Usted está aquí: lunes 22 de agosto de 2005 Política La conciencia del peligro debe unir a la izquierda

ENTREVISTA / PORFIRIO MUÑOZ LEDO

La conciencia del peligro debe unir a la izquierda

tanto autoritarismo arrojo una ciudadania de baja intensidad

El ex líder perredista y priísta analiza el panorama a 11 meses de los comicios federales y concluye que "la transición es tan precaria que no aceptaría una vuelta al pasado. Sería su fin, el aborto"

RENATO DAVALOS

La disección de Porfirio Muñoz Ledo sobre la izquierda en México y en el mundo desembocó en el contexto de 2006: "Entonces habrá una contienda con la disyuntiva del poder comprado por el dinero y un frente amplio que con un sentido de peligro evite la restauración. La transición es tan precaria que no aceptaría una vuelta al pasado. Sería su fin, el aborto...".

La valoración muñozledista estableció que "hay demasiadas complicidades del poder y el dinero" que, de continuar así, acabarían enterrando no ya la soberanía, sino la autonomía del Estado.

Pero ese frente -aclaró Muñoz Ledo en entrevista- no puede quedar atrapado sólo en unas siglas o intereses secundarios. La prueba hoy de la izquierda en México es la ética. La gente entiende que la derecha se corrompa porque tiene complicidades con el dinero, pero "no que la izquierda se corrompa". Esta tiene que ser innovadora y no dogmática.

-¿Aprecia que en ese frente habrá entendimiento entre el subcomandante Marcos, Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas?

-No todos se van a entender porque habrá izquierdas contestatarias. Si la izquierda partidaria asumiera posiciones de la contestataria no sería electa. A su vez, si la izquierda contestataria asumiera banderas de la partidaria se sumaría a los partidos. Ahí sí hay un quiebre y una distancia.

Al zapatismo, Muñoz Ledo lo situó como una izquierda contestataria, detrás de lo que llama izquierda societaria, la cual "no sólo no está de acuerdo con un sistema capitalista, sino con el sistema político y ha desafiado por las armas y a veces por la tinta y el Internet".

Aunque especialmente a los jóvenes no hay que confinarlos a ese dilema, exigió. Sería dejarlos sin salida. Eticamente el objetivo vital es la lucha por un mundo más justo. "Todos somos altermundistas, perdón... Todos estamos por una globalización distinta en la que la fuerza no sea el predominio del capital financiero. Pero la izquierda no puede olvidar el pensamiento crítico."

De inmediato se definió: "A mí me gusta la noción de izquierda republicana y coincido con un personaje de la vida pública nacional en su juarismo. Yo también soy juarista...".

En México, añadió, las cosas están que ni pintadas para que en este país se haga un gran frente no de izquierda, alianza popular, frente nacional o como se le llame. Lo mejor que puede pasar es volver a vivir el 88, ante la concreción de la alianza entre poder y dinero. En 2006 habrá una contienda en la que por un lado estará el aparato político tradicional y por el otro la movilización de conciencias, pero "no tribal ni exclusivista".

Todo, explicó, articulado en un programa, pero no en un solo partido. La izquierda en el mundo es frentista, no exclusivista. Ahí están Uruguay o Brasil.

-¿La condición tribal lo permite?

-Somos demasiados. Son muy pocos los que llevan la voz cantante. Pero no hay que dar nada por perdido. Quien destribalice las tribus será un buen destribalizador...

-¿Y las figuras caudillistas?

-La izquierda en América fue caudillista y así lo demuestra la historia latinoamericana de Vargas en Brasil, Cárdenas en México o Perón en Argentina, por ejemplo.

-¿Entonces el país está condenado al caudillismo?

-No, no hay solución sin democracia. La democracia necesita líderes. El liderazgo democrático ya no puede ser un liderazgo caudillista. Nosotros estamos en favor de una hipótesis distinta que parlamentarice el sistema político.

"La gran pregunta es: ¿puede haber un vínculo ético entre la izquierda contestataria, la partidaria y la societaria? Depende mucho de la tolerancia mutua. Las grandes alianzas se hacen por el sentido del peligro. Lo que va a unir en 2006 es esa conciencia de peligro, como en Chile después de 14 años de dictadura.

"Aquí, la conciencia del peligro radica en la necesidad de un cambio por el riesgo de restauración del pasado. Tener conciencia de que el poder está siendo comprado por el dinero, que los poderes fácticos han dominado al Estado. Los que quieren frente amplio, alianza social o nuevo proyecto de crecimiento con justicia se pueden reunir y concretar esa aspiración en un gran programa nacional."

