Usted está aquí: martes 23 de agosto de 2005 Cultura Refrenda la comunidad zapoteca usos y costumbres frente a sus códices

Acuden amatlenses a la biblioteca de Antropología para su ceremonia trianual

Refrenda la comunidad zapoteca usos y costumbres frente a sus códices

MONICA MATEOS-VEGA

Cada tres años las autoridades de San Miguel Amatlán, Oaxaca, acuden a la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) para realizar una singular ceremonia frente a los códices Yataní y San Lucas Yataú que resguarda ese recinto, los cuales son sagrados para el pueblo.

Ante los lienzos se presenta a los nuevos líderes de la comunidad, a quienes se explica el contenido de los documentos que datan de los siglos XVII y XVIII. En 1997 la colección fue inscrita por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en el Registro de la Memoria del Mundo.

Ayer, luego de la ceremonia realizada en la bóveda principal de la BNAH, se entregó a los representantes amatlenses una edición facsimilar de los códices que refieren la fundación y límites geográficos de su poblado. Con este acto la comunidad zapoteca se mantiene fiel a su sistema de usos y costumbres.

En 1960 la comunidad donó los lienzos para que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) "los cuidara". Desde entonces acuden periódicamente a la biblioteca, ubicada en el Museo Nacional de Antropología, para mostrárselos a sus nuevos líderes.

Ambos códices están pintados sobre manta de algodón y contienen numerosas glosas escritas en español y zapoteco. El lienzo de Yatiní (palabra zapoteca que significa "árbol quemado por el rayo") tiene unos cuantos trazos negros que explican la ubicación de "las mojoneras", como la comunidad llama a los límites de su pueblo. En tanto, el San Lucas Yataú ("hombre grande" en zapoteco), pintado al óleo, narra el encuentro de los indígenas zapotecas con los españoles.

Es en la bóveda de códices de la BNAH (La Jornada, 13 de junio de 2005) donde se lleva a cabo la ceremonia de cambio de autoridades de San Miguel Amatlán. Este lunes acudieron unas 15 personas, quienes ingresaron en grupos pequeños, acompañados por un funcionario de la biblioteca, para observar los documentos.

"Ellos vienen a comprobar que el gobierno no les ha quitado su patrimonio, que aquí está bien resguardado. Ellos saben que pueden venir a verlo cuando lo deseen", informó a La Jornada la subdirectora de documentación de la biblioteca, Carolusa González.

Desconoce el INAH la existencia de otros documentos en su acervo

Hasta el momento, San Miguel Amatlán es la única comunidad que ha depositado sus códices en la BNAH, aunque se sabe que distintos pergaminos y lienzos coloniales están en manos de los pueblos, por temor a un trato inadecuado.

En julio pasado, el subdirector de la Biblioteca del Nacional de Antropología e Historia, Marco Antonio Tovar Ortiz, llamó a las comunidades dueñas de códices a confiar en el INAH como entidad "seria y responsable", cuya labor es proteger con rigurosidad el patrimonio cultural.

El funcionario admitió que, al no haber un sistema de búsqueda definido, es casi imposible saber dónde se resguardan documentos de este tipo, cuántos son y en qué condiciones están.

Las versiones fascimilares de los códices que las autoridades de San Miguel Amatlán recibieron de la directora de la BNAH, la etnóloga Julieta Gil Elorduy, son tres reproducciones de tamaño natural (1.30 metros de ancho, aproximadamente), las cuales serán expuestas en el palacio municipal del pueblo, recientemente remodelado.

 
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