistente, que recuerda un poco a las "Cuatro estaciones" de Vivaldi tocadas con la misma nota.

–"Quítese, pero ya". Se le canta con el claxon al que se estaciona en nuestra cochera.

–"Aguas que ahí voy [y soy tremendo(a)]"– Bella y discreta canción popular. El ejecutante da unos graciosos golpecitos mozartianos con el claxon, al cruzar todas las esquinas que pueda.

–"En este segundo preciso se está poniendo el siga y tú no te mueves". Claxonazo duro, directo, acompañado de amagos y rugidos rítmicos con el pie en el acelerador.

–"Ya pásate, ¿no ves que no viene nadie?, ¿para qué te quedas ahí?, ese semáforo nos está quitando tiempo, ¿te das cuenta?, tiempo que yo emplearía en miles de cosas que ahora mismo no logro concebir, pero en cuanto echemos a andar te digo". Melodía lánguida y persistente de duración variable. A menudo lleva un remate, cuando el auto echa a andar, en el que nos recuerdan a nuestra mamacita, cosa que a los chilangos nos puede mucho.

–"… a tu madre". Una de las melodías más populares al claxon (mi sensibilidad chilanga me impide escribir aquella palabra tan sonora). Esta melodía se entona en muy diversas ocasiones:

*cuando alguien se nos adelanta sin merecerlo

*cuando creemos que alguien se nos adelantó sin merecerlo

*cuando el que nos se adelanta se ve más feliz que uno

*cuando el otro entona primero la canción

–"Estoy histérico". Himno que interpretamos los chilangos en medio de un embotellamiento, cuando nadie se puede mover ni hacer nada para que nadie se mueva. Se acompaña, como sonsonete de fondo, de voces radiofónicas que advierten a la población de que no tome la avenida que uno, fatalmente, ya tomó.