Usted está aquí: sábado 2 de julio de 2005 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

1994 + 1996 (99) + 2001 = 2006

Sexta Declaración de la Selva: una retrospectiva

Pacto: Marcos propone una etimología moral

Saramago desea que AMLO sea presidente

Ampliar la imagen Marcos retoma la propuesta de una "nueva Constituci�FOTO Jes�llaseca Foto: Jes�llaseca

D espués de anunciar a través del
subcomandante insurgente Marcos una serie de medidas espectaculares que no encontrarían justificación real a la luz de los hechos posteriores -intempestiva alerta roja en toda la zona de conflicto, cierre de caracoles, pase de autoridades a la clandestinidad, expulsión de menores de edad extranjeros de la selva y de los Altos, entre otras-, y luego de una andanada verbal contra la clase política en su conjunto y de excesos desmesurados ("huevo de la serpiente", "espejo de Salinas") contra el jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha dado a conocer su Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Compendio retrospectivo de las iniciativas que la organización rebelde ha desplegado a lo largo de los 11 años y medios de su vida pública, el documento plantea más preguntas que respuestas y no explica por qué, en su extenso proemio, habla de una "despedida" a quienes deseen acompañar a los pueblos indios "hasta aquí", si lo que se propone, según se alcanza a ver, no sugiere rupturas o cambios opuestos a formas o tácticas de lucha anteriores, como se puede fácilmente apreciar. La Sexta... llama a elaborar una "nueva" Constitución, a impulsar la lucha obrero-campesina, a realizar otro encuentro "intergaláctico" y a recorrer el país en el contexto de una "campaña nacional" más, similar a otras que se llevaron a cabo con más éxito mediático que político.

¿Nueva Constitución?

El 1º de junio de 1994, después de una consulta con sus bases de apoyo, el EZLN emitió su Segunda Declaración de la Selva Lacandona para cancelar el diálogo con el gobierno de Carlos Salinas y convocar a la Convención Nacional Democrática (CND), que se efectuó en agosto del mismo año en una ciudadela construida expresamente junto a Guadalupe Tepeyac con el nombre de Aguascalientes. Orador central de ese evento, al que invitó para que se integrara un "parlamento alternativo" del que surgiría una "nueva" Constitución, Marcos ofreció que los acuerdos que se alcanzaran en los debates serían puestos a la disposición del candidato presidencial que quisiera hacerlos suyos. Pero, como se sabe, un aguacero impidió esos debates y no sucedió nada más.

Para fastidio del vocero zapatista, la CND se redujo a una especie de arca de Noé en la que se quedaron, como gorrones de una fiesta que ya había terminado, las más variadas burocracias de la izquierda marginal. Pero tras las elecciones presidenciales de ese año, la asunción de Ernesto Zedillo y el saqueo de divisas por parte de Salinas de Gortari y su equipo, Marcos lanzó la "segunda ofensiva" militar de 1994 en la que no disparó un solo tiro, avanzó a sus fuerzas sobre el territorio de los municipios autónomos (tema que iba a desarrollar con extraordinario genio político en el curso de los años siguientes hasta consolidar la estructura actual de los caracoles) pero, también, le brindó a Zedillo un pretexto excepcional para devaluar el peso en 100 por ciento.

Desde entonces, Marcos no volvió a hablar del proyecto de "nueva Constitución". Sin embargo, para salir de la coyuntura en que se encontraba inmerso, a finales de enero de 1995 expidió la Tercera Declaración de la Selva.

¿Lucha obrero-campesina?

Para librarse de los gorrones indeseables -ese mosaico de membretes burocratizados- que se habían adueñado de la CND y, al mismo tiempo, para regresar a la lucha política sin empleo de las armas, la Tercera... propuso básicamente la formación de un Movimiento de Liberación Nacional (MLN), como instrumento para unir y coordinar las luchas de los trabajadores del campo y la ciudad. Pocas semanas después hubo un encuentro de la "sociedad civil" en el puerto de Acapulco y los resultados que produjeron fueron más bien decepcionantes. ¿Por qué? Bueno, porque todos los parásitos enquistados en la CND se mudaron al MNL.

