Usted está aquí: miércoles 3 de agosto de 2005 Cultura Las músicas tomaron el Centro Histórico, calles y recintos de la multicultural capital oaxaqueña

Pluralidad y riqueza sonoras en el contexto del programa Instrumenta Verano

Las músicas tomaron el Centro Histórico, calles y recintos de la multicultural capital oaxaqueña

ANGEL VARGAS ENVIADO

Oaxaca, Oax., 2 de agosto. Desde el domingo las músicas tomaron el zócalo, calles y diversos recintos de esta colorida y multicultural ciudad, pues el programa artístico de Instrumenta Verano también aborda la pluralidad y riqueza sonoras oriundas de la entidad, tanto en su fase creativa como interpretativa.

En la principal plaza de la capital oaxaqueña, un divertimento de percusiones fue dedicado al público infantil, encabezado por el director del ensamble Tambuco, Ricardo Gallardo, y Alma Gracia.

Juegos rítmicos en los que niños y niñas de diversas edades participaron de manera espontánea y demostraron esa capacidad innata y lúdica para el arte sonoro que subyace en el ser humano.

En ese mismo lugar, entre las obras de remodelación que mucha polémica han causado entre la población local, llegó la emotividad de la música de banda.

Acaso por los mencionados trabajos de restauración, que se reorientaron un poco luego de que las autoridades cedieron al reclamo público y cambiaron ya las bancas de concreto por las originales de hierro colado, la banda del estado debió situarse en un costado de la plaza y no en el kiosco como, según la tradición, hubiera sido lo ideal.

Al mando de su director titular, Eliseo Martínez, 70 músicos oaxaqueños deleitaron a varias decenas de personas, entre pobladores de esta capital y turistas, con un variado programa que lo mismo contó con oberturas de Verdi y Rossini, que un concierto para trombón de Eric Larsson y Malambo, de Ginastera, y cerró con la sabrosura del Danzón número 2, de Arturo Márquez.

Los grupos Siete Mares y Lele Vagu, provenientes de San Mateo del Mar y Juchitán, respectivamente, mostraron la faceta tradicional de la música oaxaqueña con un programa de sones, en el Museo de Arte Contemporáneo donde, amén de la riqueza sonora, destacaron el colorido de trajes e instrumentos regionales, como tambores, chirimías y caparazones de tortuga.

Variedad de autores y estilos

Mientras, el teatro Macedonio Alcalá fue escenario para que ensambles de intérpretes locales ofrecieran un programa también marcado por la variedad de autores y estilos.

El programa culminó con un concierto de alientos (trombones y trompetas) en la iglesia del vecino municipio de Santa Lucía del Campo, ubicado a 15 minutos de esta capital en automóvil, concierto que mantenía en incertidumbre al comité organizador de Instrumenta en relación con la respuesta del público.

Finalmente, aunque la función debió retrasarse media hora, debido a una ruidosa fiesta que se efectuaba en un salón situado en la contraesquina del recinto religioso, el templo se llenó casi en su totalidad y la reacción de los asistentes fue más que emotiva, al exigir una pieza más después de que el ensamble de ocho alumnos había interpretado obras barrocas italianas y alemanas.

 
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