Usted está aquí: viernes 1 de julio de 2005 Opinión La guerra en Irak y el patriotismo

Molly Ivins

La guerra en Irak y el patriotismo

Austin, Texas. Lo primero que aprendí en política fue a no dejar que nadie defina lo que uno cree, o a lo que uno favorece o se opone. Pienso por mí misma. No soy "ustedes los liberales" o "ustedes los de la izquierda, que siempre..." Me llamo Molly Ivins y sé hablar por mí misma, gracias. No necesito que Rush Limbaugh o Karl Rove me digan lo que debo creer.

Hacer un muñeco de paja, llamarlo "liberal" y derribarlo se ha vuelto una forma favorita de "argumento" para los derechistas. Inventan alguna ridiculez, dicen que así piensan los "liberales", y luego demuestran lo tonta que es. Limbaugh, Bill O'Reilly y muchos otros fanáticos de derecha no parecen cansarse nunca de ese juego. Si tuviera yo un centavo por cada idiotez que los derechistas afirman que los "liberales" creen, sería más rica que Bill Gates.

La más reciente y estúpida afirmación hasta el momento viene de Karl Rove, quien no es para nada un observador objetivo: es el francotirador de George Bush. La semana pasada Rove, en un discurso ante el Partido Conservador de Nueva York, hizo la siguiente afirmación: "Los conservadores vieron el salvajismo de los ataques del 11-S y se aprestaron a la guerra; los liberales vieron el salvajismo de los ataques del 11-S y querían preparar demandas y ofrecer terapia y comprensión a nuestros atacantes".

Tal aseveración pareció a los redactores de los editoriales del San Diego Union-Tribune un resumen tan razonable de la postura liberal, que no podían entender por qué los demócratas reaccionaron tan "exagerada y desproporcionadamente" ante ella.

"Aún más difícil de entender es que los demócratas crean que pueden tener lo mejor de dos mundos", escribieron. "Al mismo tiempo que se golpean el pecho y expresan apoyo a la acción militar, no pueden dejar de criticar a los militares y hacer cuanto pueden por socavar el esfuerzo de guerra."

Qué profundo misterio. Veamos si podemos ayudar a esos editorialistas a entenderlo. El 14 de septiembre de 2001 el Congreso aprobó una resolución que autoriza al presidente a recurrir a la fuerza militar. La votación en el Senado fue 98 a cero; en la Cámara de Representantes, 420 a uno. La única disidente fue la demócrata Barbara Lee, de California, quien expresó reservas sobre una guerra abierta sin un objetivo claro.

A ver, encuéntrenme la oferta de terapia y comprensión en esa votación. ¿Alguien recuerda lo que en realidad ocurrió después del 11-S? Unidad sin precedente, apoyo en todo el mundo, declaraciones conjuntas de los líderes políticos republicanos y demócratas. El mundo entero estaba con nosotros. El diario más importante de Francia cabeceó: "Ahora todos somos estadunidenses", y nuestros aliados enviaron tropas y dinero para ayudar. Eso fue lo que George Bush echó a perder con su guerra en Irak.

La votación sobre la invasión a Irak fue de 77 a 23 en el Senado y 296 a 133 en la Cámara. Para entonces algunos liberales sí habían cuestionado la prudencia de la invasión, porque: A) Irak no tenía nada que ver con el 11-M, y B) parecía cada vez más improbable que tuviera grandes existencias de armas de destrucción masiva, pues los inspectores de la ONU, que estaban en el terreno, no encontraban indicios de ellas... aunque Donald Rumsfeld afirmara que sabía exactamente dónde estaban.

Como me llamo Molly Ivins y hablo por mí misma, les diré en términos precisos por qué me opuse a la invasión de Irak: porque me parecía que sería negativa para este país, nuestro país, mi país. Me opuse a la invasión por patriotismo, y por esa razón sigo oponiéndome: me parece que es mala para nosotros. Me parece que no ha hecho más que daño a Estados Unidos. Creo que hemos creado más terroristas de los que enfrentábamos al principio y que nuestro buen nombre ha quedado manchado en todo el mundo. Creo que hemos aislado a nuestros aliados y dado muerte a muchos más iraquíes que Saddam Hussein en todo su régimen.

No me opuse a la guerra porque simpatizara con Hussein. Llevo 30 años trabajando en favor de los derechos humanos y dije que Saddam era un miserable hijo de la chingada allá en los ochentas, cuando nuestro gobierno le mandaba armas.

No me opuse a la guerra por ser blanda con los terroristas ni porque no quisiera que atraparan a Osama Bin Laden. Por el contrario, me parecía mucho más útil capturar a Bin Laden que invadir Irak, país que, lo diré otra vez, nada tenía que ver con el 11-S. Me parece que hoy ha quedado comprobado que este gobierno usó el 11-S como un pretexto a la mano para invadir Irak, algo que ya quería hacer por otros motivos.

Una cosa es que un buscapleitos político como Karl Rove impugne el patriotismo de quienes no están de acuerdo con él. He visto antes esa táctica sucia, así como hemos visto a los funcionarios del gobierno utilizar una y otra vez el 11-S para fines políticos. Pero, ¿cuántas veces van los medios a dejar que se salgan con la suya?

El primer furioso ataque al patriotismo de los demócratas se produjo exactamente después que la comisión del 11-S descubrió que el presidente Bush había recibido una clara advertencia en agosto de 2001 de que Osama Bin Laden planeaba aerosecuestros.

Preparémonos para lo peor: éste es el principio de una escalada del gobierno para obtener respaldo público a la guerra en Irak atacando a cualquiera que tenga la sensatez suficiente para cuestionarla.

© 2005, Creators Syndicate Inc.

Traducción: Jorge Anaya

 
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