Usted está aquí: viernes 15 de julio de 2005 Opinión El atentado

Luis Javier Garrido

El atentado

¿México está exento de sufrir un atentado como el que se acaba de producir en el corazón de Londres?

1. Los atentados del 7 de julio en el tren subterráneo y en un autobús de Londres, el mismo día en el que el Grupo de los Ocho (G-8) se reunía en Gleneagles (Escocia), y que ocasionaron decenas de víctimas inocentes, han generado un sinnúmero de reacciones, como aconteció tras el ataque del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington, o los bombazos del 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanías de Madrid, pero muy pocas han atendido al fondo, y las más, provenientes de los círculos del poder, se interrogan: ¿quién sigue?

2. Es muy significativo que los atentados de Londres hayan planteado en México, más que en ningún otro país de América Latina, esa cuestión clave: ¿está el país exento de la posibilidad de sufrir algún atentado similar?, y la respuesta es no, pues dichas acciones tienen un contexto, y en el marco del mismo hay que reconocer que la política exterior de Vicente Fox, al abandonar los principios históricos de "no intervención" y de "libre autodeterminación de los pueblos", y adoptar las tesis de Washington sobre "el terrorismo" unciéndose a las decisiones de George W. Bush en los foros internacionales, ha perdido toda dignidad y margen de autonomía para defender los derechos de los mexicanos, y ha hecho de México un blanco de ataques, por la posición que ha adoptado en el caso de Afganistán y de Irak.

3. La reacción tanto de Bush como de Tony Blair a los atentados de Londres, ignorando el contexto de las invasiones de Afganistán e Irak y soslayando que es una respuesta en un contexto de guerra a los actos genocidas y de barbarie cometidos por sus gobiernos contra los pueblos musulmanes, es muy similar a la de la mayoría de los gobiernos occidentales, que con su pasividad están siendo cómplices.

4. Los atentados no pueden verse con la perversa lógica bushiana de considerarlos una manifestación más de un supuesto "terrorismo" ciego, que sería la expresión irracional del mal, al margen de cualquier consideración, como hacen el gobierno y el establishment de Estados Unidos y de los países europeos, y buena parte de los intelectuales de la derecha, que de manera falaz sostienen que tratar de explicar lo que acontece supone justificarlo.

5. El terrorismo de Estado no debe combatirse con el terrorismo proveniente de la sociedad, sino con la razón y la movilización social y política, y ése es el problema de la actualidad, pues el sistema de poder que en los últimos 30 años se ha edificado a nivel global en nombre de las libertades y de la democracia, y que no es ni liberal ni democrático, está cerrando los cauces realmente democráticos a la inconformidad con ese modelo económico, social y político totalitario que se está imponiendo para beneficio exclusivo de las trasnacionales, de manera que muchos entienden, y en particular en los pueblos agredidos, que no parece dejarse a amplísimos sectores del planeta otra vía que la lucha armada y por esos medios.

6. Los atentados en Nueva York, Washington, Madrid y ahora en Londres no se han dado en un marco de paz, sino de la guerra que el gran capital trasnacional libra contra la humanidad y de los actos de terrorismo de Estado que desde hace décadas el gobierno estadunidense multiplica en diversas regiones, en particular desde que Bush hijo llegó en 2000 a la Casa Blanca y reformuló, en nombre de la derecha estadunidense, las políticas globales. Bush y Blair son dos terroristas de Estado, pero no se olvide algo perturbador: a pesar del conocimiento que tienen los pueblos estadunidense y británico de sus políticas genocidas, ambos fueron relectos en 2004 y 2005.

7. La política exterior de Fox se planeó desde un principio sobre la base de la simulación: alinearse con Washington, pero presentarla en los medios mexicanos como supuestamente "independiente", y desde que se agravó la situación internacional no ha cesado de hacerlo. En todas las votaciones que se han dado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los representantes de México han votado sumisamente junto con Washington, violentando la fracción X del artículo 89 de la Constitución mexicana, mientras los medios intentaban demostrar en vano que México se oponía al derrocamiento del régimen iraquí cuando lo único que en vano pretendió el gobierno foxista fue que se buscase deponer a Sadam Hussein sin intervención armada, pero una vez que Bush y Blair se fueron por la vía de los hechos y han ocasionado uno de los peores genocidios de que tenga memoria la humanidad, Fox, que se hizo operar el 12 de marzo de 2003 para no dar la cara (cuando creía que se iba a votar en la ONU), no pudo esconder su sumisión y su embajador de entonces, Adolfo Aguilar Zinder, alzó indignamente la mano y de palabra convalidó la invasión y todo lo que conllevó a finales de 2003.

8. Las complicidades con la política entreguista de Fox han sido muchas, pero una de las principales ha sido la de "los informadores" de las cadenas de televisión y de columnistas de medios impresos que, como en el pasado priísta, ocultan la verdad sobre la política exterior foxista, pretendiendo presentarla "independiente" sin serlo, y ocultando a los mexicanos los riesgos que esta sumisión entraña. No hay que olvidar la colaboración "institucional" del IFE en 2004 con las fuerzas invasoras apoyándolas técnicamente en materia político-electoral poco después del viaje a Bagdad de dos ex consejeros del IFE -Jacqueline Peschard y el panista Alonso Lujambio-, quienes asesoraron electoralmente al ilegítimo gobierno de ocupación, todo ello sin olvidar el ofrecimiento del rector Juan Ramón de la Fuente de que la UNAM apoyaría a los invasores en la organización nada menos que de un nuevo sistema universitario en Irak.

9. La única política digna y congruente que puede tener hoy un gobierno latinoamericano para impulsar la paz en el mundo es exigir que salgan ya las tropas de ocupación de Afganistán e Irak, que cese la ocupación de Palestina, que los enclaves del ejército estadunidense en América Latina sean desocupados a la brevedad y que Washington se someta a la legalidad internacional y al derecho de gentes.

10. Las resistencias que hay en México a la indigna política exterior de Fox son muchas. Las propias fuerzas armadas se opusieron a la pretensión del gobierno foxista de modificar el artículo 89 constitucional para enviar, como exige Bush, contingentes de soldados mexicanos a las guerras de invasión de Washington, obligando a su vocero y a la Secretaría de Relaciones a dar marcha atrás en su proyecto. La verdadera voz de México debe ser la que dé el pueblo mexicano en torno a lo que acontece.

 
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