Usted está aquí: lunes 22 de agosto de 2005 Sociedad y Justicia Vuelven hoy a clases 25 millones de estudiantes de nivel básico

Se encuentran fuera del sistema educativo nacional 15 millones de niños y jóvenes

Vuelven hoy a clases 25 millones de estudiantes de nivel básico

Encabeza Fox ceremonia de inicio del ciclo

La miseria deja sin escuela a una familia

KARINA AVILES

Ampliar la imagen En la colonia El Zacat�del Ajusco, la frase tan socorrida por el gobierno "del cambio" de que ning��e quedar�in acceso a la educaci�or razones econ�as parece una burla FOTO Mar�Luisa Severiano Foto: Mar�Luisa Severiano

Más de 25 millones de estudiantes pertenecientes al nivel básico regresan hoy a las aulas para iniciar el ciclo escolar 2005-2006, al igual que más de un millón de maestros que laboran en 216 mil 176 escuelas del país.

Se acabaron las vacaciones y, como tradicionalmente ocurre en el primer día clases, las prisas, los retrasos, el caos vehicular y el llanto de muchos niños serán la constante.

De acuerdo con la Subsecretaría de Educación Básica, para el año escolar que hoy comienza fueron inscritos en el nivel prescolar 4 millones 524 mil 466 niños, que estarán a cargo de 197 mil 65 docentes en 87 mil 182 planteles.

En primaria, con la matrícula más amplia, cursarán este ciclo 14 millones 498 mil estudiantes. En este nivel hay 557 mil profesores que imparten clases en 97 mil 135 escuelas.

En la secundaria la matrícula asciende a 6 millones un mil 425 alumnos, quienes recibirán lecciones de 346 mil maestros en 31 mil 859 planteles.

Falta cobertura universal

Con base en datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el año lectivo anterior la cobertura de prescolar (niños de tres a cinco años) alcanzó 65.9 por ciento, con matrícula de 4 millones 86 mil 828 alumnos; la de primaria llegó a 92.9 por ciento, con 14 millones 652 mil 879 niños, mientras en secundaria -uno de los niveles con mayor deserción- la cobertura fue de 88.2 por ciento, con 5 millones 894 mil 358 estudiantes.

A medida de que los niveles educativos son mayores, disminuye el porcentaje de población cubierta. En la educación media superior, incluido el de profesional medio y el bachillerato, la cobertura fue de 54.9 por ciento, con 3 millones 547 mil 924 estudiantes inscritos en el ciclo 2004-2005, mientras en el nivel superior, sin incluir posgrado, la cobertura apenas alcanzó a 23.1 por ciento, con 2 millones 371 mil 753 alumnos matriculados.

Para dar inicio a los cursos, este lunes se realiza una ceremonia encabezada por el presidente Vicente Fox y el titular de la SEP, Reyes Tamez, en la primaria General Anaya, ubicada en la delegación Benito Juárez.

Este año escolar finalizará el 6 de julio de 2006, y en el mismo habrá dos periodos vacacionales, del 22 de diciembre de 2005 al 4 de enero del próximo año y del 8 al 23 de abril de 2006.

KARINA AVILES

Hecha con despojos que se tiran a la basura, en esta vivienda habitan los seis hermanos Maldonado Ayala con sus papás. Ni Carlos Alonso, de 18 años; Ivonne, de 15; Daniel, de 13; Oscar, de 10; Moisés, de siete; Joel, de cinco, irán hoy a la escuela, al igual que los casi 15 millones de niños y jóvenes mexicanos que por diferentes causas, entre ellas la miseria, están fuera del sistema educativo nacional.

La madre de estos seis niños y adolescentes, Silvia Ayala, cuenta que sus hijos tuvieron que dejar la escuela hace cinco años. Carlos Alonso se quedó en sexto, Ivonne en quinto, Daniel en tercero y a los tres restantes, los más pequeños, ya ni siquiera los pudo inscribir.

-Como no saben leer, me dicen: mami, léeme un cuento.

La señora, que apenas llegó a tercero de primaria, trata de satisfacer la petición de sus pequeños en esta vivienda, adonde fue lanzada por la pobreza, hasta la punta de un asentamiento irregular del Ajusto, lugar de piedras volcánicas desde donde se domina la ciudad de México. Derechito del hogar de los Maldonado, pero a kilómetros de distancia, se observa la figura perfecta del edificio construido como un pantalón, en la millonaria zona de Santa Fe.

Pero aquí, en El Zacatón, los colonos están tan cerca como lejos de todos los servicios y bienes educativos y culturales que ofrece la gran metrópoli. Los niños Maldonado, como tantos otros de esta parte del Ajusco y de muchas regiones del país, han sido olvidados de todo y por todos. La frase tan socorrida
de este gobierno "del cambio", de que ningún niño se quedará sin acceso a la enseñanza por razones económicas, aquí parece burla.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) correspondientes al ciclo escolar 2004-2005, 2 millones 115 mil 431 niños en edad de ir a prescolar (de tres a cinco años) no asistieron. Tampoco lo hicieron un millón 112 mil 351 niños de seis a 12, que deberían estar en primaria; 786 mil de 13 a 15 años, que tendrían que ir a secundaria; 2 millones 912 mil 540 de 16 a 18 años, que deberían cursar la educación media superior, así como 7 millones 879 mil 354 jóvenes que no van a la universidad. Esto hace un total de 14 millones 805 mil 733.

