La mayoría se va a Juárez o EU por 8 meses en busca de mejorar su situación económica
Por migración de jóvenes, decrece la población en 20 municipios de Chihuahua
Ampliar la imagen Habitantes del municipio de Satev�hihuahua, acuden al ayuntamiento a recibir ayuda del gobierno municipal y del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia FOTO Miroslava Breach Foto: Miroslava Breach
Chihuahua, Chih., 21 de agosto. Pequeñas comunidades rurales, pueblos y municipios completos de Chihuahua se han convertido en zonas expulsoras de habitantes, donde sólo se quedan adultos mayores y mujeres, debido a la salida de los hombres y jóvenes en busca de oportunidades de trabajo en otras regiones.
En esas condiciones, la economía tradicional, sustentada en las labores agrícolas y la ganadería, que antes dieron vida a prósperos municipios, ahora languidece y subsiste con el trabajo que aún realizan hombres de más de 60 años de edad, o las mujeres que aún permanecen en los ranchos, al cuidado de la propiedad o los hijos en espera de las remesas mensuales enviadas por el marido desde Estados Unidos.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), por lo menos 20 municipios de Chihuahua presentan decrecimiento poblacional, debido al desplazamiento de la población rural, especialmente los jóvenes, que emigran a las ciudades grandes del estado -Ciudad Juárez y la capital, principalmente- o cruzan la frontera con Estados Unidos para trabajar ocho meses al año, en espera de llevarse a sus dependientes.
Municipios como Satevó, Riva Palacio, Santa Isabel, Namiquipa, Bachíniva, Galeana, Manuel Benavides, Aldama, Coyame y Buena Ventura, son estampas precisas de este fenómeno.
Situado a 80 kilómetros de la capital del estado, el pueblo de Satevó sigue siendo la cabecera de lo que hace décadas fue un próspero enclave ganadero del estado. Sus fértiles tierras, regadas por el río San Pedro, permitieron el florecimiento de ricos ranchos ganaderos, donde crecieron dos de los anteriores gobernadores de la entidad: Francisco Barrio Terrazas y Patricio Martínez García.
Pero la prosperidad quedó en el pasado. Hoy día la plazoleta del pueblo se ha convertido en refugio de los ancianos que acuden al palacio municipal por un poco de asistencia social que les proporciona el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y la alcaldía.
Pablo Rivera Rodríguez, secretario del ayuntamiento, describe la difícil realidad de gobernar y administrar un municipio donde una tercera parte de sus habitantes está conformado por hombres y mujeres de la tercera edad que requieren servicios y programas de asistencia especiales; otro tercio de la población emigra temporalmente a los estados fronterizos en busca de trabajo y el resto lo conforman mujeres y niños.
Ofreció datos: de 4 mil 200 habitantes que tiene el municipio, según el censo de población, 32 por ciento son adultos, cuya edad rebasa los 60 años; otros mil 500 trabajan fuera del país y sólo regresan a sus casas durante el invierno.
Otro ejemplo del éxodo de la población es la caída que se presenta año con año en la matrícula escolar, cuando los jóvenes egresan de secundaria y entran a la preparatoria.
De un total de 200 muchachos inscritos en educación básica, sólo llegan al telebachillerato 15 o 20; "el resto de jóvenes no sabemos dónde queda, los estamos rastreando para saber si están en escuelas de Chihuahua, si ya entraron a trabajar o de plano se fueron con sus parientes a Estados Unidos".
La misma historia se repite en otros municipios de la entidad, donde el desarrollo social y económico quedó en el pasado, lo mismo que las promesas de los políticos que recorren los pueblos y comunidades rurales sólo en épocas electorales.
Coyame, municipio localizado en las llanuras del desierto chihuahuense, es otro claro ejemplo de esa situación. Durante el verano, la cabecera municipal luce semidesierta, sólo deambulan unos cuantos ancianos.
En Cuchillo Parado, una de sus principales comunidades, famosa porque ahí ocurrió un levantamiento armado, el 14 de noviembre de 1920, dirigido por el héroe local, Toribio Ortega, ya casi nadie queda. La gente mayor que ahí habitaba se ha ido muriendo, mientras que las nuevas generaciones emigraron a otros lares, regresan de vez en cuanto por alguna celebración tradicional, pero ya no para vivir.
Marginación y atraso, lastres de Coyame
El alcalde de Coyame, Jesús Francisco Leyva Jurado, señala que la marginación y el atraso en que ha vivido por años este municipio, produjo el éxodo de habitantes hacia las zonas urbanas del estado.
Muchos de los pobladores de esta zona desértica emigraron a la capital del estado en busca de fuentes de trabajo, especialmente en la industria maquiladora, y dejaron abandonados sus ranchos y tierras donde criaban ganado.
De hecho, Coyame es uno de los municipios expulsores de habitantes. En ese vasto territorio hoy día solo viven poco más de 2 mil personas, que sobreviven en su mayor pare de los envíos de dinero que les mandan sus familiares empleados en la ciudad o en los campos agrícolas del sur de Texas.