Usted está aquí: viernes 15 de julio de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Marx y la teoría de la historia

Meghnad Desai: de acuerdo con esta teoría, el socialismo resultó prematuro

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

EN LA VENGANZA DE MARX, libro que he venido analizando en las dos entregas anteriores (Economía Moral, 01/7/05 y 08/7/05), Meghnad Desai aborda (capítulos 4 y 5) el pensamiento de Carlos Marx. A él le debemos, dice, mucho de lo que llamamos ciencias sociales. A diferencia de Smith y Hegel (cuyo pensamiento, según analiza Desai, presentamos en entrega anterior), Marx buscaba no sólo entender el mundo, sino transformarlo.

UNA VEZ QUE escribió tres libros de carácter filosófico, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, y con Engels, La sagrada familia y La ideología alemana, Marx empezó su largo (y nunca acabado) estudio de la economía política. Este habría de ser interrumpido para escribir, en 1848, la obra más famosa de Marx y Engels: El manifiesto comunista. Desai califica de inmortal esta obra y una de las piezas clásicas de la prosa europea. En este pasaje revela su gran admiración por las obras brillantes del intelecto humano (no sólo por el fondo, sino también por la forma), que expresará no sólo respecto de otros marxistas, como Rosa Luxemburgo, sino también de pensadores de derecha como Hayek, fundador del neoliberalismo.

EN 1867, MARX publica en alemán el primer volumen de El capital, obra maestra si hay alguna que merezca ese título. Para entonces -relata Desai- Marx tenía listos los borradores de los otros dos tomos y notas sobre la historia de las ideas económicas (que se habrían de publicar como Historia crítica de las teorías de la plusvalía). Pero ahí se interrumpe la producción de Marx sobre el tema. Nunca habría de revisar ni de publicar los otros dos tomos de El capital (a Engels le tocó preparar y publicarlo después de la muerte de Marx).

EN EL CENTRO de la obra marxista, Desai sitúa la teoría sobre el funcionamiento del capitalismo, esto es, cómo se generan las ganancias a partir de la explotación del trabajador y su visión del futuro del capitalismo. El pensamiento de Marx generó gran debate alrededor de 40 años que, según Desai, llegaron a su fin 10 años después de la Revolución de Octubre, cuando cesó todo "debate honesto y abierto" sobre sus ideas, lo que atribuye al monopolio ejercido por el estalinismo sobre el pensamiento marxista. Esta congelación habría de durar hasta 1956, cuando las denuncias sobre Stalin exhibieron la ortodoxia, mientras la invasión soviética a Hungría alienaba a los marxistas occidentales de la URSS. Nació entonces la Nueva Izquierda en occidente y los Manuscritos económico-filosóficos de Marx (de 1844) empezaron a circular. Durante los siguientes 30 años, cada línea, cada palabra escrita fue escudriñada, debatida, criticada, dice Desai y añade: "Fue una grandiosa y conmovedora, casi orgiástica, celebración de lectura y relectura, de grandes síntesis y críticas. Marx fue restaurado y puesto en su lugar".

Y ENTONCES VINO el desastre. La caída del Muro de Berlín simbolizó el fin del socialismo realmente existente. A pesar de los múltiples pronósticos sobre el fin del capitalismo provenientes del campo marxista, el que no había sobrevivido había sido el socialismo. El capitalismo había vuelto al sendero anterior a 1914: había vuelto a la globalización, había vuelto a ser un fenómeno mundial. Desai aprovecha la coyuntura de su relato para recordarnos, una vez más, la razón del título de su libro, La venganza de Marx, citando el célebre Prólogo a la contribución de la crítica de la economía política, en el que Marx presentó su teoría de la historia y en el que afirma:

"Una formación social jamás perece hasta tanto no se hayan desarrollado todas las fuerzas productivas para las cuales resulta ampliamente suficiente, y jamás ocupan su lugar relaciones de producción nuevas y superiores antes de que las condiciones de existencia de las mismas no hayan sido incubadas en el seno de la propia sociedad antigua. De ahí que la humanidad siempre se plantee sólo tareas que puede resolver, pues considerándolo más profundamente siempre hallaremos que la propia tarea sólo surge cuando las condiciones materiales para su resolución ya existen o, cuando menos, se hallan en proceso de devenir."1