-¿Ese peligro podrá imponerse a los personajes protagonistas?

-Me estás metiendo en las quinielas... Un político no debe pensar en la fatalidad de perder, sino en la esperanza de ganar.

La disección

-¿La izquierda está corrompida, desdibujada?

-Corrupción hay en todas partes, desdibujamiento también, porque hay un reacomodo de las ideologías. La globalización la arrinconó. Hay que preguntarse si la democracia es compatible con la globalización. Este proceso impuso la reducción del espectro de las ideologías. No hay visos de que la sociedad capitalista sea sustituida por la socialista. Lo que queda de socialismo ha buscado formas de adaptación.

"En Europa el bipolarismo mediatiza una agrupación de partidos en un lado y en otro para que funcione el parlamentarismo. Ello explica que la izquierda en esa región se haya corrido hacia el centro con distintas tonalidades."

-¿Es posible ese corrimiento en la geometría política?

-Se ha corrido. Ello no quiere decir que haya otra izquierda que está menos involucrada en los procesos políticos y que la llamaremos izquierda societaria, para emplear la expresión de Alain Touraine. Hay una izquierda crítica que aparece, como en Francia, en el referéndum, no incorporada y crítica.

"En Europa hay una izquierda societaria crítica de la globalización donde están ecologistas, altermundistas, feministas, partidarios de la libertad sexual, etcétera. La izquierda societaria es crítica del conjunto, pero reconoce que Europa no puede salir del modelo capitalista, sino que tiene que matizarlo.

"En contraste, en América Latina y México se están acumulando izquierdas más radicales. Venimos apenas de transiciones que implicaron guerras civiles. Y vivimos una gran inestabilidad y fenómenos ante los que la izquierda debe definirse como la disminución del Estado, la relación detrimentada entre Estado y mercado, la creciente dependencia de los centros financieros, globalizadores y globalizados, etcétera."

-¿La izquierda tiene identidad para dar respuestas a ello?

-Claramente no. Porque la izquierda se debatió en la transición democrática, objetivo en los 80 y 90. Ahora la izquierda tiene otros objetivos: consolidación de las transiciones y evitar la derrota total del Estado, aunque ahora esas también sean banderas de la derecha. Los goblalizadores piensan que el límite a este proceso es la debilidad de los estados de la periferia y que si no se reconstruye aparecerán los jinetes del Apocalipsis.

"Por ello la izquierda tiene que defender que no regresen los gobiernos autoritarios. Toda izquierda que no pase por la reforma del Estado es anacrónica, porque el gran problema es la desaparición y disminución de las instituciones públicas para hacer frente a los problemas, así como la creación de ciudadanía.

"En la región, tantos gobiernos autoritarios arrojaron una ciudadanía de baja intensidad. Estamos en riesgo de que la situación se torne como el burro de la noria que empecemos cada 25 años, pues cayeron gobiernos autoritarios, pero no se han concretado instituciones sustentadas en la ciudadanía y no en el dinero, sino en la descentralización del poder público, en la creación de un sistema de justicia que permita el estado de derecho y la instauración de políticas económicas que combatan la desigualdad."

-¿La izquierda mexicana tiene claras estas ideas?

-Hay que armarlas. La izquierda se debate todavía entre muchas remembranzas de lo que fue y pudo haber sido, izquierdas falsamente revolucionarias. Radicales por la mañana y no sabemos qué por la noche. No han acabado de amasar una ideología clara. A veces, parece un arca de Noé. Una pareja de trotskistas, otra de marxistas clásicos o de estalinistas.

"Esa izquierda verbalmente radical ha contribuido muy poco a la construcción de partidos democráticos. El PRD tuvo un magnífico programa y tiene mucho de rescatable. Las reminiscencias verbales sirvieron de cobertura para un sentido tribal de la política que la izquierda ha padecido en México.

"Las tribus tienen insignias igual que en la selva. Se disfrazan de ideologías, ese es el problema, aunque terminen atando billetes con ligas, perdón que lo diga..."

Con la convicción de que el cambio constitucional antes de 2006 es aún posible, el único personaje que ha sido dirigente de dos de los grandes partidos del país, PRI y PRD, dio por concluida la charla a 11 meses de la elección presidencial.

 
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