''Debería venderse en las ferias más importantes de turismo en el mundo'', adelanta

Comercializar el Cervantino, próximo paso del festival, dice Ramiro Osorio

El titular del FIC explica a La Jornada los avances y problemas durante su gestión

ANGEL VARGAS

El próximo paso para el Festival Internacional Cervantino (FIC), adelanta su director general, Ramiro Osorio, es comercializarlo.

''El festival debería venderse en las ferias más importantes de turismo del mundo, como la de Frankfurt, Alemania, y Fitur, de Madrid, en las que pueden comprarse paquetes todo incluido. Ya lo comenzamos a hacer con una aerolínea y nos está yendo bien. Por el momento sólo es en Estados Unidos, pero se habla de extenderse a algunos países de Centro y Sudamérica", especifica.

''Es una operación muy grande y nosotros un comité organizador muy pequeño. Necesitamos apoyo de las secretarías de Turismo federal y estatales. El Cervantino es ya una marca de calidad en el mundo. Hablar de él es como aludir a los festivales de Edimburgo, Salzburgo o Avignon."

El apoyo de la PFP, ''decisión responsable''

Entrevistado por La Jornada, a un año de que concluya su gestión y recién dada a conocer la programación de la versión 33 del FIC, Osorio hace su balance de un lustro de trabajo.

-¿Cómo ubica hoy al festival, a cinco años de dirigirlo?

-El año pasado hicimos una encuesta de público. No sólo se midió la programación artística, sino los servicios y productos que ofrecemos. La valoración fue altísima: la programación alcanzó una calificación entre 8 y 10, y los servicios una superior a 9. Queríamos saber si el festival es profesional en todo y nos enorgullece decir que así es. Aunque reconocemos errores que debemos revisar.

''Uno de los temas importantes era conseguir patrocinios. Este 2005 los logramos por encima de 13 millones de pesos en efectivo y 30 millones de pesos en especie. Además, hemos recuperado presupuesto por parte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes: pasamos de 29 millones a 32. No podíamos terminar el sexenio con una asignación reducida, porque dificultaría mantener la calidad del festival.

''Mi gran preocupación ahora es cómo lograr que los patrocinadores sean leales. Queremos ir creando lealtad entre ellos. Somos una empresa de Estado, pero tenemos que cumplir como una privada, con contraprestaciones y servicios, y lo hemos hecho de manera impecable."

-¿Ese será el legado de su gestión?

-Hay legados de todo tipo. Me parece que organizar la relación con la gente de Guanajuato es importantísimo.

''Por otra parte, si bien el FIC ha tenido buena calidad en todas sus épocas, haberle devuelto ahora la posibilidad de tener grandes compañías, grandes orquestas, es también un esfuerzo importante."

-¿Ha habido interés por romper con el modelo de FIC de los gobiernos priístas?

-No puede hablarse de un rompimiento; mas bien sería un enriquecimiento. Estamos en una institución con 33 años y si algo hemos hecho es aprovechar lo que se ha aprendido y realizado en en ese tiempo. Es una instancia que ha operado muy bien.

''Todos sus directores y sus equipo la han enriquecido. Es una institución que nunca ha tenido un escándalo, por ejemplo, de mal manejo de fondos. Todo se ha hecho siempre con calidad. En efecto, ha tenido curvas, como las ha tenido el país."

-¿A qué atribuye tantas polémicas en su gestión, como la supresión del proyecto para jóvenes de La Yerbabuena; la exigencia de destitución que emprendieron comerciantes en su contra, y la vigilancia desde hace dos años de la Policía Federal Preventiva (PFP)?

-El proyecto de La Yerbabuena fue una prueba. Lo importante es que lo hicimos y muy bien, aunque sólo fueron dos años. Después vimos la conveniencia de que gran parte de la programación estuviera permeada por propuestas para los jóvenes.

''Lo del conflicto con los comerciantes fue porque tomamos una decisión que no se había tomado y que debía hacerse respecto de la concesión de los alimentos para el personal y elenco artístico del festival. La adjudicación debería ser por concurso y no por vía directa, además así lo marca la ley.

''Sobre la vigilancia a cargo de la PFP: la gran concentración de jóvenes llegó casi al extremo de volverse inmanejable, y podría pasar de todo, lo que por fortuna no sucedió.

''Hay fines de semana en los que casi se triplica la población de la ciudad de Guanajuato, y por más esfuerzos que se hagan, no hay condiciones logísticas para recibir a tantos visitantes.

''Solicitar apoyo de la PFP fue una decisión responsable de todas la instituciones involucradas para enfrentar esa situación dentro de la ley. En estos dos años en que se ha aplicado el operativo no ha habido una sola denuncia por abuso de autoridad.

''Y lo interesante es que las remisiones no son por delitos, sino por faltas administrativas, las cuales bajaron 40 por ciento el año pasado en relación con 2003, mismo que había presentado un decremento en relación con años anteriores. Los habitantes de Guanajuato me dicen que la gente ha regresado al Cervantino y sus espectáculos. Nosotros lo vemos en las taquillas."

Patrimonio y responsabilidad de todos

-¿Qué tan difícil ha sido dirigir el festival cultural más importante de México, como parte de un gobierno federal cuyos representantes reiteradamente han sido tachados de incultos?

-Es muy difícil estar en una casa que tiene que dar cuentas todos los días. Existen otras instituciones que van a otro ritmos y tienen menos exposición pública. En el FIC hay que comprobar cada año que esto funciona: vender boletos, controlar la calle, conseguir lana, hacer buena programación. Es duro, pero fascinante.

''No hemos tenido sino apoyo y respeto del gobierno federal, al igual que del estatal y municipal. El Presidente de la República ha venido a dos festivales, como no lo había hecho ningún mandatario desde que se inauguró en 1972.''

-A un año de que culmine su gestión, ¿cómo se perfila el Cervantino?

-Le auguro larga vida. Primero, porque hemos consolidado una historia marcada por la excelencia artística. Y dos, porque hemos logrado, lo cual me parece digno de reconocer de esta administración, que el Cervantino sea realmente considerado un patrimonio de México y no sólo de Guanajuato. Y al considerársele como tal, que mantenerlo sea tomado como una responsabilidad de todos, no sólo del Estado.

''Todavía falta mucho, sin embargo. Por ejemplo, creo que no conectamos lo suficientemente bien con muchos procesos que detonarían el desarrollo económico de Guanajuato."