Usted está aquí: sábado 9 de julio de 2005 Mundo Largo e intenso, el análisis de la evidencia para identificar a atacantes

Las cuatro bombas contenían más de 4.5 kilos de explosivos, establece Scotland Yard

Largo e intenso, el análisis de la evidencia para identificar a atacantes

JASON BENNETTO THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen El rabino Riccardo di Segni habla en Roma en un acto de repudio a los atentados en Londres FOTO Ap Foto: Ap

Londres, 8 de julio. Minúsculos residuos de explosivo que quedaron en los cuerpos de las víctimas de los ataques del jueves anterior eran recolectados este viernes como parte de una masiva investigación forense, con el fin de rastraer a los terroristas responsables de esta atrocidad.

Equipos de peritos forenses y agentes antiterroristas trabajan las 24 horas del día para reunir la evidencia sobre los cuatro artefactos que detonaron a bordo de vagones del Metro y de un autobús. La forma en que se construyeron dichos artefactos, cómo detonaron y fueron colocados, será parte de la evidencia crucial para atrapar a los supuestos atacantes de Al Qaeda.

La policía comenzó también lo que describió como la más grande búsqueda en cintas de cámaras de vigilancia para tratar de identificar a los terroristas.

Los agentes tendrán que analizar no sólo horas de cintas de video tomadas por las cámaras del autobús y el Metro siniestrados, sino también el material filmado por las cámaras de cada edificio y estación recorridos por dichos vehículos el jueves.

La rama antiterrorista de Scotland Yard ya estableció que las cuatro bombas contenían más de 4.5 kilos de material altamente explosivo, como TNT o Semtex.

Cada una de las escenas del crimen fue convertida en una cuadrícula, y cada segmento de la misma está siendo procesada por expertos forenses que toman muestras del área, de las ropas de los cadáveres y de los heridos, en busca de rastros del explosivo para identificar el material empleado.

También los peritos buscan huellas digitales en los fragmentos que podrían ser parte de las bombas o de los receptáculos en que fueron ocultadas.

Cada objeto encontrado en las escenas del crimen será recolectado, fotografiado y almacenado. El autobús y los tres vagones serán trasladados a la división de explosivos del laboratorio forense de la policía, donde serán totalmente desarmados y analizados para encontrar pistas.

La policía no ha descubierto aún cómo fueron detonadas las bombas; si tenían un temporizador, un fusible; si las hicieron estallar con un sistema de control remoto activado con un teléfono celular, o si se trató de personas que llevaron a cabo atentados suicidas.

En este punto de la investigación se cree que lo más probable es que se hayan usado temporizadores, pero aún no se ha logrado recuperar fragmentos de un dispositivo así.

La policía metropolitana consideró la posibilidad de cerrar totalmente la red de telefonía celular en cuando se dio cuenta de que había una campaña de bombazos, pero decidió que provocaría pánico y resultaría innecesario. En todo caso, no todos los teléfonos celulares funcionan bajo tierra.

Los expertos del departamento de bomberos están ayudando en la investigación, por ejemplo, asesorando a la policía en lo referente a los patrones formados por las quemaduras de los fallecidos, que indican el lugar en que se originó la explosión.

Un análisis preliminar del lugar donde ocurrieron las cuatro explosiones reveló que en el bombazo entre King's Cross y la plaza Russel el artefacto se encontraba en el primer vagón, en el área sin asientos, junto a las primeras puertas dobles.

En el estallido de Edgware Road, la bomba fue colocada en el segundo vagón del tren, también en el área sin asientos y junto a las primeras puertas dobles.

En la explosión de la calle Liverpool, el artefacto fue colocado en el tercer vagón del tren, si bien no está claro en qué parte.

En el autobús, la bomba fue colocada, casi seguramente, en el segundo piso, ya sea en el suelo o en un asiento, lo cual es notable pues en ataques similares ocurridos en Medio Oriente los explosivos normalmente detonan en el primer piso, junto a la escalera, para causar el mayor número posible de víctimas.

Al hablar sobre el tamaño de las bombas, el comisionado adjunto, Andy Hayman, quien encabeza las operaciones de especialistas, señaló: "Es de esperar que los explosivos hayan sido transportados en bolsas tipo mochila, llevadas a la espalda".

