Alberto Blanco Philip Lamantia (1927-2005) Dedicado con todo respeto a su viuda, Nancy Peters ![]() Philip Lamantia nació en San Francisco, California, de padres emigrantes sicilianos, en 1927. Si bien se le asoció siempre con los beats -quienes tuvieron en gran aprecio su poesía-, se puede decir que Lamantia se mantuvo aparte, solitario, conservando una postura sumamente personal. "Philip fue un visionario que, como Blake, era capaz de ver el universo entero en un grano de arena", dijo hace poco Lawrence Ferlinghetti, en cuya editorial, City Lights, se publicaron cuatro de los nueve libros que Lamantia dio a conocer en los últimos treinta años. La escritura libre, visionaria, alucinada de Lamantia influyó en mayor o menor medida en todos los beats, pero, sobre todo, en Allen Ginsberg, cuya poesía, que hasta principios de los años cincuenta se había conservado en un terreno bastante convencional, se convirtió en otra cosa tras el contacto con la poesía surrealista de Lamantia. Es imposible imaginar el célebre aullido de Ginsberg -Howl- sin la poesía libérrima de Lamantia. Además de sus publicaciones en City Lights, Philip Lamantia compartió créditos con el terrible Charles Bukowski, y con Harold Norse -otro beat poco conocido, cómplice de correrías de Burroughs- en la antología publicada por Penguin en la serie Modern Poets. Pero más que beat, Lamantia debe ser considerado con todo derecho como un poeta surrealista; no sólo uno de los primeros en Estados Unidos, sino, en un sentido estricto, tal vez el único. Así lo reconoció el mismo André Breton que lo "descubrió" en Nueva York, siendo Philip todavía un adolescente, para incorporarlo formalmente al movimiento surrealista en la década de los cuarenta, uniéndose así a una larga serie de artistas tan notables como Aimé Cesaire, Dorothea Tanning, Arshile Gorky, Wolfgang Paalen, Octavio Paz, Hans Bellmer y Toyen. Cabe hacer notar que fue esta última la que realizó la portada de uno de los principales libros de Lamantia: Touch of the Marvelous, publicado en San Francisco por Oyez Press. Philip Lamantia, como tantos otros, rompió más tarde con el surrealismo y comenzó a experimentar con drogas, buscando inducir estados visionarios por distintos medios, a la vez que acechando una poesía más personal. No obstante, Lamantia apareció incluido en la sección dedicada al movimiento surrealista en Estados Unidos en la antología que City Lights editó y publicó en 1974. El primero de los poemas de la breve muestra que presentamos aquí como un mínimo homenaje a este poeta raro, excepcional, "En el dominio de Emu", está dedicado a Franklin Rosemont, uno de los más conspicuos animadores del movimiento surrealista en Norteamérica, quien, en su ensayo "La nueva argonáutica", decía:
En efecto, hay mucho free jazz en la poesía de Lamantia. Pero hay con frecuencia, también, un ritmo más convencional. Porque en su poesía convive una mezcla de elementos de la tradición clásica junto con otros que emanan directamente del esoterismo, sin perder jamás esa "cierta lejana eficacia" de la que habló alguna vez André Breton, y que constituye uno de los rasgos decididamente surrealistas que la caracterizan. Como dijo de él recientemente Michael McClure: "Lamantia fue un poeta muy original ( ) el flujo de su imaginación era una belleza." Philip Lamantia murió el pasado lunes 7 de marzo a los setenta y siete años de edad, de un ataque al corazón en su departamento de North Beach, en San Francisco. |