Usted está aquí: lunes 22 de agosto de 2005 Opinión DESDE EL OTRO LADO

DESDE EL OTRO LADO

Arturo Balderas Rodríguez

Migración, necesidad para todos

HACE ALGUNOS MESES el gobierno español emprendió la tarea de regularizar la situación migratoria de buena parte de quienes permanecían en ese país sin documentación migratoria. Además del sentido humanitario de la decisión, también liquidaba la ambigüedad de quienes son necesarios para la economía del país, aunque sus leyes no lo reconocían.

HOY DIA ES imposible desligar el fenómeno migratorio de la necesidad que el país anfitrión tiene de la mano de obra migrante. Si en el pasado se entendió la migración exclusivamente como vía para buscar los recursos de los que se carecía en la región de origen, en la actualidad también hay que entenderlo como una necesidad económica de las regiones que importan mano de obra, documentada o no.

PARECIERA QUE ESA realidad ha empezado a ser reconocida en los gobiernos de otros países, que han entendido que mediante la represión y las medidas policiacas es imposible solucionar el problema migratorio. En el caso de Estados Unidos, el propio presidente ha sometido a consideración del Congreso una reforma para incorporar trabajadores migratorios en forma temporal, con lo que se beneficiaría la economía del país y resolvería también, aunque parcialmente, la situación de varios millones de indocumentados. Más ambiciosas aún han sido otras propuestas, como la de los senadores McCain (republicano) y Kennedy (demócrata), que hablan de regularizar a buen número de los indocumentados que ya viven en Estados Unidos.

DAVID BROOKS HIZO la semana pasada, en las páginas del New York Times, un interesante comentario sobre la necesidad de atacar el problema migratorio mediante una política inteligente que sustituya la utilización de la "fuerza bruta". El problema, dice, es que "hacemos casi imposible para los inmigrantes arribar al país en forma legal, no obstante que se necesitan cientos de miles de nuevos trabajadores". Llama la atención su comentario porque, además de ser uno de los comentaristas más serios en los medios estadunidenses, es conocido por su filiación conservadora.

POR TODO ELLO raya en la esquizofrenia que se insista en usar a los indocumentados como chivos expiatorios del terrorismo, los recortes en los programas de educación y salud, y demás fracasos políticos. Se ha dicho hasta el cansancio, y hay estudios serios para demostrarlo, que la aportación de los indocumentados a la economía estadunidense rebasa con creces el gasto que se hace en ellos. Es cada vez más evidente que actitudes estridentes de quienes asustan a los ciudadanos con esos argumentos, o de grupos de "vigilantes" que insisten en tomar la ley por propia mano para atemorizar, e inclusive agredir a los trabajadores indocumentados, deban considerarse primitivas y racistas, y no como un deseo de corregir una situación con medidas mediante las cuales todos saldrían ganando.

 
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