Tan sólo en el Distrito Federal, la entidad con el más alto nivel educativo, 89 mil 769 niños de seis a 14 años no han aprendido a leer y escribir, y 64 mil 522 niños de cinco a 14 años no asisten a la escuela; de éstos, más de 40 mil tienen arriba de siete años, alerta el diagnóstico Los niños que no asisten a la escuela en el Distrito Federal, de la asociación Xulaltéquetl (Juntos por la igualdad de oportunidades).

El estudio, realizado por la antropóloga Silvia Bazúa Rueda y la economista Isabel Reina de Jesús, establece los focos rojos o de mayor riesgo educativo en la ciudad de México, como son las delegaciones Milpa Alta, con 5.76 por ciento de inasistencia escolar; Iztapalapa, con 5.50; Tláhuac, con 4.54, y Tlalpan, con 4.4 por ciento.

Justamente a esta última demarcación, limítrofe con la Magdalena Contreras, pertenece El Zacatón, apenas dividido de
la colonia San Nicolás II por la calle Teojil. Por estos caminos terrosos, donde sólo se oye los ladridos de los perros y el crujido de los pasos sobre las piedras, hay una banda de niños y jóvenes de 14 a 22 años que se autonombran Los Solitarios, "porque los que tienen mamá no tienen papá y los que tienen papá no tienen mamá". Unos, dice Gabriela Munguía, "van a la primaria y a la secundaria, pero la mayoría no". A los comentarios de su vecina, Gudelia Ibáñez añade: "en los últimos cuatro años se ha incrementado el alcoholismo, la drogadicción, los papás no tienen empleo, se salen, no tienen quién vea por sus hijos. Los niños están a la deriva".

Una de estas calles, que ya ni siquiera alcanzó nombre, lleva a la casa de Silvia Ayala. La vivienda está hecha con cartón, periódicos y láminas, material que su esposo, Rafael Maldonado, recoge de la basura cuando baja a la ciudad de México a la pepena. Repartidos como tacos y bajo un mismo techo sobreviven los integrantes de esta familia con seis niños y jóvenes que no pueden estudiar.

"Siento mucho que mis hijos no vayan a la escuela. Hace cinco años la dejaron porque a su papá le pasó un accidente, le dieron varios balazos en el cuerpo porque no le quiso dar a otro para una cerveza. Cuatro años me duró en muletas; luego, a mi hijo Oscar le dio un infarto cerebral; otro, el más grande, se andaba drogando, y luego mi hija Ivonne salió embarazada, tuvo una nena, pero nació mal y se murió. Su novio, nomás supo de su embarazo, se fue a Michoacán", resume la señora su tragedia en apenas unas palabras.

Daniel, el de 13 años, un niño chapeado, enfundado en una camiseta negra con unas letras que dicen: "Sólo borracho y drogado se me olvida que estoy jodido", recuerda que cuando iba a la escuela tenía 10 de promedio, pero la satisfacción le llegó hasta tercero de primaria, grado en el que se quedó. Ahora, en lugar de seguir con la primaria, dice que los domingos va a barrer y a tirar la basura de los puestos de la zona del Pedregal.

Su hermana Ivonne, muy delgada, de grandes ojos y largas pestañas negras, está consciente de que si hubiera seguido en la escuela, "ya iría en la secundaria. Ahora nada más estoy aquí, no trabajo ni hago nada, ya se me está quitando la vagancia. De mi hija no me arrepiento, pero de lo que sí me siento mal es de no seguir estudiando".

El de 10 años, Oscar, a quien "se le murió un cachito de cerebro", según su mamá, lo cual no le afectó en su aprendizaje sino en su visión y, por ello, se deprime, se pica los ojos y choca al caminar, dice que sólo sabe poner su nombre, pero "no sé leer, no sé escribir. ¡Qué mal que no voy a la escuela!" Oscar nunca ha recibido atención médica.

Moisés, el más inquieto, de siete años, muestra lo que le hace feliz: unas tarjetas con peces y "el oro de mi mamá". Ese oro no es más que un pedazo de vidrio roto en el suelo, que el niño imagina como un bien de valor porque "brilla". El más pequeño, Joel, alcanza a decir que sí le gustaría estudiar para leer el cuento de La bruja ruca.

En El Zacatón no sabe leer y escribir 9.7 por ciento de los niños de seis a 14 años, y en San Nicolás II, 9.38 por ciento, con base en el estudio referido.

En esa zona del Ajusco hay otros pequeños cuyos papás, pese a las carencias económicas, han intentado que sus hijos accedan a la educación. Es el caso de Lizbeth Herrera Chávez, quien tiene dos niños, una de ocho y otro de cinco. Sin embargo, cuando fue al jardín de niños le dijeron que su hija "ya estaba pasada de edad", y al ir a la primaria Cecilio Mijares la autoridad del plantel le dijo que "no, porque no tenía el prescolar". Nadie, ninguna autoridad educativa, orientó a Lizbeth. Sólo le dijeron "no".

Jovana Rodríguez Rodríguez, otra de las niñas de San Nicolás II que no van a la escuela, expresa que ahora, a sus 13 años, ya "más o menos me sale el arroz, lo que me falla es la sal. También lavo los trastes, hago mi cocina y la cama". No obstante, dice que cuando observa que otros niños pasan por su casa para tomar el transporte a la primaria más cercana que está a 20 minutos de aquí, "también pienso en irme".

 
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