Usted está aquí: domingo 31 de julio de 2005 Cultura Testimonios gráficos sobre el genocidio en Guatemala ayudan a sanar heridas

El fotógrafo Jonathan Moller captó imágenes de tragedias que "no deben olvidarse"

Testimonios gráficos sobre el genocidio en Guatemala ayudan a sanar heridas

La Biblioteca José Vasconcelos presenta la muestra Nuestra resistencia es nuestra cultura

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen A pesar del sufrimiento, los ind�nas guatemaltecos son "personas alegres, pero no se nota mucho en las fotograf�. Son formales al mostrarse a la c�ra, porque es algo importante para ellos", afirma Jonathan Moller FOTO Guillermo Sologuren Foto: Guillermo Sologuren

Las heridas que 36 años de conflicto armado dejaron en Guatemala cicatrizan muy lentamente, señala el fotógrafo estadunidense Jonathan Moller, quien durante 11 años documentó con su cámara el regreso a sus comunidades de los indígenas desplazados por la guerra.

Sus imágenes describen la pobreza extrema, las huellas de la masacre y la orfandad de un pueblo que con generosidad compartió con él "más que lo suficiente de lo poco que tenían".

Pero también, entre escenas de dignidad y entereza, "para los familiares de las víctimas, las fotografías les han servido para sanarse, para dignificar a sus muertos, para quitar un poco la sombra del miedo y empezar a caminar hacia una reconciliación entre muertos y vivos, entre hermanos, con la meta de dar a conocer la verdad", explica Moller en entrevista.

Autor del libro Nuestra resistencia es nuestra cultura. Represión, refugio y recuperación en Guatemala (reseñado por La Jornada el 1º de noviembre de 2004), el fotógrafo exhibe en una muestra homónima, que se presenta en la Biblioteca de México José Vasconcelos, una selección de las imágenes que conforman el volumen editado por Turner en México y Madrid.

Moller expresa que en la exposición "hay una selección bastante amplia de imágenes que describen las exhumaciones de los cementerios clandestinos. Son recientes, de 2000 y 2001, cuando fui miembro de un equipo de médicos antropólogos forenses.

"Si bien estas imágenes representan la represión, la masacre y el genocidio, su difusión tiene que ver con la verdad y la justicia. Recuperar los restos de la víctimas es algo que no se pudo hacer antes de mediados de los años 90. Son imágenes duras, trágicas, pero relatan eventos importantes, que no deben olvidarse."

Han pasado 11 años desde que Moller trabajó como observador de derechos humanos en Guatemala, pero es ahora cuando, a solas, permite que la tristeza lo invada ante las imágenes que "desentierran" la verdad.

"En Guatemala, oficialmente, todavía no se reconoce lo que pasó. Por eso también preparo una muestra más para Estados Unidos. En Europa, desde hace tres años, tengo una exhibición itinerante de fotografías a color de todas las exhumaciones y los procesos comunitarios alrededor de ellas. Aunque es más sencilla y pequeña, es más fuerte. En todos los casos son proyectos no lucrativos.

"Por otra parte, de vez en cuando les regalo mis fotografías a las personas de las comunidades de desplazados que me recibieron en sus casas; les gusta mucho.

"Siempre con la autorización de ellos, hice el libro y las exposiciones. Ellos saben que es fundamental dar a conocer sus historias, sobre todo por la situación que vivieron a finales de los años 80, cuando buscaban reconocimiento como poblaciones civiles desplazadas.

"Lo que estamos preparando en estos momentos son libros más sencillos, para ser distribuidos entre las propias comunidades, y en las escuelas guatemaltecas, y así combatir el silencio oficial en torno a esa etapa de su historia reciente."

Formado en Boston, Massachusetts, fue debido a su familia "bastante progresista" que Moller decidió comprometer su profesión con la ayuda social. Desde 1991 participó en diversas organizaciones de derechos humanos en El Salvador y Nicaragua, hasta que llegó a Guatemala, siempre trabajando en proyectos fotográficos.

A pesar de todo el sufrimiento de los indígenas guatemaltecos, "se trata de personas alegres, pero no se nota mucho en las fotografías. Son formales al mostrarse a la cámara, porque es algo importante para ellos", concluye el fotógrafo.

La muestra Nuestra resistencia es nuestra cultura de Jonathan Moller se presenta en la sala de exposiciones 3 de la Biblioteca de México José Vasconcelos (Plaza de la Ciudadela 4, Centro). Permanecerá abierta hasta el 14 de agosto.

 
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