Ojarasca 100  agosto 2005
umbral

Los movimientos indígenas del país han entrado en un proceso de aceleración de sus luchas y demandas que trasciende los calendarios electorales, los temporaleros despliegues publicitarios y la lluvia de millones que les dispara el foxismo para hacerlos más pobres.

Ahora descubrieron, los del gobierno, que existe un lugar de la Montaña guerrerense que se llama Metlatónoc, y los diseñadores de imagen saltaron, alborozados. Guau: el municipio más marginado de TODO EL PAIS. "Si eso no vende, entonces qué". Y más si se endosa una foto presidencial con los desvanecientes kiliwa (y otras "etnias" en extinción, congregadas en Sonora este agosto) para confirmar que algo se hace por esta pobre gente, ¿ves?

La región de Guerrero donde se encuentra Metlatónoc, tierra de mixtecos, tlapanecos y nahuas, es pobre para la agricultura y rica en resistencias, en un panorama dominado por la violencia política, la corrupción caciquil, la emigración masiva y el narcotráfico pesado. La militarización en esas partes de la Montaña es un hecho. Ahora, que caigan los millones. Serán escenográficos, estadísticos y sobre todo, muy caros. La mayor tajada de esas "partidas" se va en pagos a contratistas (180 millones sólo en carreteras) y los sueldos de los funcionarios, o sea la financiación de los que viven de ayudar al indio. Igual que siempre.

Los administradores del Estado nacional han diferido la "cuestión indígena", atentos a encuestas de popularidad e indicadores financieros maquillados para quedar bien con los amos. Contrainsurgencia pura en lo económico, lo jurídico, lo publicitario y lo militar, da continuidad a la "Solidaridad" salinista y los programas bancomundialeros del excompatriota Zedillo.

La funcionaria de lo indígena, Xóchitl Gálvez, refiere alborozada en un artículo reciente: "Un estudio del Centro Mexicano de Filantropía (sic) determinó que la segunda instancia que más canaliza recursos a la Sociedad Civil (las mayúsculas son suyas) es la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), a través del Programa Vigencia de Derechos y Apoyo a la Cultura" (Suplemento Enfoque de Reforma, 7 de agosto de 2005).

Si para récords estamos. La desterritorialización de los pueblos es acelerada. Los presupuestos de la CDI siempre serán migajas al lado de la inversión que deveras cuenta, la que abre paso a la privatización y la desnacionalización. El "integracionismo" es avieso desde la Colonia. Entre más inversión les "canalizan", más revientan a los pueblos. Contra lo declarado oficialmente, esos son dineros para borrarlos.

¿En qué se diferencian el presidente Fox y el inefable Doctor Simi cuando se juntan con la indiada? Perdonando el ripio, en nada. Van por la foto, cueste lo que cueste. ¿Cómo describir la inauguración de una clínica en una lomita de Huixtán, patrocinada por el precandidato señor González Torres (de ilustre familia aprovechadísima) con el atractivo visual, esta vez no de una Araceli Arámbula sino de la indígena internacional Rigoberta Menchú, rodeado de centenares de indígenas agradecidos de que les vinieron a dar?

El indigenismo no ha muerto, vive en los costales de dinero de los políticos y los bancos mundiales. Aspirinas para esa jaqueca que le representan los pobres al proyecto de poder del capital. No obstante, la Meseta P'urhépecha, la Sierra de Oaxaca, el territorio Yaqui y Montes Azulez, Chiapas, los cuatro "focos rojos" que maneja la CDI (lugares donde hierve también la lucha por la autodeterminación indígena) les vienen grandes al Estado y a los tres partidos gobernantes. Ya entrados en gastos, todo es Metlatónoc.


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