Usted está aquí: viernes 15 de julio de 2005 Economía El Proyecto Fénix no fue definido desde el comienzo, reconoce Elizondo

Está en proceso de aclaración, pero existe, afirma el secretario de Energía

El Proyecto Fénix no fue definido desde el comienzo, reconoce Elizondo

Negó que haya contradicciones o falta de coordinación entre dependencias del gobierno

ISRAEL RODRIGUEZ

El secretario de Energía, Fernando Elizondo Barragán, reconoció que el proyecto Fénix no ha estado definido desde un principio y que ''está en proceso de una definición'', pero el proyecto, precisó, existe. Negó que haya contradicciones o una falta de coordinación entre dependencias gubernamentales. Adelantó que es muy difícil que la Secretaría de Hacienda autorice subsidios en la materia prima para las compañías que pretenden construir el nuevo complejo petroquímico.

Sin embargo, el coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia de la República, Eduardo Sojo Garza Aldape, sostuvo el miércoles pasado que el proyecto Fénix se mantiene sin cambio de planes. Elizondo Barragán señaló que en dos o tres semanas más se puede llegar a la conclusión del análisis interno. Indicó que en el análisis de sensibilidad y de alternativas hay posibilidad de que surjan variables o incógnitas adicionales que toman tiempo para despejarse.

Explicó: ''El Fénix es un proyecto cuyo objetivo es producir materias primas como propileno, etileno y aromáticos, que sirvan de insumos a la industria, a una serie de ramas industriales, ese objetivo de producir esos volúmenes está sin cambio y lo que se está viendo son formas alternativas de lograr ese objetivo y discutiendo las ventajas y desventajas de unas u otras''.

Entonces, dijo, ''dependiendo de cómo se vea este proceso, desde qué ángulo, se puede decir que si cambio o que no cambio, el proyecto como tal. Lo que pasa es no ha estado definido desde un principio sino que está en un proceso de definición, pero el proyecto existe''.

Entrevistado después de su participación en la cumbre financiera mexicana, organizada por Latin Finance, Fernando Elizondo descartó que el proyecto se vaya a postergar hasta la próxima administración ante la proximidad del inicio de las campañas electorales. ''Estos proyectos deben manejarse al margen de los tiempos políticos, son necesidades que el país tiene y que no esperan a las elecciones sino que están ahí y que hay que satisfacerlas cuanto antes''.

Informó que es muy difícil que el Proyecto Fénix vaya adelante con subsidios en la materia prima, porque el análisis indica que la existencia de estos subsidios reduce demasiado la rentabilidad para el gobierno y la aumenta para los inversionistas privados.

''Entonces, si existieran subsidios tendrán que ser de una magnitud menor, o bien que en los estudios que están en curso se demostrara que el beneficio social y económico para el país, que se logra a través de estos subsidios, compensa el efecto económico''.

El secretario de Energía reiteró la necesidad de que se permita la inversión privada en Pemex ante la insuficiencia de recursos en la paraestatal, por lo que refirió que si no hay una inversión de por lo menos 15 mil millones de dólares anuales, México podría convertirse en importador neto de hidrocarburos para 2014.

La otra alternativa, añadió, es seguir financiando estas inversiones con deuda, pero en opinión de Fernando Elizondo, esta opción no es viable ''porque ya llegamos a los límites razonables de endeudamiento''. Aseguró que el régimen fiscal es una parte potencial de la solución, pero no es la solución completa.

El programa ''nació muerto''

Por separado, Felipe Ocampo Torrea, ingeniero químico e integrante de la Asociación Ingenieros Petroleros Constitución de 1917, aseguró que el Proyecto Fénix no se va a realizar, porque ''nació muerto'', por lo tanto no se puede cancelar un proyecto que ni siquiera ha arrancado.

El también asesor de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación recomendó regresar al esquema que probadamente impulsó la industria petroquímica en el país, es decir, respetar el mandato constitucional en sentido de que las plantas que procesen hidrocarburos sean del Estado y que el aprovechamiento y transformación de los productos derivados, cuando dejen de ser hidrocarburos, sea realizado por los particulares.

Indicó que tras la apertura en el sector petroquímico, algunas firmas se han convertido simplemente en ''fachada industrial'' de la venta de productos petroquímicos elaborados por sus matrices en el extranjero; no aportan beneficios al desarrollo del país y en cierta forma dificultan la expansión de ese sector que ha sido penetrado por producción extranjera.

 
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