DESAI SOSTIENE QUE prácticamente todos los comentarios sobre la obra de Marx desde su muerte, pero sobre todo después de 1917, "han sido un intento de negar esto". Que esta "afirmación, denunciada como una cruda e ingenua teoría, fue reivindicada al final del siglo XX. El socialismo resultó prematuro, puesto que el capitalismo no había agotado su capacidad para el desarrollo. Perdimos de vista esta simple verdad sólo por los factores contingentes, ahora afortunadamente removidos, que caracterizaron el corto siglo XX: 1914-1989. Para ver la pertinencia de Marx, tenemos que eliminar ese triste episodio de nuestras mentes y usar la teoría de Marx con el propósito para el cual fue desarrollada: para estudiar la dinámica del capitalismo, sus fortalezas y sus límites" (p. 45).

ESTA ES LA TESIS central de Desai en su libro. Todo lo que ocurrió entre la Primera Guerra Mundial y la caída del Muro de Berlín fue una anomalía histórica: no sólo el socialismo, sino lo que él llama con ironía el capitalismo en un solo país o, con más seriedad, la edad dorada del capitalismo nacional (la segunda posguerra hasta fines de los años setentas). Nótese que de la cita de Marx, Desai sólo toma la primera parte. La segunda, referida a que la humanidad sólo acomete las tareas que puede resolver, tendría que aceptar que fue radicalmente negada por la experiencia histórica tal como él la interpreta. Si el socialismo resultó prematuro, entonces la humanidad no siempre se propone las tareas que puede resolver. Llamar episodio a más de 70 años de historia de la URSS y a más de 30 en los países de Europa del este y algo similar en China; a algo que influyó dramáticamente en la propia historia del capitalismo (probablemente no habría estados de bienestar de no haber sido por el reto del comunismo) es una ligereza injustificada. En capítulos posteriores de su libro vamos a encontrar que la propia historia del capitalismo en el siglo XX le parece una anomalía porque se abandonaron las tendencias globalizadoras del capitalismo y el libre comercio internacional. Pero Desai nos advirtió en el prefacio de su libro que fue escrito para irritar y provocar, aunque añadió "también para explicar".

VUELTO AL ULTIMO y más serio propósito, reconoce la influencia de la obra de Marx en los propios eventos que acaba de juzgar como triste episodio. Por ello, correctamente, se concentra en la obra publicada para entonces, que no incluía los Manuscritos de economía y filosofía, ni los Grundrisse, por mencionar los más importantes. Sólo lo publicado podría haber influido en los acontecimientos. Desai pasa a hacer un recuento del desarrollo de las ideas de Marx, empezando por las expresadas en la Introducción a la crítica de la teoría del derecho de Hegel, en la cual rechaza la idea de éste de que los servidores públicos podrían constituir una clase universal, por no estar sujetos a intereses particulares, ya que en opinión de Marx son reclutados entre las clases propietarias. Cita aquí lo que califica de "imponente párrafo" de dicha introducción, que muestra que el muy joven Marx (26 años) ya pensaba que el proletariado era la clase social destinada a liberar a toda la humanidad:

¿Dónde está entonces la posibilidad de la emancipación alemana? Esta es nuestra respuesta. En la formación de una clase con cadenas radicales, una clase en la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil, una clase que es la disolución de todas las clases, una esfera que tiene un carácter universal porque su sufrimiento es universal y que no reivindica ningún derecho particular, puesto que el mal que sufre no es un mal particular, sino el mal en general... y finalmente una esfera que no se puede emancipar a sí misma sin emanciparse a sí misma de todas las demás esferas de la sociedad, sin, por tanto, emancipar a todas las demás esferas, que es en una palabra, la pérdida total de humanidad y que, por tanto, no puede redimirse a sí misma, sino a través de la redención total de la humanidad. Esta disolución de la humanidad como una clase particular es el proletariado.2

ESTA CONVICCION HABRIA de acompañar a Marx toda la vida y, según Agnes Heller, quien sostiene que el proletariado sí tiene intereses particulares de clase, constituye su más grande equivocación. Como comenta acertadamente Desai, el párrafo conlleva una noción de libertad opuesta a la de Smith, que implica que si algunos no son libres, el resto tampoco puede serlo. Añade que el párrafo citado es sólo retórico y que Marx habría de buscar su base teórica por los próximos veinte años y pico.

