Usted está aquí: miércoles 31 de agosto de 2005 Cultura Falleció Adolfo Patiño, polémico y carismático artista visual

''Estoy abriendo el umbral del renacimiento'', manifestó en 2004 al cumplir 50 años

Falleció Adolfo Patiño, polémico y carismático artista visual

Con la globalización, el arte se volvió un producto comercial, expresó a La Jornada

Aspiraba entrar a Bellas Artes, como Alvarez Bravo, para celebrar un segundo siglo de luz

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen El trabajo art�ico, como se� Adolfo Pati� La Jornada, le dio la oportunidad de "sentir la vida; ahora estoy m�cerca de la poes�que de la cotidianidad" FOTO Cortes�Gustavo Prado Foto: Cortes�Gustavo Prado

El artista visual Adolfo Patiño falleció la madrugada de ayer al caerse de la azotea del edificio donde vivía, en la avenida Chapultepec. Tenía 50 años.

Al parecer a Patiño se le olvidaron las llaves de su departamento. Cuando eso pasaba ''tenía la costumbre de subir a la azotea del inmueble de cuatro pisos, de donde se descolgaba hacia la ventana de su casa y con una patada, o algo así, la abría y entraba", explica su hermano Armando Cristeto Patiño Torres.

''Ya lo había hecho muchas veces -continúa el fotógrafo-. Nos lo comentaba como una hazaña, que podía como Spiderman subir a la azotea cuando se le olvidaban las llaves, empujar la ventana y ya estaba en el departamento. Era una de esas mañas urbanas que uno de repente desarrolla. Era ágil, pero ahora por desgracia le falló la habilidad."

El cuerpo de Adolfo Patiño fue encontrado en el patio de una bodega ubicada al lado del edificio por un empleado al llegar a trabajar. Entre sus pertenencias estaba su agenda con varios nombres. Inclusive, Armando Cristeto fue avisado por Gustavo Prado, quien labora en el Centro de la Imagen, recinto que prepara una gran exposición de Adolfo Patiño.

El artista será velado en una conocida agencia funeraria y alrededor de las 12 horas de hoy será sepultado en una cripta familiar en el panteón Jardines del Recuerdo.

Apasionado, polémico y carismático, en enero La Jornada entrevistó a quien también se conocía como Adolfotógrafo y/o Adolfrido, a raíz de la exposición que organizó en El Consejo Mexicano de Fotografía para festejar su cumpleaños, como había sido su costumbre desde que tuvo la galería La Agencia.

Titulada 7.XII.1954 México, DF. Medio siglo después 7.XII.2004 Mexiyork, la muestra curada por Juan Osornio se concibió como ''un pequeño autorretrato'' de los primeros 50 años del artista multidisciplinario. Integrada por fotografía, instalación, documentación, video y poesía, se montó a la manera de prólogo para una futura retrospectiva.

Decadencia mundial

A continuación se reproduce la referida entrevista:

-¿Cumplir 50 años le provoca una crisis existencial?

-No. Para mí es empezar de nuevo. Estoy entrando al umbral del renacimiento, estoy naciendo en un momento de decadencia mundial, digamos, porque el arte ya no tiene mucho de sentido filosófico, sino que se ha vuelto un producto comercial, sobre todo sin identidad con esto de la globalización.

-¿Está conforme con su trabajo?

-Sí, en el sentido de que me ha dado la posibilidad de sentir la vida. El otro día comentaba que un hombre dice lo que piensa, mientras que un poeta lo que siente. Estoy en el segundo rango. Estoy más cerca de la poesía ahora, que de la cotidianidad. Sí, estoy conforme hasta donde voy, pero quiero más.

-¿Se puede hablar de un cuerpo de obra?

-Claro. El otro día le entregué a Carlos Ashida, director del Museo de Arte Carrillo Gil, una lista hecha de memoria, porque tiene el interés en algún momento de curar una retrospectiva de mi obra.

''En el momento del neomexicanismo tuve la fortuna de ser una de las estrellas; lo que salía se vendía. Ahora hay una crisis económica, existencial, vivencial, cultural, y en este vacío no se puede trabajar mucho. Sin embargo, al exhibir en el Consejo Mexicano de Fotografía y al elaborar listas para que la amnesia se sacuda un poco respecto a lo que he hecho, me doy cuenta que sí hay un gran cuerpo de obra.

