Usted está aquí: viernes 5 de agosto de 2005 Cultura Vigencia de Canetti: ''el escritor es el albacea de nuestra capacidad de cambio''

Pérez Gay participó en el homenaje por el centenario del autor de Masa y poder

Vigencia de Canetti: ''el escritor es el albacea de nuestra capacidad de cambio''

El ensayista mexicano prepara un libro a partir de una entrevista que tuvo con el premio Nobel 1981

El literato que traduce se esconde; no se atreve a decir su nombre, decía

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen El escritor Jos�ar�P�z Gay, en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, durante el acto conmemorativo para recordar a El� Canetti, con motivo de su centenario natal FOTO Carlos Ramos Mamahua Foto: Carlos Ramos Mamahua

José María Pérez Gay, tal vez el escritor mexicano que mejor conoce la obra de Elias Canetti, está próximo a publicar un libro sobre el autor de Masa y poder.

En el volumen, Pérez Gay transcribe una entrevista que sostuvo con Canetti en septiembre de 1971: ''Le había escrito dos cartas desde Berlín occidental con el entusiasmo de un joven lector. Yo tenía entonces 27 años, estudiante de germanística, que deseaba traducir sus libros al español".

En el contexto de un homenaje a Canetti, premio Nobel en 1981, por el centenario de su natalicio, efectuado la tarde del miércoles en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, Pérez Gay leyó un capítulo del libro que prepara.

En la primavera de aquel 1971, ''Elias Canetti había publicado la segunda edición de sus apuntes, diarios y notas de lectura. En esa época comencé a traducir sus ensayos, apuntes y a publicarlos en el suplemento de la revista Siempre!, 'La Cultura en México', que dirigía entonces Carlos Monsiváis".

Una voz fina y sugerente

José María Pérez Gay describió al escritor austriaco, nacido en Bulgaria (Rustschuk, 1905) de padres judío-españoles, como ''un hombre pequeño, de gran cabeza, cabello muy tupido, ojos singularmente vivos y bigotes entrecanos; de manos largas y finas, y voz fina y sugerente".

Al escritor mexicano le gustó la sencillez de Canetti, su alemán claro con leve acento austriaco que contrastaba ''con la solemnidad de mis profesores universitarios alemanes".

Canetti conocía a los autores del Siglo de Oro español, admiraba a Quevedo, sentía pasión por Cervantes y había leído a Jorge Luis Borges y Juan Rulfo: ''No le gustaba Rulfo, decía que su obra era un ensayo de la vida para la muerte".

El encuentro entre Canetti y Pérez Gay se prolongó más de dos horas: ''De regreso en el hotel hice un ejercicio de memoria y escribí nuestra conversación. La dejé en el cajón durante muchísimo tiempo. Ahora, 35 años después, la transcribo en este libro sin modificar nada".

Durante la entrevista Pérez Gay le preguntó a Canetti por qué las palabras ''fascismo" o ''nacionalsocialismo" no aparecían en Masa y poder.

''Perdóneme, pero Masa y poder no es otra cosa más que una investigación sobre las raíces del nacionalsocialismo -me contestó-, no me canso de repetirlo, ése es el sentido de la obra.

''Me respondió, mientras bebía una copa de vino: 'Durante 20 años me prohibí todo trabajo literario, concentré todas mis fuerzas en esa dirección: entender lo que sucedió entre 1933 y 1945 en Alemania'."

También hablaron de Viena, ''de su cultura y de su historia"; de la crítica, los lectores y el éxito comercial. Sobre eso, Canetti le dijo a Pérez Gay: ''Me importa el juicio de los hombres que admiro, los lectores críticos y atentos, los demás no me importan".

Otro tema fue la traducción: ''Para mi gran sorpresa Canetti sostuvo que la traducción de la prosa era para un escritor una suerte de emboscada, una forma de no arriesgarse; el escritor que traduce se esconde, no se atreve a decir su nombre".

El traductor -sostuvo ante Pérez Gay el autor de La lengua salvada- ''es alguien que se mueve en espacios conocidos, nunca está solo, camina por un campo natural, por campos muy bien delimitados. Las palabras se dirigen a él como si fuesen personas, le dan los buenos días, lo saludan. El camino está indicado y es muy difícil que se pierda".

''Con la ingenuidad de mis 27 años -agregó el autor mexicano- le pregunté qué lugar tiene el escritor en un mundo como el nuestro.

''Me respondió: 'En esta atmósfera de litigios y denuncias, de ataques y contrataques, el escritor es el albacea de nuestra milenaria capacidad de transformación, es alguien que está solo, que se va alejando de todo y luego comienza a dar saltos en el vacío. En estos saltos hace su camino."

Adiós en español

Nueve años después de aquel primer encuentro, Pérez Gay visitó a Canetti una tarde de otoño: ''había cambiado, su cabello y su bigote ahora eran blancos, tenía 77 años de vida, la mirada revelaba un cansancio crónico, había subido unos kilos de peso, me dio la impresión de estar enfermo".

Entre otros temas hablaron de la guerra fría, de la situación política internacional, de las secuelas ineludibles de las primera y segunda guerra mundiales. Al despedirse Canneti le dijo ''Adiós" en español. No lo volvió a ver.

En el homenaje a Elias Canetti en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada también participó el escritor Juan Villoro, conocedor de la cultura alemana, quien centró su intervención en la relación de Canetti con su maestro Karl Kraus.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.