Usted está aquí: viernes 19 de agosto de 2005 Opinión Agua pasa por mi casa

Leonardo García Tsao

Agua pasa por mi casa

Si para algo sirve Agua turbia es para documentar dos fenómenos recurrentes de la actual decadencia hollywoodense. Uno es la manía por adaptar éxitos extranjeros a deslavadas versiones locales, tal vez porque doblar las películas al inglés ya no es suficiente para un público alérgico a los subtítulos. Y como el cine de horror japonés está de moda en los círculos cultistas, este es el cuarto remake de uno de sus ejemplares.

El otro fenómeno es la tradicional contratación de talentos, también extranjeros, para hacer maquila cinematográfica, sin tomar en cuenta sus aptitudes. En este caso, es el brasileño Walter Salles quien ha sido llamado para dirigir un producto totalmente fuera de su registro. Tan no es suyo el proyecto que Agua turbia no es presentada en los créditos iniciales como "Una película de Walter Salles".

Adaptada de la cinta japonesa Honogurai mizu no soko kara (se traduce literalmente como Desde el fondo de un agua levemente turbia), a su vez basada en un cuento de Koji Suzuki, Agua turbia narra la crisis mental de la neoyorquina Dahlia Williams (Jennifer Connelly) quien, recién divorciada de su marido patán (Dougray Scott), debe mudarse con su pequeña hija Cecilia (Ariel Gade) a un apartamento chamagoso de Roosevelt Island, plagado por problemas de plomería, en un gris complejo habitacional similar a nuestros multifamiliares. En honor al título, el agua turbia sale no sólo de los grifos, sino del excusado, la lavadora y el techo, mientras afuera no para de llover. (Esta debe ser la película más húmeda desde Titanic). Para más preocupación, Cecilia habla con una amiga imaginaria cuya presencia se hace notar de una forma cada vez más inquietante.

El mayor misterio es por qué aceptó Salles un asunto tan ajeno a su sensibilidad lite. Su obra previa -recordemos la edulcorada Estación central y el travelogue liberal de Diarios de motocicleta- no insinuaba afinidad alguna por el género del horror. El cineasta ha hablado de seguir el modelo de Roman Polanski (el guionista Rafael Yglesias había colaborado con él en La muerte y la doncella) pero eso es fijarse una meta demasiado alta. Si bien el argumento de Agua turbia podría evocar las pesadillas paranoicas de Repulsión (1965) y El inquilino (1976), Polanski demostraba en ellas una extraordinaria capacidad para sugerir lo aterrador detrás de lo cotidiano.

En cambio, Salles describe situaciones -goteras irreparables, manchas de humedad, elevadores que no sirven, conserjes malencarados e ineficientes- que uno ha experimentado no por intervención de lo oculto, sino por vivir en la realidad descompuesta del Tercer Mundo. Es decir, lo que la heroína parece necesitar no es un exorcista sino un correcto mantenimiento de su edificio. El tratamiento de la atmósfera es igualmente prosaico. La película entera está filmada en esos consabidos tonos amarillentos, bajo una luz contrastada, que le da un aspecto entre siniestro y deprimente. Mientras la banda sonora trabaja horas extras tratando de aportar con ruidos diversos, gemidos y acordes amenazadores el elemento inquietante que las imágenes no consiguen.

Aunque no conozco la original de Nakata -no estrenada aquí, al igual que sus dos Ringu- me imagino que debe ser superior por el puro feeling que, por tradición, guarda el cine japonés con las historias de fantasmas. Más enfocada por el lado del horror psicológico, esta Agua turbia no aporta nada relevante. Los temas promisorios del temor infantil al abandono, o la vulnerabilidad de una mujer sola en una sociedad de dominio masculino apenas son esbozados. Lo único que queda es un exacerbado testimonio de las dificultades de rentar una vivienda decente y a buen precio en Nueva York.

AGUA TURBIA

(Dark Water)

D: Walter Salles/ G: Rafael Yglesias, basado en la película Honogurai mizu no soko kara, a su vez basada en el cuento de Koji Suzuki/ F. en C: Affonso Beato/ M: Angelo Badalamenti/ Ed: Daniel Rezende/ I: Jennifer Connelly, John C. Reilly, Tim Roth, Dougray Scott, Pete Postlethwaite/ P: Pandemonium/Vertigo Entertainment, Dark Water Production. EU, 2005.

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