''Pero, como decía Carlos, una exposición en el Carrillo Gil depende de una cuestión coyuntural, institucional y sobre todo, del cuerpo de curadores. Al respecto, Carlos apuntaba algo curioso. Decía, aquí, la mitad de las personas te quieren, mientras que la otra te odia, y tu lo sabes. Un poquito como Raquel Tibol dice, en el sentido de hacerse de un enemigo diario, creo que me echo, no de uno, sino de 10 diarios.

''Lo curioso es que la envidia y la enemistad se dan simplemente porque he tenido la posibilidad de desarrollar mis ideas con mucha libertad.''

-¿Por qué se echa enemigos?

-Porque soy un artista extraordinario y tengo el reconocimiento de todos los historiadores del arte. Casi en todos los libros de arte contemporáneo aparece Adolfo Patiño. En un volumen que apenas se está distribuyendo en México, Photography: A cultural history, de Mary Warner Marien, sólo hay dos mexicanos contemporáneos: Gabriel Orozco y yo.

''Claro, están Manuel Alvarez Bravo, Graciela Iturbide, Lourdes Grobet, Héctor García, Nacho López, de los que me acuerdo. Pero, en página completa sólo es Gabriel y yo. Ese tipo de termómetros son de los que me gusta medir. El nacional, lo local, no es tan importante a excepción de los periódicos.''

Un lustro de silencio

-¿Qué se puede esperar de Adolfo Patiño en sus próximos 50 años?

-Pretendo, primero, que 2005 sea el año Adolfo Patiño. Con la ayuda de mis amigos creo que lo voy a conseguir. Voy a estar en museos y galerías de todo México. Después, mi intención es regresar a Nueva York, donde viví de 1988 a 1991, a tocar puertas y picar piedra para retomar mi sitio que no está perdido, simplemente permanece en stand by.

Adolfo Patiño está en el proceso de salir de un lustro de silencio, de meditación, donde se ha autoflagelado, metafóricamente hablando, porque ''he cometido tantos errores en mi existencia, sobre todo con mis mujeres''.

-¿Las autoridades culturales le dieron la espalda durante esos cinco años?

-No, me conocen, pero me ignoran. Al grado de que cuando he solicitado la beca del Sistema Nacional de Creadores me la han negado y de manera subterfugia me he enterado de los motivos. Entre ellos, alguna vez dijeron que no tenía la calidad moral. Dije, ups, perdón, ¿los artistas tienen que tener calidad moral? O sea, se deben de dar cuenta de que uno tiene un cuerpo de obra y que ha trabajado por el arte, la cultura, la conciencia del público, y no por el lado, bueno, uno puede ser un borracho, mujeriego y trovador, muy a la mexicana. Eso qué importa, siempre y cuando tienes el trabajo y el mío, creo, va a hablar por mí mismo.

''Entonces, ¿qué espero en los próximos 50 años? Qué me den el Premio Nacional de Arte, mi doctorado honoris causa en la Universidad Nacional Autónoma de México, que se me reconozca el trabajo, el talento, la dedicación y pasión con que he hecho las cosas.

''Entrar a Bellas Artes como Manuel Alvarez Bravo, para que se celebre un segundo siglo de luz. Soy un representante del sacerdote máximo de la fotografía y me siento a la par de él.''

Admirador absoluto de Marcel Duchamp, Patiño también se siente cercano a la ''pasión vivencial'' de Frida Kahlo, al lado ''despreocupado'' de Armando Reverón, al calor ''intimista y sensual'' de Henri Matisse, así como a los dadaístas, los estridentistas y los mexicanistas de la época de oro del muralismo: ''Adoro el trabajo de David Alfaro Siqueiros, un artista que vio al futuro. Allí está de muestra su Polyforum, una obra que todavía no la entiende mucha gente''.

-¿Qué etiqueta le colgaría a su obra?

-Trans fusion. Eso no existe, pero creo que es eso. Jugando un poco entre el trans del transvanguardismo y fusión de todas las corrientes, pero también con la idea de una transfusión de sangre constante y nueva.

 
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