Si desde el punto de vista organizativo la Tercera... fue un desastre, en términos de coyuntura comenzaba a dar frutos -Esteban Moctezuma, secretario de Gobernación, propuso a sugerencia de Marcos el Pacto de Los Pinos (a imagen y semejanza del de La Moncloa en la península ibérica), y trató de sacar a Roberto Madrazo del "gobierno" de Tabasco, hechos que estaban confiriendo un nuevo protagonismo al vocero de los rebeldes-, cuando las fuerzas más oscuras y atrasadas del sistema político mexicano -con Hank González y el propio amenazado Madrazo acicateándolas- impusieron el ataque militar del 10 de febrero de 1995, elevando a Marcos, paradójicamente, a la categoría de héroe legendario de estatura mediática mundial.

Entonces, gracias a la intervención de la Cámara de Diputados, nació el proceso del diálogo -que más tarde trajo consigo los acuerdos- de San Andrés, que al cabo de largos meses permitiría el retorno de Marcos a la escena pública.

¿Nuevo intergaláctico?

En diciembre de 1995, ojeroso y flaquísimo, al bajar a La Realidad desde sus posiciones de montaña donde estuvo escondido pasando hambres y angustias, Marcos trajo consigo la Cuarta Declaración de la Selva que sería, por lo menos hasta ahora, la más creativa, innovadora y estimulante para los intelectuales de todo el mundo que la saludaron con alabanzas, la interpretaron con estusiasmo y la proclamaron como "vía inédita" para hacer política, algo encomiable y digno de la mayor admiración.

La Cuarta... estableció que el arma de la lucha zapatista era la palabra, el teatro de la guerra sólo el del diálogo (entre los oprimidos de todas partes, pero no con los partidos y menos con los gobiernos) y, lo más asombroso, que de allí en adelante la lucha sería no por la toma del poder, sino por el control del poder a través de la movilización y la crítica. Para poner en práctica tales ideas, el EZLN impulsó cinco "encuentros continentales" y uno "intercontinental" que Carmen Castillo rebautizó como "intergaláctico" y esa fue la línea de la política exterior zapatista a lo largo de 1996, 1997, 1998 y hasta principios de 1999. En ese lapso, distintas delegaciones rebeldes viajaron a Italia y España, y la comandante Ramona y mil 111 bases de apoyo, en episodios distintos, visitaron la ciudad de México, mientras en Chiapas Zedillo desarrollaba exponencialmente las fuerzas paramilitares que en diciembre de 1997 desencadenarían, para horror del planeta, la matanza de Acteal.

¿Campaña nacional?

La "campaña nacional" que ahora propone la Sexta... tiene antecedentes en la consulta del 21 de marzo de 1999 sobre la legitimidad de la lucha zapatista, convocada a principios de ese año por la Quinta Declaración de la Selva. Esa iniciativa llevó a 5 mil bases de apoyo del EZLN, en estructura de parejas mixtas, a los 2 mil 500 municipios del país para vigilar las urnas en las que 3 millones de personas refrendaron la autoridad moral de los insurgentes. Una vez obtenido este respaldo, Marcos se embarcó en la huelga de la UNAM contra la privatización de la educación pública, demanda que los estudiantes ganaron en pocos meses y pasó a segundo plano para dar lugar a una batalla campal entre todas las expresiones de izquierda que pulverizó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas y contribuyó al triunfo de Vicente Fox.

Pero la "campaña nacional" por excelencia fue la de la Marcha del color de la tierra, en febrero y marzo de 2001, en la que Marcos por primera y hasta ahora única vez salió del territorio de Chiapas (desde el 1º de enero de 1994) y en compañía de 23 comandantes y comandantas recorrió 12 estados del sur y del centro de México antes de llegar al Congreso de la Unión enarbolando los acuerdos de San Andrés que los tres partidos políticos nacionales rechazaron por unanimidad para su mayor vergüenza y deshonra.

¿Nuevas metas?

No hay, como se ve, nada nuevo en la suma de iniciativas que contiene la Sexta... Esta, como las anteriores, rechaza la lucha electoral, pero desempolva el proyecto de hacer, "desde abajo y por abajo", una nueva Constitución, idea que el documento expresa de manera reduccionista pero coincide con la propuesta que Andrés Manuel López Obrador formuló en el Zócalo el 24 de abril, cuando señaló la necesidad urgente de forjar un "nuevo pacto social", lo que significa exactamente lo mismo, si bien Marcos descalificó el concepto de "pacto" como sinónimo de transacción sospechosa o deshonesta, asestándonos una "etimología moral" muy discutible.

La semana pasada, mientras el Sup comparaba a López Obrador con Hitler ("el huevo de la serpiente"), José Saramago declaraba en Costa Rica que "ojalá (Andrés Manuel) sea el próximo presidente de México para que se fortalezca la tendencia de gobiernos de izquierda en América Latina".

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