El uso de explosivo de alto nivel, quizá militar, en vez de fabricar una bomba a base de fertilizante, indicaría que los terroristas provendrían de fuera de Gran Bretaña, donde es mucho más fácil tener acceso a ese tipo de material.

También se cree que se utilizaron las llamadas bombas de tubo, según el experto forense. La doctora Niamh NicDaeid, de la Universidad de Strathclyde, dijo creer que se utilizó explosivo plástico.

Tanto las bombas de tubo como los explosivos plásticos pueden ser muy pequeños, y pueden llevarse ocultos en ropas o bolsas llevadas por una persona: "Un artefacto de unas 10 libras (4.5 kilogramos) es relativamente pequeño, y resultaría consistente con una bomba de tubo".

Añadió NicDaeid: "En casos como el que nos preocupa, el artefacto explosivo se fragmenta considerablemente y esto debe tenerse en cuenta cuando se trata de determinar qué clase de bomba fue y qué tipo de residuos químicos dejará".

El papel vital que la investigación forense puede jugar en la investigación de un atentado terrorista de este tipo quedó demostrado en los bombazos en el tren de Madrid del 11 de marzo de 2004, en que 191 personas murieron por ataques contra trenes suburbanos.

La policía española investigó 10 bombas que estallaron a bordo de cuatro atestados vagones, pero tuvieron una ventaja crucial y temprana cuando descubrieron otros tres artefactos que no explotaron.

Las bombas fueron detonadas mediante teléfonos celulares cuyos sistemas de alerta fueron utilizados como temporizadores. Como resultado de este descubrimiento, un marroquí, propietario de un pequeño negocio de telefonía celular, fue arrestado casi inmediatamente.

Una de las cosas que más ocupa a los investigadores forenses de la londinense Policía Metropolitana es determinar si los atacantes murieron en los atentados.

Cada vez parecer más probable que uno de los responsables del estallido en el autobús haya perecido en el ataque, ya sea porque era un atacante suicida o porque detonó accidentalmente y antes de tiempo el artefacto que llevaba.

Si el terrorista se encuentra entre los muertos, podría ser identificado gracias a sus registros dentales o por medio del ADN. Esto ayudaría a la policía a rastrear a los otros atacantes.

Científicos forenses podrían también descubrir si el atacante está entre los muertos si se logra determinar el patrón de daños y heridas que dejó el estallido. Esta suerte de diagrama podría entonces compararse con otro caso de atentado con bomba similar, por ejemplo, alguno perpetrado en Medio Oriente.

Ian Blair, el comisionado de la Policía Metropolitana, aseveró hoy que hasta el momento "no hay absolutamente nada" que sugiera que el ataque en el autobús haya sido obra de un atacante suicida, pero agregó: "No lo podemos descartar, es posible, pero también es probable que el artefacto haya sido dejado en un asiento y estallado mientras el vehículo circulaba".

Pero antes de que el grueso del trabajo forense pueda comenzar formalmente a esclarecer los cuatro ataques, los cuerpos de los muertos deben ser retirados del destruido vagón de la línea Piccadilly.

Los cadáveres de unas 20 personas están aún dentro del vagón, que se encuentra a unos 500 metros de distancia de la estación, dentro de un túnel.

Gases, alimañas, riesgo de contaminación de asbesto, calor asfixiante y la amenaza de que el túnel y el vagón se colapsen han retrasado considerablemente la operación de recuperación y le ha hecho la vida imposible a los rescatistas.

Lo más probable es que el vagón tenga que ser desmantelado dentro del túnel y sacado por piezas a la superficie.

Otra tarea para los forenses será examinar cientos de horas de videos grabados dentro del Metro y el autobús para tratar de identificar a los terroristas. "Probablemente sea la mayor labor de este tipo que jamás hemos realizado", afirmó la policía.

Agregó: "La recuperación forense de las escenas de los atentados pueden salvar vidas en el futuro. Debemos trabajar sobre el supuesto de que los responsables pueden estar todavía allá afuera y estén en capacidad de hacerlo de nuevo".

La policía abrió una linea telefónica antiterrorista para que el público pueda reportar cualquier información sobre los atentados o sus autores.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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