Usted está aquí: domingo 7 de agosto de 2005 Opinión Los exilios de la ciudad de México

Angeles González Gamio

Los exilios de la ciudad de México

México se ha caracterizado por abrir las puertas a exiliados de distintas partes del mundo, que se han visto obligados a abandonar sus países por razones políticas que ponían en peligro su integridad física, sicológica y frecuentemente la vida misma.

Una gran mayoría buscó refugio en la ciudad de México, que como madre generosa los acogió, brindando techo y sustento, con el apoyo de múltiples capitalinos que a pesar de sus innumerables problemas son siempre hospitalarios y compartidos. Este es el tema central del número 9 de la revista A pie. Crónicas de la ciudad de México, que ya se encuentra a la venta en Educal, Sanborns, Gandhi, Parnaso, Fondo de Cultura Económica y demás librerías de prestigio.

Coordinada por el historiador Javier Torres, conocedor del tema del exilio, se invitó a colaborar a escritores, académicos y personas que vivieron de cerca la experiencia. Inicia la publicación con un texto de Fernando Serrano Migallón, que nos sorprende con el relato del día en que México fue dos veces capital, aludiendo al 17 de agosto de 1945, cuando amparados por la bandera republicana española y por una extraterritorialidad concedida por el gobierno mexicano, las legítimas Cortes españolas se reunieron en un pequeño espacio de territorio español, contenido entre los muros del recinto del Consejo Consultivo de la Ciudad de México, para la toma de protesta como presidente interino de la República Española, de quien fuera presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio.

El escritor Gonzalo Celorio, hijo de madre cubana, nos brinda una perspectiva del exilio de ese país en una deliciosa crónica titulada Aspero como una barba de tres días. Diana Anhalt nos habla de sus experiencias de niña, al llegar a la capital con sus padres estadunidenses, que huían del macartismo. También testimoniales son las crónicas del director de teatro polaco Lech Hellwig-Gorzynski y del escritor guatemalteco Mario René Matute.

Este año se conmemoran 65 del asesinato de León Trotsky en su casa de Coyoacán, hecho que nos viene a la memoria en el magnífico artículo de Georgina Rodríguez, especialista en la historia de la fotografía en México y que actualmente dirige la Fototeca de la Coordinación de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia; como se pueden imaginar, el texto está acompañado de excelentes fotografías.

El politólogo Claudio Albertani describe en una crónica conmovedora el difícil exilio del escritor de origen ruso Víctor Serge, quien llegó a nuestro país en 1941, acompañado de su hijo adolescente, que habría de convertirse en afamado pintor y sería conocido como Vlady, quien falleció recientemente.

Con la colaboración de Alberto Enríquez, Andrés Lira, quien es actualmente presidente del Colegio de México, institución cuyo antecedente es la Casa de España, escriben Mexicano domicilio, que nos da a conocer los lugares donde vivieron los intelectuales que acogió.

Son muchas más las crónicas y ensayos, todos excelentes, que integran este número de A pie, pero por falta de espacio sólo los mencionaremos sin poder comentarlos: Martha Durán nos muestra una cara poco vista del exilio selectivo; la historiadora Eugenia Meyer habla de los exilios latinoamericanos; por su parte, el español Federico Alvarez y el argentino Horacio Crespo comparten sus experiencias personales. Edgar Tavares ofrece testimonios de la comunidad judía en la colonia Hipódromo, y un bello poema de Mariangeles Comesaña ilustra la sección de Literatura.

José Rogelio Alvarez, coordinador de la Enciclopedia de México, proporcionó un ensayo inédito de Luis Suárez, sobre su experiencia en el ya legendario barco Sinaia. Guía de la Ciudad habla de la obra del arquitecto Félix Candela. El número cierra con una reseña acerca de un libro sobre José Gaos. Hay muchas fotografías inéditas de los distintos exilios.

El número lo presentarán Enrique Semo, Claudio Albertani, Javier Torres y quien esto escribe, como moderadora, el martes 23 a las 18 horas, en la biblioteca Sebastián Lerdo de Tejada, ubicada en República de El Salvador 49. El sitio no podía ser mejor, ya que el interior del antiguo templo está todo cubierto con frescos de Vlady.

Para comentar el acto, al concluir puede caminar unas cuadras a la calle de Bolívar 24, donde se encuentra desde 1928 el salón Corona, una de las cervecerías de más tradición en la ciudad, que ofrece prácticamente todas las cervezas que hay en México, tanto de barril como de botella. Se acompañan con cocteles de mariscos y ceviches o tortas y tacos y guisados; todo es muy sabroso. Mi menú preferido es una caña de cerveza de barril clara, un ceviche de jaiba y una torta de pulpo.

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