Usted está aquí: viernes 8 de julio de 2005 Política Entre aspirar y querer ser hay alguna diferencia

Gonzalo Martínez Corbalá

Entre aspirar y querer ser hay alguna diferencia

Aspirar significa anhelar, desear, pretender, ambicionar, empeñarse, apasionarse, y otras cosas más que no vienen ahora al caso; mientras querer, aun cuando tiene algunos sinónimos que comparte con el verbo aspirar, se identifica con otros verbos como amar, adorar, venerar, desear, y más bien con acciones relacionadas con el amor y la voluntad, con el cariño, el afecto, la devoción y la querencia. Y es por esto que cuando hablamos de cuestiones de orden político, y sobre todo tratándose de la posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la República, justificando ante el público televidente su ambición, nos parece que es más propio hablar de aspiración a serlo, que simplemente querer serlo, por las razones que sean, según el caso, pero de cualquier manera siempre se justificará con mayor propiedad la convicción que se pretende sustentar, hablando de una aspiración responsable y razonada, que de un acto de voluntad que se apoya nada más en la supuesta existencia de una mayoría, a la que se da por sentado que el pretendiente pertenece junto con los televidentes.

Ahora que, las razones que se expresan constituyen más bien cualidades relacionadas con la ética y con los principios, que en todo caso tendrían más que ver con el concepto de consenso, que con el de una democracia cuantitativa que se supone, muy anticipadamente, ligada con el protagonista del espot, y nuevamente, justificando así la voluntad de ser presidente, con un "yo quiero", que no queda claro que sea lo más propio para expresar la coincidencia de normas y principios que sería la razón suprema para que, ahora sí, en el caso de que una mayoría cuantitativa los compartiera con el aspirante, se pudiera sustentar la pretensión de ser presidente de la República, aunque lo apropiado sería que lo expresara precisamente esa supuesta mayoría, por los conductos adecuados, y no él mismo sin representación alguna que lo justifique, ya que por ahora no es la voz siquiera de un candidato, sino más bien la de un aspirante -de varios que hay en su partido- a ser el candidato, antes por supuesto, de ser presidente.

Por otra parte, la ética y el consenso son contrarios completamente a los mesianismos, tanto como al fundamentalismo radicalizante, y tienen mucho más que ver con la pluralidad incluyente , característica de la verdadera democracia progresista que exige proyectos de nación, más que postulaciones personalistas que no se sabe bien a bien, a quién o a quiénes han de beneficiar.

Se trata de un proyecto que corresponda también a las aspiraciones de un pueblo que exige ya, sin dilación, el esfuerzo conjunto de todos los mexicanos que se propongan fortalecer dinámicamente a la soberanía nacional, que no es otra cosa que la vertiente exterior de la soberanía popular, y que bien pueden pertenecer a cualquier partido político o a ninguno. De lo que se trata es de luchar por el progreso de México y, en todo caso, por las mayorías populares sí, pero siempre que sean ellas mismas, las que lo declaren y no quienes anticipadamente se autopostulan, como los señalados para hacerlo en una misteriosa, y desde luego inexistente en la realidad, representación inspirada en yo quiero mucho más que en yo aspiro, como decisión consciente y razonada, consecuente con un programa de gobierno que pudiera establecerse de acuerdo con un proyecto nacional, que motivara el consenso de los menos radicales de un lado, y de los más progresistas del otro.

Se acaba de conocer la decisión del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas de no participar en la justa interna para la elección del candidato presidencial de las filas del PRD, reafirmando su convicción de pertenencia a este partido, y su compromiso y fidelidad con las luchas y los principios que le dieron origen, lanzando una convocatoria a construir un consenso en torno al país, que generara una nueva opción "que trascienda e involucre a partidos políticos, organizaciones sociales y ciudadanos individuales que desde las trincheras de una amplia lucha, se lance a construir un país de progreso y bienestar generoso con sus hijos", y que permita la coincidencia que genere un verdadero consenso que nos conduzca a la gran mayoría de los mexicanos a luchar por las mejores causas de nuestra patria, que todo lo entiende y todo lo explica, menos la falta de amor a México.

Para ello debemos estar dispuestos a entregarnos con visión, altruismo, lealtad, autenticidad, tolerancia, congruencia y sensibilidad, con serenidad y con firmeza, y solamente así podremos aspirar a recorrer con éxito para las mayorías populares el difícil e irrenunciable camino de la historia.

Con un saludo fraterno para el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas

 
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