Usted está aquí: martes 30 de agosto de 2005 Cultura La ópera mexicana, estancada por altos costos y poco interés

Octavio Sosa publicó un diccionario sobre este tema

La ópera mexicana, estancada por altos costos y poco interés

Incluye más de 200 obras de 99 autores, 82 sin estrenar

FABIOLA PALAPA

La calidad del género operístico en México ha mejorado en los últimos años; sin embargo, la preferencia del público por obras de compositores como Verdi, Donizetti o Puccini ha ocasionado que la ópera en el país no logre sobresalir.

El investigador e historiador musical Octavio Sosa señala que "a pesar de que se hacen pocas obras de ópera, ha mejorado la calidad de las partituras, pero falta todavía la representación de la ópera mexicana", debido a que gran número de obras no se han estrenado.

Otro factor determinante ha sido el escaso interés del público por obras mexicanas, ya que la gente asiste a los teatros cuando se presentan óperas de compositores europeos consagrados.

Octavio Sosa acaba de publicar el Diccionario de la ópera mexicana, que incluye más de 200 óperas de 99 compositores creadas a lo largo de tres siglos, cuya tradición comenzó en el siglo XVIII, con El Rodrigo, de Manuel de Sumaya.

"Uno de los motivos del diccionario es difundir la creación operística de compositores no tan conocidos en el ámbito de la ópera, como el caso de Manuel M. Ponce, famoso por sus obras sinfónicas, quien escribió El patio florido, o Eduardo Mata, célebre director de orquesta, quien también escribió una ópera."

Francisco Méndez, autor del prólogo, considera que el poco auge de la ópera se debe a que el costo del espectáculo es alto y las "empresas privadas deciden presentar La Traviata antes que Anita, de Melesio Morales, o que Aura, de Mario Lavista, porque les resulta más atractivo".

Asimismo, mientras en otros países existen musicólogos enfocados en abordar el tema de la ópera, "lamentablemente en México son pocos los investigadores serios que les interesa rescatar el acervo que existe. Octavio realiza una labor sistemática no sólo de rescate, sino de difusión de la actividad operística".

Respecto de la temporada de ópera, cuyo tiempo resulta limitado en el Palacio de Bellas Artes por los diversos espectáculos que se presentan en este recinto, el historiador musical sostiene que la Compañía Nacional de Opera tendría interés en brindar trabajo a muchos cantantes, pero el problema es que no hay fechas suficientes para presentarlos, con obras mexicanas.

En ese sentido, señala que el cantante mexicano tiene que salir para hacer carrera, pues es necesario que se presente en otros escenarios. "El cantante emigra, ésa es la idea, cantar en otros países y no sólo en Bellas Artes."

Además se dan las condiciones para hacerlo, agrega Méndez Padilla. En el pasado algunas voces importantes hicieron carrera en el extranjero; eran otras condiciones, no era tan fácil que el cantante mexicano se volviera de exportación, como sucede ahora, que cantan en casi todos los teatros del mundo. Esto responde un poco a la globalización que se vive.

El diccionario, editado por la Dirección General de Publicaciones del Centro Nacional para la Cultura y las Artes, incluye numerosas reseñas sobre el estreno o circunstancias de las óperas, permite comprender el desarrollo del género operístico en el país, así como conocer el repertorio autóctono de óperas de las más diversas tendencias musicales y literarias.

Otros datos interesantes que aporta el libro son que, por problemas culturales o económicos, 82 de las óperas mexicanas anotadas no han sido estrenadas, 10 quedaron inconclusas y apenas una docena de las obras fueron grabadas, pero con omisiones tan lamentables como La mulata de Córdoba, de José Pablo Moncayo; Severino, de Salvador Moreno, y Alicia, de Federico Ibarra.

 
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