Usted está aquí: sábado 23 de julio de 2005 Mundo Mata la policía británica a asiático que no era sospechoso de colocar bombas

Scotland Yard difunde fotos de cuatro presuntos autores de ataques del jueves

Mata la policía británica a asiático que no era sospechoso de colocar bombas

Preocupa a líderes musulmanes que los agentes ya estén operando una política de "tirar a matar"

El hombre ultimado en Stockwell podría tener nexos con los atentados sin víctimas: autoridades

TERRY KIRBY Y JASON BENNETTO THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Fotograf� de los sospechosos de los ataques explosivos fallidos del jueves anterior FOTO Reuters Foto: Reuters

Londres, 22 de julio. Un asiático fue muerto a tiros por la policía en el tren subterráneo de Londres, este viernes, porque se creyó que llevaría a cabo una operación con bomba. Sin embargo, no era uno de los cuatro hombres que se sospecha están detrás de los atentados sin víctimas ocurridos el jueves.

Este anuncio se hizo al tiempo que Scotland Yard difundió las fotos de los cuatro sospechosos, tomadas de las cámaras de circuito cerrado en tres estación del Metro y del autobús en que se ejecutaron los bombazos fallidos.

Todas las imágenes mostraban a hombres jóvenes de apariencia asiática, y la policía advirtió al público no entrar en contacto con ninguno de esos sujetos, quienes ahora son blanco de la más intensa investigación antiterrorista jamás vista en Gran Bretaña.

Fuentes de seguridad confirmaron que el hombre, quien fue perseguido y muerto por la policía la mañana de este viernes durante una operación policial encubierta en la estación del Metro de Stockwell, en el sur de Londres, podría tener nexos con los atentados fallidos del jueves.

El hombre, cuya identidad no ha sido revelada y quien, se cree, no portaba armas o explosivos de ningún tipo, recibió cinco disparos en la cabeza cuando yacía en el suelo, dentro de un vagón del tren subterráneo.

No está clara la naturaleza de sus nexos con los supuestos atacantes y se espera que su muerte renueve la controversia sobre la posibilidad de que se vuelvan frecuentes las muertes de inocentes por agentes policiales armados.

Por la noche, líderes musulmanes manifestaron su preocupación de que los agentes ya estén operando una política de "tirar a matar". La policía metropolitana cuenta con 31 mil oficiales, de los cuales 3 mil tienen licencia para portar armas de fuego.

Estos hechos fueron parte de una extensiva y rápida investigación policial, mientras los londinenses intentaban regresar a trabajar en medio del temor que se extiende entre el público de que haya nuevos ataques.

Amplias zonas de la red subterránea londinense siguen fuera de funcionamiento debido a los atentados del 7 de julio y los del pasado jueves 21.

La policía londinense ha confirmado que las cuatro bombas del jueves pasado -en las estaciones Oval, Shepherd's Bush y Warren Street y en un autobús de la línea 26 en Shoreditch-, fueron parcialmente detonadas.

Uno de estos artefactos, aparentemente el que estaba a bordo del autobús, era una bomba de clavos dentro de una mochila, que es una de las miles que regala la cadena de gimnasios Fitness First.

Las otras tres bombas son de tamaño similar y contenían explosivos similares a los que tenían los artefactos usados por los atacantes suicidas del 7 de julio, en los atentados en que murieron 56 personas, incluyendo a los perpetradores de los ataques.

El más grande desafío

Para subrayar la gravedad de la situación, Ian Blair, comisionado de la Policía Metropolitana, afirmó que Scotland Yard se ha comprometido "en el más grande desafío operacional" de su historia, y que sus oficiales se enfrentan "a amenazas y un gran peligros nunca antes conocidos".

Sin embargo, reiteró una vez más que la operación policial tiene por objetivo a criminales, no a una comunidad en particular.

El asistente del comisionado, Andy Hayman, señaló: "En este punto, creemos que los artefactos eran explosivos caseros contenidos dentro de bolsas o mochilas oscuras. Es prematuro, por ahora, decir cómo fueron detonados".

El tiroteo en la estación del Metro siguió a una intensa actividad policial que duró toda la noche, y que resultó de una "mina forense", proveniente de las cuatro bombas que no explotaron.

A partir de dichos artefactos, la policía obtuvo tres direcciones; una en Stockwell, otra en Brixton -sur de Londres- y la tercera en la zona de West Kilburn. Las tres direcciones fueron puestas bajo observación policial.

Poco antes de las 10 de esta mañana, un hombre salió de la dirección bajo observación en Stockwell y fue seguido por oficiales. Abordó un autobús que iba hacia la estación del Metro.

Ante el temor de que el hombre entrara al subterráneo, los oficiales llamaron a una unidad de elite, formada por especialistas armados, para que lo arrestaran antes de que entrara a la estación.

Fue en este momento, según testigos, cuando el hombre saltó los palanquines de la estación del Metro y corrió escaleras abajo hacia la línea del tren que viajaba al norte, perseguido por la policía.

Mark Whitman, quien iba a bordo de un tren, dijo que escuchó que la gente gritaba "¡Bájense!, ¡bájense todos del tren!"

Lo que vio después, sucedió así: "Un hombre asiático se metió corriendo al tren. Corría y lo venían persiguiendo tres policías vestidos de civil. Se tropezó, porque lo empujaron, y uno de los oficiales le disparó en cinco ocasiones. Uno de los policías traía una pistola automática en la mano izquierda, la apuntó hacia él y le descargó cinco tiros. Yo lo vi. Está muerto, de cinco disparos, está muerto".

Si bien otros testigos aseguraron que el hombre llevaba un abrigo voluminoso "con alambres que sobresalían", no había ningún indicio, hasta la noche de este viernes, que hubiera llevado una bomba en sus ropas.

El tiroteo causó que la zona fuera acordonada y que se cerraran temporalmente las líneas Victoria y Norte del Metro.

Esta noche, en nuevas operaciones policiales, fueron objeto de cateos direcciones en el área de Harrow Road y en Brixton. Otro hombre fue arrestado en Stockwell.

Vecinos dijeron que una casa cerca de Harrow Road fue allanada después por policías equipados con cascos y máscaras antigases que llegaron en camión blindado.

Se dice que un robot a control remoto fue enviado al interior de la casa antes que los agentes dispararan seis rondas de gas lacrimógeno por las ventanas y en el sótano de la casa, desde un edificio en la calle de enfrente. Tras breve espera, la policía entró rápidamente, pero salió poco después con las manos vacías. Nadie fue arrestado.

Testigos aseguraron que dos personas fueron detenidas más tarde en un café Internet ubicado en Harrow Road.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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