Usted está aquí: martes 12 de julio de 2005 Economist Intelligence Unit Pugna en las calles de la frontera norte

Pugna en las calles de la frontera norte

La demanda estadunidense de drogas ilegales creó poderosos cárteles en México. La policía del país, sólo restructurada en parte, batalla para no quedar rezagada

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Patrullaje de las calles de Nuevo Laredo. El nuevo jefe de la polic�local, Omar Pimentel, asumi� cargo en la ciudad fronteriza y se reuni�n oficiales a su cargo para discutir un plan que permita el regreso de la paz a la ciudad FOTO Ap Foto: Ap

En su oficina en una pequeña casa al sur de la frontera con EU, Jesús Salazar Almaguer entrega a los visitantes copias de oraciones para la paz. Salazar, vicario general de la diócesis de Nuevo Laredo, está cansado de la violencia que acosa a la ciudad. ''María, reina de la paz, ruega por nosotros'', dice la plegaria. Pero Salazar reconoce que los poderes temporales podrían también resultar de ayuda. ''Los desempleados necesitan dinero, así que se dedican a vender droga. Las autoridades estadunidenses deben cambiar su manera de pensar."

Salazar no está solo en su creencia. El fracaso de la lucha antidrogas en EU hace estragos en el norte de México. En el pasado, gran cantidad de cocaína colombiana llegaba a EU a través del Caribe. La represión ha vuelto riesgosa esa ruta. Pero en lugar de que el flujo de detuviera, solamente se desvió por México. Según una evaluación del gobierno de EU, el año pasado 92% de la cocaína que entró al país lo hizo a través de México, arriba de 77% en 2003.

La historia es la misma respecto de otras drogas. La más reciente Evaluación de Riesgo de Droga del Departamento de Justicia estadunidense señala que la producción de mariguana en México se incrementó 70% en 2003 (el año más reciente del que se tienen cifras), y también se elevó la producción de heroína y metanfetaminas.

Anthony Plácido, funcionario de la agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) informó hace poco al Congreso que los decomisos de metanfetamina en la frontera sur de EU han aumentado 74% desde 2001.

De acuerdo con la evaluación de riesgo, los cárteles mexicanos ''ejercen más influencia en el tráfico de drogas en EU que cualquier otro grupo''. Los mexicanos controlan ahora 11 de los 13 mercados de droga más grandes de EU, según un funcionario estadunidense.

Los efectos del férreo control del crimen organizado en México se resienten tanto al sur como al norte de la frontera. ''No es nuestro problema, pero tenemos que pagar por él'', dice Raymundo Ramos, activista de derechos humanos en Nuevo Laredo. Su ciudad, el cruce fronterizo más concurrido, se vio este año en medio de una guerra entre bandas rivales. De acuerdo con periódicos mexicanos, al menos 300 personas han muerto como resultado de la violencia relacionada con la droga en seis de los estados del norte, tan sólo en este año. Muchas de ellas, víctimas de ejecuciones.

Funcionarios mexicanos y estadunidenses están de acuerdo en que el incremento de la violencia es resultado, en gran parte, de una batalla por llenar el vacío de poder que dejó el arresto de dos prominentes narcotraficantes. En 2002, la policía mexicana detuvo a Benjamín Arellano Félix, jefe del cártel de Tijuana; en 2003 fue arrestado Osiel Cárdenas Guillén, quien encabezaba el cártel del Golfo. Según el testimonio de Plácido, un grupo denominado La Federación (también conocido como cártel de Sinaloa) trata de capitalizar la debilidad de los cárteles de Tijuana y del Golfo para adueñarse de su territorio.

Lejos de combatir a las mafias de la droga, la policía mexicana ha sido, con demasiada frecuencia, su aliada. Al respecto hay, sin embargo, algunas señales esperanzadoras de cambio. Los esfuerzos del presidente Vicente Fox por promulgar rápidas reformas de la policía y del sistema de justicia han encontrado oposición en el Congreso, pero su gobierno ha mostrado mucho más disposición para tratar de hacer algo acerca de las drogas. En 2003 formó la AFI (Agencia Federal de Investigación), cuerpo policiaco de elite, semejante a la FBI estadunidense, que está probando ser más efectivo que cualquier otro cuerpo policiaco del pasado. Y las reformas del sistema judicial, a pesar de haber sido bloqueadas a nivel federal, se llevan a cabo poco a poco, estado por estado.

Con excepción de la AFI, la corrupción y la incompetencia continúan marcando a la policía mexicana. No está claro cuál de las dos es el problema más grande. Jorge Chabat, del CIDE, una universidad de la ciudad de México, señala que lo que distingue a los miembros de la AFI son sus destrezas mundanas, como la habilidad de usar una computadora, de la cual carece la mayoría de las policías mexicanas. Otras cosas, también, diferencian a la AFI del promedio, señala el funcionario. Tiene una camada de jóvenes y educados oficiales que han sido separados de los viejos oficiales que podrían corromperlos. Tiene una clara estructura escalafonaria basada en los méritos y cuenta con el apoyo presidencial. Se dice que Fox asiste a todas las graduaciones de la AFI. Todo esto parece que ha mantenido relativamente limpia la nueva fuerza policiaca.

A pesar de que la AFI es solamente una pequeña estrella en el lóbrego universo de los medios policíacos mexicanos, al menos proporciona un punto de partida para erradicar la corrupción dentro de la policía. En junio, una operación conjunta entre la AFI y el Ejército, que buscaba la suspensión de toda la policía local de Nuevo Laredo, tuvo al parecer un éxito parcial. La operación fue motivada por el asesinato del nuevo jefe de la policía estatal, aparentemente con ayuda de algunos de sus subordinados. La investigación subsiguiente condujo al cese de 100 de los 700 oficiales que no pasaron ni la prueba del polígrafo ni la de consumo de drogas, y llevó al rescate, el 27 de junio, de 43 personas que habían sido secuestradas por las bandas de narcotraficantes en Nuevo Laredo.

Bajo el mandato de Fox y con la creación de la AFI, una historia de desconfianza mutua entre los oficiales de las policías mexicanas y estadunidenses ha dado paso, en parte, a una cooperación más cercana. Pero eso no significa que la ''guerra de las drogas'' haya sido ganada. ''Una vez que (un envío de droga) toca suelo mexicano, puede decirse que está en Estados Unidos'', dice el funcionario estadunidense. Eso se debe, en parte, a la falta de una efectiva cooperación entre las numerosas agencias estadunidenses que operan en la frontera.

La sola escalada de la importación ilegal de drogas desde México a EU ha creado algunas de las bandas criminales más poderosas y peligrosas del mundo. Domarlas no será fácil ni rápido. A pesar del fracaso evidente de la ''guerra contra las drogas'', los funcionarios estadunidenses consideran que hablar de legalizarlas significa ''rendición'': La plegaria de Salazar no parece que vaya a tener pronto una respuesta.

FUENTE: EIU

Traducción de textos: Jorge Anaya

 
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