Usted está aquí: viernes 8 de julio de 2005 Política Navegar es necesario (Estudio de un documento)

Adolfo Gilly /II y última

Navegar es necesario (Estudio de un documento)

Ampliar la imagen Un hombre camina frente a la cocina a la entrada del municipio aut�o Mois�Gandhi, en Chiapas, el pasado 22 de junio FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z

4. Grandes interrogantes se han planteado muchos, en estos días, sobre las dos últimas partes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, "lo que queremos hacer" y "cómo lo vamos a hacer". Cada uno tiende a interpretarlas en función de sus propias inquietudes, preguntas y deseos: el conocido y natural "efecto espejo".

Me parece que, hasta donde lo tienen claro, lo dicen claro. Aparte de las acciones simbólicas de solidaridad con tantos que en su momento fueron solidarios o están luchando, lo que se proponen es "un acuerdo con personas y organizaciones de mero izquierda", y con ellas hacer "un plan para ir a todas las partes de México donde hay gente humilde y sencilla como nosotros" y "preguntarles cómo es su vida, su lucha, su pensamiento, de cómo está nuestro país y de cómo hacemos para que no nos derroten". Entonces "tal vez encontramos un acuerdo [...] y juntos nos organizamos en todo el país", y unimos "nuestras luchas que ahorita están solas, apartadas unas de otras, y encontramos algo así como un programa que tenga lo que queremos todos" y un plan de "cómo vamos a conseguir que ese programa se cumpla".

A eso la declaración le llama "un programa nacional de lucha, pero un programa que sea claramente de izquierda, o sea anticapitalista, o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad para el pueblo mexicano", que tenga en cuenta "las demandas del pueblo mexicano, como son: techo, tierra, trabajo, alimento, salud, educación, información, cultura, independencia, democracia, justicia, libertad y paz". Y, además, "una nueva Constitución que reconozca los derechos y libertades del pueblo y defienda al débil frente al poderoso".

Estando escrito tan claro (del mismo modo como está escrito que no dejan las armas: ver el comunicado sobre la restructuración de los mandos del EZLN), me resulta extraño tanto ir y venir de interpretaciones y deducciones sobre qué se proponen, qué se traen y adónde nos quieren llevar.

Este "adónde" lo dicen muy claro, y también el "con quién" y el "contra quién". Pero el "cómo" y el "por dónde" es lo que, según explica la Sexta Declaración, se proponen averiguar en el trayecto: "si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar", habría agregado el corrido aquel.

Yo además creo que, como decía la frasecita clásica, todavía "falta lo que falta". Entre otras cosas, que ahora hablen otros y cuenten también sus historias y sus triunfos y sus derrotas y sus empates y de por qué fue así y no de otro modo y de cómo se pudo una vez y otra vez no se pudo y de cómo no hay que tanto andar buscándonos culpas mutuas sino trayendo memorias y aprendiendo experiencias.

Escuchar entonces, escuchar el uno al otro y el otro al uno, escuchar a cuantos vengan y tengan algo que decir. Escuchar es respetar y sin respeto al otro y a la otra ni siquiera a sí mismo uno se respeta: La pace fra gli oppressi, la guerra all'oppressor, según la canción de los anarquistas italianos en los inicios del siglo pasado.

El EZLN, dice la declaración, "enviará una delegación de su dirección para hacer este trabajo en todo el territorio nacional y por tiempo indefinido". También esto está claro: serán dirigentes responsables de lo que hacen y de a qué se comprometen. Encontrarán, creo, fraternidad y solidaridad y, espero, no mando ni obediencia, sino acuerdos entre libres y entre iguales cuya ley es que la palabra empeñada se respeta. Encontrarán también, de esto sí estoy seguro, peligros, asechanzas y amenazas. Lo saben y al anunciarlo a todos se están tomando el riesgo.

"Pero mientras lo piensan -concluye el documento- les decimos que hoy, en el sexto mes del año 2005, los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional ya nos decidimos y ya suscribimos esta Sexta Declaración de la Selva Lacandona".

En términos militares: una vez más -y por sorpresa, único modo de lograrlo- los zapatistas se lanzaron a romper el cerco. Se adelantaron así a la amenaza inminente que tendía sobre las comunidades indígenas y sobre ellos el Gran Acuerdo de las Grandes Cúpulas, después del reality-show de todos conocido, para el restablecimiento neoliberal del orden antes de que termine este sexenio.

Romper el cerco es siempre un momento de peligro, para los que salen y para los que se quedan. Romper el cerco es para ambos, una vez más, poner el cuerpo: necesidad manda, compromiso obliga.

Como en enero de 1994, como en la Consulta, como en la Marcha del Color de la Tierra, como en otras ocasiones, esta empresa requiere apoyo, discusión, intervención y, sobre todo, organización de otras fuerzas e iniciativas convergentes. Una vez más, y a ver cómo resulta.

Decían los antiguos marinos del Mediterráneo: "Navegar es necesario, vivir no". Entonces, pues, una vez más a navegar, hasta encontrar buen puerto.

5. Describe John Berger, en Dónde hallar nuestro lugar, lo que él llama "el tiempo digital":

"Es el tiempo del presente guardado aparte del pasado y el futuro. En su interior sólo el presente tiene carga, los otros dos carecen de gravedad. El tiempo ya no es una matriz sino una única columna de unos y ceros. Un tiempo vertical sin nada que lo circunde, excepto la ausencia. [...] Con un solo presente, dentro del tiempo digital no puede hallarse ni establecerse localización alguna".

Dónde, entonces, encontrar nuestro lugar. Hay que buscarlo en nuestros propios órdenes del tiempo, el del altiplano boliviano, el de los indígenas ecuatorianos, el de los barrios de París y de las ciudades italianas, los de los varios tiempos de esta infinita tierra mexicana. Así lo dice John Berger:

"Tomemos nuestras coordenadas de otro sistema temporal. Lo eterno, según Spinoza (que fue el filósofo más querido de Marx) es ahora. No es algo que nos aguarde, sino algo que encontramos durante esos breves y no obstante intemporales momentos donde todo embona con todo y ningún intercambio es inadecuado".

Ciudad de México, 6 de julio de 2005

 
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