Usted está aquí: viernes 8 de julio de 2005 Economía Anillo energético en América del Sur reducirá el riesgo de crisis

Preocupan racionamientos y recortes en el suministro y exportaciones de gas en la región

Anillo energético en América del Sur reducirá el riesgo de crisis

Se requieren 20 mil millones de dólares para impedir que entre 2004 y 2008 haya escasez de energía en el Cono Sur, advierte la Cepal

Insuficiente capacidad para abastecer de electricidad

ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT

El peligro de escasez potencial de energía se ha convertido en un tema recurrente en Sudamérica, como secuela de un reciente racionamiento en Brasil, la reducción del suministro en Argentina y la amenaza de interrupciones en la exportación de gas natural en virtud de la última crisis política de Bolivia. Los problemas destacan la necesidad de un flujo sustancial de inversiones en el sector energético de la región y de estrategias para una mejor integración energética.

De acuerdo con un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), se requiere una inversión de 20 mil millones de dólares para impedir que entre 2004 y 2008 ocurra escasez de energía en los países del Cono Sur. A pesar de que en la década de los noventa se invirtieron 77 mil millones de dólares en electricidad y gas natural, la inversión extranjera directa (IED) en el sector energético del área no satisfizo las expectativas de los usuarios de una más alta capacidad de generación.

Tres cuartos de la IED gastados en los años noventa se destinaron a comprar activos existentes, y sólo un cuarto del total se aplicó a mejoras o infraestructura nueva. Como resultado, la nueva capacidad obtenida no ha sido suficiente para satisfacer la creciente demanda de electricidad.

De acuerdo con la Cepal, la prioridad debe ponerse en el incremento de la capacidad de generar y transmitir electricidad en la región, a través del hallazgo de nuevas reservas de hidrocarburos y la construcción de nuevos gaseoductos.

Las fallas en las reglamentaciones y la inestabilidad económica desalientan la celebración de acuerdos internacionales. Las devaluaciones de los últimos años en Brasil, Argentina y Uruguay subrayan la necesidad de una administración más realista de los impuestos a la inversión en esos países. En Argentina, la falta de una reforma tributaria desde la devaluación de 2002 ha motivado la salida de algunas empresas de inversión. Las sequías han dañado proyectos de inversión en Chile y en Brasil.

Los cuellos de botella en el suministro -desde el año pasado Argentina ha sido incapaz de cumplir cabalmente sus obligaciones de proveer gas natural a Chile- han obligado a los gobiernos a reformular las políticas energéticas de ambas naciones. La inestabilidad política en Bolivia, rica en gas natural, provoca el desconcierto de la industria y de los funcionarios del estado brasileño de Sao Paulo, que deben enfrentar las amenazantes interrupciones del suministro.

Según la Cepal estos retos, junto con factores externos, han obligado a la industria privada que opera en el Cono Sur a restructurarse. Muchas empresas estadunidenses se han retirado de la región, permitiendo que los operadores europeos y domésticos se consoliden como los principales actores de la industria.

Compañías de gas natural y petróleo como Petrobras (Brasil), Repsol YPF (España) y Total (Francia) han aprovechado la oportunidad y ahora tienen más recursos que invertir en los cada vez más grandes sistemas de gas y electricidad, hasta donde se lo permite el entorno regulatorio de esos países.

Los gobiernos deberían actuar

La Cepal recomienda que los ''gobiernos de la región proyecten una estrategia de generación de energía integrada que apalanque sinergias, diversifique riesgos y siente las bases para una economía de escala'' que logre un suministro estable y duradero. Además, aconseja a los funcionarios la coordinación de sus marcos regulatorios, para alentar una IED que articule los sistemas de electricidad y gas natural.

Algo de esto ya está ocurriendo. Los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay prometieron librar de papeleo burocrático un proyecto de 2 mil 500 millones de dólares para una red de tuberías que pretende reducir el riesgo de futuras crisis energéticas en toda la región.

El así llamado ''anillo energético'' transportará de 30 a 35 millones de metros cúbicos por día de gas natural desde los campos de Camisea, en Perú, a Chile a través de un gaseoducto de mil 600 kilómetros que conecta Pisco con el puerto chileno de Tocopilla. Se espera que la mayoría del gas natural peruano fluya hacia Argentina, Uruguay y Brasil a través de una red de tuberías existentes que fueron mejoradas y de un canal de 300 millones de dólares construido entre Uruguaiana, en la frontera sur de Brasil con Argentina, y Porto Alegre, Brasil.

Los funcionarios piensan que pueden acelerar los procesos políticos, legales y técnicos asociados con el proyecto de manera que pueda operar en 2007. El grupo francés Suez, que ya está trabajando en la solución técnica para el gaseoducto Pisco-Tocopilla a través de sus subsidiaria Tractebel, será parte del consorcio de compañías multinacionales de energía que ejecutarán el proyecto. Si el plan se concreta de manera total, Brasil se beneficiaría al importar 5 millones de metros cúbicos de gas natural de fuentes diversas a Bolivia.

En un frente más político, los gobiernos de Argentina, Brasil y Venezuela han prometido fomentar la cooperación entre sus compañías estatales de gas natural y petróleo en nombre de la integración y, en palabras del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, la solidaridad regional.

Traducción: Jorge Anaya

 
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