Usted está aquí: viernes 1 de julio de 2005 Cultura Travesura de Memín Pinguín pone en jaque la relación bilateral entre México y EU

El asunto llega hasta los máximos niveles de Los Pinos y la Casa Blanca

Travesura de Memín Pinguín pone en jaque la relación bilateral entre México y EU

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Mem�Pingu�en su papel de empleado postal

Nueva York, 30 de junio. Es famoso por sus travesuras inocentes, pero nadie se imagino que la última aventura de Memín Pinguín lograría poner en jaque la relación bilateral entre México y Estados Unidos.

Han pasado meses en que la relación con México no ha figurado como asunto de alta prioridad en Estados Unidos, pero hoy el gobierno de George W. Bush, los principales medios nacionales y figuras políticas nacionales estaban enfocados en el país vecino. Esta vez la crisis no se trataba del asunto de migración, o de drogas, o de libre comercio, sino de una caricatura. El asunto llegó hasta los niveles más altos de cada país, a la Casa Blanca y a Los Pinos.

En una sesión informativa sobre el Grupo de los Ocho (G-8), el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley, respondió a la crisis al declarar que ''nuestra posición es que no hay lugar para este tipo de cosa. Es enteramente inapropiada, y lo hemos dejado claro".

Poco antes el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan, comentó que aunque esto es ''un asunto interno de México... los estereotipos raciales son ofensivos sin importar su origen. El gobierno mexicano tiene que tomar eso en cuenta".

La noticia de la estampilla de Memín fue publicada en primera plana del Washington Post y de Los Angeles Times, como también en la página 3 del New York Times, y en decenas de rotativos locales a través del país. El asunto fue reportado en por lo menos uno de los tres noticieros nacionales de televisión, CBS News, y a lo largo del día en CNN.

''Un insulto'', dijo Jesse Jackson

El reverendo Jesse Jackson, la figura nacional de derechos civiles más conocida, declaró que consideraba la estampilla un "insulto", y en entrevista con Los Angeles Times consideró que "la estampilla era de muchas maneras peor que lo que declaró el presidente Fox el mes pasado". Agregó que ''llamé al embajador de México en Washington (Carlos de Icaza) y le solicité que llamara al Presidente Fox y le pidiera disculparse y retirar la estampilla del mercado".

Mientras tanto, la principal organización nacional de derechos civiles de la comunidad afroamericana, la NAACP, declaró que ''es inexplicable que el gobierno mexicano no entienda la insensibilidad de la representación negativa de los negros en esta estampilla".

Los Pinos y la embajada de México en Estados Unidos decidieron defender la soberanía nacional al responder con otra caricatura: Speedy González. El vocero de la embajada, Rafael Laveaga, declaró al New York Times y otros medios que ''igual que Speedy González nunca fue interpretado de una manera racial por la gente en México, ya que es una caricatura, estoy seguro que esta estampilla conmemorativa no tiene la intención de ser interpretada sobre una base racial en México o cualquier otro lugar".

Sin embargo, agrupaciones chicanas en los años 70 denunciaron la imagen de Speedy González, y empresas como Frito Lay tuvieron que retirar publicidad con su figura del Frito Bandido, por denuncias de que eran imágenes racistas. Más recientemente, el perro Chihuahua de Taco Bell había sido objeto de protestas por grupos mexicano-estadunidenses.

En Estados Unidos, la batalla contra imágenes estereotípicas consideradas racistas o discriminatorias ha sido parte integral de la lucha por los derechos civiles. Imágenes contra negros, indígenas, inmigrantes irlandeses, alemanes, judíos, chinos, mexicanos y mujeres siempre se han interpretado dentro del contexto del racismo, sexismo y xenofobia a lo largo de la historia estadunidense. La lucha popular de las ''minorías" en este país ha sido librada no sólo en el ámbito político, sino también en el cultural y social. Es dentro de este contexto que hoy estalló esta controversia, y por esto los políticos se ven obligados a comentar sobre el asunto.

Cuando esta figura mexicana cruzó la frontera ayer (no se sabe si era indocumentada o no), hizo estallar una guerra cultural que podría tener serias consecuencias, ya que ocurre dentro de un contexto que provocó una crisis diplomática para México hace sólo un mes. Tal vez la emisión de la estampilla conmemorativa de Memín Pinguín hubiera causado menos ruido en Estados Unidos si el presidente Vicente Fox no hubiera declarado su ahora famosa frase de que los mexicanos hacen trabajos en Estados Unidos que ni los negros quieren.

Pero cuando eso desencadenó un escándalo aquí a tal nivel que Los Pinos se vio obligado a invitar a los reverendos Jesse Jackson y Al Sharpton a México para ''dialogar" sobre el asunto, y donde ambos lados se comprometieron a trabajar en favor de una relación entre la comunidad africana americana y la mexicana/latina, ahora lo de Memín Pinguín ocurre con ese antecedente inmediato.

Los medios entrevistaron, además de funcionarios, académicos, sociólogos, artistas y hasta caricaturistas de ambos lados de la frontera. Algunos señalaban que esto demostraba que el racismo seguía enraizado y no reconocido en México, otros que no entendían por qué esto había provocado tanto ruido, algunos más que defendían la herencia cultural, y otros que denunciaban lo que se decía del otro lado. Todo demostró que a pesar del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) y de la llamada integración entre ambos países, y todo lo de los ''amigos" y más, aún hay mucho que cada lado no entiende del otro, ni los contextos culturales o históricos en que estas cosas se perciben. Tal vez lo que más se necesita es una cumbre binacional de caricaturistas para que nos expliquen todo.

La Jornada intentó buscar a otros que podrían entender mejor este asunto y solicitó entrevistas con el Pato Lucas, Mickey Mouse, Goofy, el Mister McGoo y el Coyote, pero hasta el cierre de edición aún no había respuesta.

Una sugerencia: para garantizar que los mexicanos en Estados Unidos puedan gozar de su nuevo derecho de participación electoral vía correo, sería aconsejable que los sobres en que se enviaran las boletas del voto en el extranjero a los connacionales aquí no lleven la nueva estampilla.

 
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