Usted está aquí: sábado 2 de julio de 2005 Mundo Ex médico de George Bush padre condena la tortura en Guantánamo

Los militares ceden a un liderazgo civil errante, critica

Ex médico de George Bush padre condena la tortura en Guantánamo

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 1º de julio. Una voz inesperada se sumó hoy al coro creciente de denuncias por la perpetración de torturas en el centro de detención estadunidense en Guantánamo: Burton J. Lee III, quien fue médico de George Bush padre cuando éste era presidente.

En un artículo de opinión publicado este viernes en el diario The Washington Post, titulado "La mancha de la tortura", Lee escribe que como alguien que ha sido miembro del Cuerpo Médico del Ejército y como médico presidencial de Bush padre durante cuatro años, se esperaría que su opinión fuera partidaria y escéptica ante acusaciones de alegaciones de tortura y abuso por fuerzas estadunidenses.

"Se esperaría que hasta me sumara a aquéllos que, por un lado, niegan que el personal estadunidense ha participado en el uso sistemático de la tortura, mientras que afirman, por otro lado, que tal abuso es justificado. Pero no lo puedo hacer."

Agrega: "es precisamente por mi devoción al país, mi respeto por nuestros militares y compromiso a la ética de la profesión médica que ahora alzo la voz contra la tortura sistemática aprobada por el gobierno y el abuso excesivo de prisioneros durante nuestra guerra contra el terrorismo.

"También estoy profundamente perturbado por la reportada complicidad de personal médico militar en estos abusos. Este giro extraordinario en política y valores es ajeno a mi concepto de Estados Unidos hoy día y de mi gobierno y mi profesión."

Lee elogia el profesionalismo de los militares y los médicos entre sus filas. "La ética militar que conozco prohíbe absolutamente cualquier cosa que se parezca a la tortura", afirma, y ofrece las razones contra esa práctica, incluyendo las morales, políticas, profesionales y del propio código militar.

"Sin embargo, hoy parece que nuestro gobierno y nuestras fuerzas armadas se han resbalado dentro de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad", señala.

Añade que los diversos y amplios informes sobre los casos de tortura y abuso ya no pueden ser relegados como casos aislados cometidos por unos cuantos militares indisciplinados. Se pregunta cómo ha sido minado el liderazgo militar tradicional en torno a este asunto y comenta: "temo que es porque los militares se han agachado ante un liderazgo civil errante".

Afirma: "informes sobre tortura por fuerzas estadunidenses han sido acompañados por pruebas de que personal médico militar ha jugado un papel en este abuso", algo que "distorsiona las reglas éticas tradicionales".

Por tanto, "insto a mis colegas profesionales de la salud a unirse conmigo y muchos otros en reafirmar nuestro compromiso ético para prevenir la tortura, de claramente declarar que la tortura sistemática, aprobada por el gobierno y asistida y aceptada por nuestra propia profesión, no es aceptable".

Plantea que los médicos se deberían sumar al llamado por una comisión independiente de investigación sobre la tortura en Irak, Afganistán y Guantánamo.

Concluye que Estados Unidos "no puede seguir por este camino. La tortura demuestra debilidad, no fuerza. No demuestra entendimiento, poder o magnanimidad. No es liderazgo. Es una reacción por funcionarios del gobierno abrumados por el temor que se rinden a conducta no digna de ellos y de los ciudadanos de Estados Unidos".

 
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