EN EL PROLOGO, inmediatamente después del texto citado, Marx enumera los siguientes modos de producción: asiático, antiguo, feudal y burgués moderno, a los que considera épocas de progreso de la formación económica de la sociedad. Es el famosísimo párrafo cuya última frase es "con esta formación social (la burguesa), concluye, en consecuencia, la prehistoria de la humanidad". Desai compara estos modos de producción con los modos de subsistencia postulados por Adam Smith (cazador/recolector; pastoral/nómada; agrícola; comercial). Pero añade, por parte de Marx, comunismo primitivo, que no está en el texto del Prólogo. Además Desai interpreta los motivos de Marx cuando señala: "Y sólo para asegurar que la cobertura fuese algo más que europea, incluye el modo de producción asiático" (p. 50). Desai comenta que el modo de producción asiático es un poco una anomalía, pero no explica por qué o en qué. También especula cuando sostiene que lo que Marx quería era identificar, en cada modo de producción, una clase social que buscara promover el cambio. (Ciertamente esto no lo iba encontrar en el comunismo primitivo, donde no había clases sociales, quizás por ello Marx no lo incluyó en la lista de modos de producción.) Añade el comentario de que se trata de una teoría de la historia referida sólo a Europa Occidental, diseñada para explicar cómo ésta llegó a la edad moderna.

MEGHNAD DESAI PLANTEA una pregunta sumamente pertinente. Si Smith y Marx admiten que en la Edad Media hubo un periodo, la Edad Oscura, en la que hubo una regresión tecnológica, ¿por qué habríamos de creer en la inevitabilidad del progreso? Aunque esta regresión no le importaba a Marx, dice, lo extraño es la omisión total de la dinámica de la sociedad islámica, la cual entre los siglos VII y XIV fue tanto militar como científicamente dominante sobre Europa. Es decir, critica a Marx y a Smith por ignorar todas las influencias externas, como si la historia de Europa Occidental tuviese que ser totalmente endógena.

LOS MODOS (DE producción o subsistencia) duran milenios, señala lord Desai. No se trata de historia descriptiva, sino analítica. Como tal tiene que llevar a cabo dos tareas. Tiene que explicar cómo funciona cualquier modo de subsistencia o producción y cómo perdura; qué lo hace producir y reproducirse. Además debe explicar la transición de un modo en otro: cuándo, por qué y cómo cambian las cosas para que un modo se dé por vencido y se convierta en otro.

FINALIZA EL CAPITULO 4 de La venganza de Marx preguntando que si el modo de producción antiguo (esclavista) duró mil años y otro tanto el feudalismo, ¿por qué habría que esperar el fin del capitalismo en uno o dos siglos?

1 Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política, Siglo XXI editores, 1980, p. 5 (Prólogo).

2 Desai cita la versión en inglés de la Introducción a la crítica del derecho de Hegel, incluida en Karl Marx, Early Writings, Pelican Marx Library, Penguin, Harmonondsworth, Reino Unido, 1975. Como no tenía a la mano una versión al español, traduje del inglés, pero cotejé la versión que cita Desai con la de un libro con el mismo título, pero anterior (1963, McGraw Hill, Londres), traducido por T. B. Bottomore, entonces conocido sociólogo de la Universidad de Londres. La única diferencia significativa entre ambas traducciones se localiza en la segunda frase, en las dos palabras que he puesto en cursivas. Mientras en la cita de Desai se repite dos veces la frase "clase de la sociedad civil" en la traducción de Bottomore la frase inicial es "clase en la sociedad civil", lo que tiene mucho más sentido.

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